Simplemente, marca de la casa. Es la costumbre en este personaje, que está, de momento, aparentemente, inmunizado ante la justicia en Canarias. El problema no es sólo que se le siga votando - hay que observar el perfil de la mayoría de sus votantes - o la ley electoral tantas veces comentada, la más injusta y ridícula del planeta, seguramente. El gran y trágico problema es esa presunta inmunidad antes comentada, basada en amistades dentro de la judicatura canaria y algo en la nacional. La esposa de este elemento es, asimismo, procuradora, y ambos tienen en su círculo de amistades intimas a magistradas y magistrados. A partir de ahí, que cada uno piense lo que quiera, pero hay resoluciones apoteósicas como la del caso Salmón, en donde
no se condena pero se reconoce si no delito, algo parecido. En cualquier caso el personaje salió de rositas.
Este hombre, siendo presidente del Cabildo de Gran Canaria aprobó en octubre de 2005 un macroproyecto hotelero de 7.500 plazas -la mitad eran nuevas- de Anfi Tauro, empresa hotelera propiedad de su amigo Lying. El Cabildo calificó el plan empresarial "de interés para la isla, y conforme con la ordenación, el modelo territorial establecido y la capacidad de carga insular". Apenas dos meses después, la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno canario emitió un informe -obligado por la moratoria urbanística que sólo admitía este tipo de proyectos por causas excepcionales- que pulverizaba uno a uno los argumentos del Cabildo: "No reúne los requisitos de excepcionalidad". "Presenta incumplimientos de la ordenación urbanística y no se considera justificable" el número de plazas pedidas.
José Manuel Soria se ausentó de la sesión en la que el Cabildo Insular que presidía aprobó un plan empresarial que avalaba el dueño del grupo empresarial, el noruego Bjorn Lyng. El Cabildo defendía que el proyecto de Bjorn Lyng, amigo de Soria, fuera eximido de la moratoria que impedía construir nuevas plazas hoteleras en el archipiélago y, en todo caso, limitaba a 3.600 plazas las edificables por año en toda la provincia.
Unas semanas antes de que el Cabildo de Gran Canaria aprobara el controvertido proyecto hotelero, el promotor noruego había invitado a Soria a un viaje a Austria en su jet privado para asistir a un festival de música y luego a Noruega a pescar salmón. El informe del Ejecutivo canario, por otro lado, hallaba numerosos vicios, errores, y trucos en el proyecto. Por ejemplo, la inclusión de un puerto deportivo y de unas playas, que no estaban incluidas en el plan parcial y, por tanto, carecían de planeamiento específico. La propia ubicación del puerto despertaba reservas medioambientales, según el informe. El proyecto, además, "presentaba unas capacidades y densidades edificativas que superan las máximas establecidas por el plan parcial". El informe de la Consejería de Medio Ambiente dejaba al desnudo la oculta intención del proyecto avalado por el Cabildo presidido por Soria: "Es obvio que no cabe aprovechar el presente expediente para introducir modificación alguna de cualquiera de las determinaciones del plan parcial, que deberá tramitarse en la forma establecida legalmente".
Y había una confusión de lenguaje interesada. El proyecto hablaba continuamente de uso "residencial turístico", cuando el plan sólo admite el "uso turístico". ¿Cuál era la diferencia? "La diferencia es relevante, como señala el informe del servicio insular de planeamiento, puesto que podría estarse planteando la introducción del uso residencial prohibido en el sector".
El informe también denunciaba el impacto paisajístico de las nuevas edificaciones hoteleras: "La disposición de los hoteles en pantallas de 12 a 15 plantas de altura y de alta densidad (50 metros cuadrados de solar por cama) tiene su antecedente, en la urbanización Anfi del Mar, pero las que allí constituyen pantallas adosadas a un acantilado, poco apreciables desde tierra, aquí se sitúan en los bordes de un amplio valle, enmarcando completamente su paisaje".
Finalmente, el Gobierno canario, de Coalición Canaria, recondujo el proyecto de Anfi Tauro. Sólo aceptó 1.790 de las 3.600 nuevas plazas propuestas, y dejó consolidado el resto (unas 3.500 más), Soria quedó absuelto - con los condicionantes ya expuestas - y además el caballero es ahora nada menos que vicepresidente de un gobierno que pasa por ser el peor de la reciente historia democrárica y consejero de Economía y Hacienda en una región asolada por el paro y una crisis de caballo.
Es el premio que suelen recibir en las repúblicas bananeras y corruptas los personajes de la calaña del tal Soria López.
No ha pasado desapercibida la mejora inmobiliaria de José Manuel Soria en los últimos años. Desde que fuera elegido alcalde, por primera vez, de Las Palmas de Gran Canaria en el año 1995, el dirigente conservador ha pasado de residir en una amplia vivienda de clase media en la calle Goya, en Tafira Alta, a un superchalet prácticamente en la misma zona, una de las más valoradas de toda la isla, conocida como Los Lagares. Soria, y su mujer, María del Carmen Benítez, a nombre de quien está el impresionante chalet, adquirieron su actual residencia en el año 2005, siendo Soria ya presidente del Cabildo de Gran Canaria, cargo al que accedió en 2003.
La mansión posee una cimentación de estructura metálica realizada por Cimentaciones Archipiélago, que al mismo tiempo realizaba la ampliación del Cabildo. Con una apariencia absolutamente cuidada y de extrema calidad, dos plantas se levantan desde un trabajado césped.
Por si alguien no lo sabía.
(Fuentes: CanariasAhora.com, Losgenoveses.net, El Pais.com, El Mundo.es, Gobcan.es )