Gran Canaria y el desempleo: ¿Callejón sin salida?
Publicado: Dom Ene 17, 2010 2:08 pm
Gran Canaria siempre fue el motor económico de todo el archipiélago canario. Sobre todo desde finales del XIX y hasta mitad de los ochenta en el siglo XX. Fueron décadas de gran esplendor en la economía grancanaria, bajo la batuta inglesa. Con ellos llegó la canalización del agua de abasto, la instalación eléctrica (Unelco, la co es de company). Los grandísimos astilleros (Blandy y Gran Canaria Co.), las carboneras y muchas más, que hacían del puerto un lugar de vida y movimiento. Se importaba tanto como se exportaba. Existían grandes talleres, fabricas de ladrillos, la Intercasa, la fosforera, las grandes tabacaleras y muchas empresas más. De la presencia inglesa en la ciudad, nos queda Ciudad Jardín, los edificios industriales reconvertidos, Elder y Miller; el mismo Estadio Insular y varios elementos arquitectónicos más que quedan como huella de su paso y que están catalogados arquitectónicamente (entre ellos torreones donde iban los transformadores).
Todo lo que lo que es la zona de “El Rincón” eran factorías de pescado, casi todo para exportación. Se exportaba mucha fruta, sobre todo al Reino Unido. Algo que desconocen muchos, es que hasta bien entrados los ochenta, se compraban vehículos de automoción para ser exportados. Todo esto fue al amparo de la condición de Puerto Franco que fuimos. Donde las mercancías, se movían sin aranceles y las tarifas de atraque por eso eran algo menores.
Fueron décadas de gran esplendor económico. Los ingleses también tuvieron sus factorías en Tenerife. Pero todo el peso económico siempre lo llevó Gran Canaria. No faltaba trabajo y además, bien pagado. Existía una clase trabajadora bien especializada y ocupada. Existieron auténticos empresarios. En el campo empresarial, quiero destacar al señor Cruz Mayor que fue de esos emprendedores que viajaron a América y vieron ideas en el sector del comercio y las trajo, creando el sistema tan extendido hoy por todos lados y que conocemos por supermercados. Al mismo tiempo existieron políticos con visión de futuro, que sabían de la importancia de su presencia y de sus funciones, auténticos arietes de los intereses de la isla.
En los sesenta (ya siglo XX) se empieza a desarrollar un pujante sector turístico que hasta hace pocos años no había entrado en una crisis seria. Al amparo, sobre todo de ese sector, se desarrolla también, hasta hace dos años, el sector de la construcción.
Las tres últimas décadas comienzan marcadas por el nefasto para nosotros “Pacto de las Cañadas” donde políticos de Gran Canaria nos vendieron al poder caciquil y familiar predominante en Tenerife. El esfuerzo que tan sabiamente se había hecho a principios del XX para separarnos en dos provincias y poder seguir creciendo, se lo cargaron estos políticos con una firma. Esto fue el ahogamiento y adormecimiento de Gran Canaria, víctima de un gran afán depredador de los poderes tinerfeños, que además tenían sed de revancha por la segregación y una envidia que les marcan desde la cuna hacia esta isla. Ese llevarse todo el poder político para Tenerife, generó muchas dudas en grandes empresas como Telefónica, que estuvieron a punto de irse para allí, por el poder político, pero que el peso económico de esta isla les hizo quedarse. Como telefónica otras multinacionales más.
Todo cambió radicalmente. Se desmanteló el poco sector industrial que ya quedaba, se ha ido ahogando los ya muy mermados sectores agrícolas y ganaderos, hemos convertido esta sociedad altamente dependiente de los sectores servicios, hostelería y construcción, que cuando se han venido abajo, el paro se ha ido extendiendo como unas fichas de dominó. Un sector muy amplio de la clase empresarial que no arriesga, que solo pide y reclama subvenciones, sobre todo las que vienen de la Unión Europea y una clase trabajadora que la mayor aspiración es la de prepararse una oposiciones para algún cuerpo funcionarial. Los sectores más emprendedores de la población emigraron al nuevo continente durante las tres primeras décadas del franquismo.
En este entorno, no se pueden bajar las cifras tan altas de paro que hace años poseemos, y que somos campeones. Todo ello ha llevado a mover una economía sumergida que no crea riqueza pero que ayuda a paliar en algo las necesidades de una población callada, silenciosa, mal acostumbrada a ver pasar la procesión desde la ventana. No se le puede pedir a esa clase trabajadora una movilidad geográfica porque siempre sale más costoso que los ingresos que reciben.
Sin embargo, a los técnicos especialistas si les sugiero que salgan para trabajar, no solo a la península, sino a cualquier lugar del mundo. Que observen, que aprendan, que trabajen y sobre todo, que no se olviden de esta isla, que necesita volver a tomar la iniciativa de personas preparadas y bien formadas, con las ideas claras, y luchadoras, para que los grancanarios volvamos a tirar del carro de nuestras vidas. Los políticos se mueven por el empuje de la masa social. Despertemos y despertémoslos. Que los empresarios vuelvan a ser empresarios. Creemos un nuevo tejido empresarial que promueva, que tenemos todo un mercado continental donde poder volver a exportar. Reclamemos con fuerza para que la clase política despierte y que, por ejemplo, podamos volar desde aquí a toda África sin tener que pasar por Baraja, que aumenta demasiado los costes.
Tal como vamos, olvídense de bajar las cifras de paro de Gran Canaria, con la inestabilidad que eso acarrea.
Saludos
Todo lo que lo que es la zona de “El Rincón” eran factorías de pescado, casi todo para exportación. Se exportaba mucha fruta, sobre todo al Reino Unido. Algo que desconocen muchos, es que hasta bien entrados los ochenta, se compraban vehículos de automoción para ser exportados. Todo esto fue al amparo de la condición de Puerto Franco que fuimos. Donde las mercancías, se movían sin aranceles y las tarifas de atraque por eso eran algo menores.
Fueron décadas de gran esplendor económico. Los ingleses también tuvieron sus factorías en Tenerife. Pero todo el peso económico siempre lo llevó Gran Canaria. No faltaba trabajo y además, bien pagado. Existía una clase trabajadora bien especializada y ocupada. Existieron auténticos empresarios. En el campo empresarial, quiero destacar al señor Cruz Mayor que fue de esos emprendedores que viajaron a América y vieron ideas en el sector del comercio y las trajo, creando el sistema tan extendido hoy por todos lados y que conocemos por supermercados. Al mismo tiempo existieron políticos con visión de futuro, que sabían de la importancia de su presencia y de sus funciones, auténticos arietes de los intereses de la isla.
En los sesenta (ya siglo XX) se empieza a desarrollar un pujante sector turístico que hasta hace pocos años no había entrado en una crisis seria. Al amparo, sobre todo de ese sector, se desarrolla también, hasta hace dos años, el sector de la construcción.
Las tres últimas décadas comienzan marcadas por el nefasto para nosotros “Pacto de las Cañadas” donde políticos de Gran Canaria nos vendieron al poder caciquil y familiar predominante en Tenerife. El esfuerzo que tan sabiamente se había hecho a principios del XX para separarnos en dos provincias y poder seguir creciendo, se lo cargaron estos políticos con una firma. Esto fue el ahogamiento y adormecimiento de Gran Canaria, víctima de un gran afán depredador de los poderes tinerfeños, que además tenían sed de revancha por la segregación y una envidia que les marcan desde la cuna hacia esta isla. Ese llevarse todo el poder político para Tenerife, generó muchas dudas en grandes empresas como Telefónica, que estuvieron a punto de irse para allí, por el poder político, pero que el peso económico de esta isla les hizo quedarse. Como telefónica otras multinacionales más.
Todo cambió radicalmente. Se desmanteló el poco sector industrial que ya quedaba, se ha ido ahogando los ya muy mermados sectores agrícolas y ganaderos, hemos convertido esta sociedad altamente dependiente de los sectores servicios, hostelería y construcción, que cuando se han venido abajo, el paro se ha ido extendiendo como unas fichas de dominó. Un sector muy amplio de la clase empresarial que no arriesga, que solo pide y reclama subvenciones, sobre todo las que vienen de la Unión Europea y una clase trabajadora que la mayor aspiración es la de prepararse una oposiciones para algún cuerpo funcionarial. Los sectores más emprendedores de la población emigraron al nuevo continente durante las tres primeras décadas del franquismo.
En este entorno, no se pueden bajar las cifras tan altas de paro que hace años poseemos, y que somos campeones. Todo ello ha llevado a mover una economía sumergida que no crea riqueza pero que ayuda a paliar en algo las necesidades de una población callada, silenciosa, mal acostumbrada a ver pasar la procesión desde la ventana. No se le puede pedir a esa clase trabajadora una movilidad geográfica porque siempre sale más costoso que los ingresos que reciben.
Sin embargo, a los técnicos especialistas si les sugiero que salgan para trabajar, no solo a la península, sino a cualquier lugar del mundo. Que observen, que aprendan, que trabajen y sobre todo, que no se olviden de esta isla, que necesita volver a tomar la iniciativa de personas preparadas y bien formadas, con las ideas claras, y luchadoras, para que los grancanarios volvamos a tirar del carro de nuestras vidas. Los políticos se mueven por el empuje de la masa social. Despertemos y despertémoslos. Que los empresarios vuelvan a ser empresarios. Creemos un nuevo tejido empresarial que promueva, que tenemos todo un mercado continental donde poder volver a exportar. Reclamemos con fuerza para que la clase política despierte y que, por ejemplo, podamos volar desde aquí a toda África sin tener que pasar por Baraja, que aumenta demasiado los costes.
Tal como vamos, olvídense de bajar las cifras de paro de Gran Canaria, con la inestabilidad que eso acarrea.
Saludos