Un sevillano con alma de grancanario.
Publicado: Lun Sep 06, 2010 1:16 pm
Hay muchísimas maneras de cantar - celebrar - gritar - un gol.
Normalmente, los goles que más recuerdas, que más te has desgañitado, que más has gritado, son aquellos que han sido marcados en un partido especial; una final, un pase de eliminatoria, una clasificiación para Europa, un partido grande de Primera División...
Yo no he celebrado ningún gol en ninguna de esas circunstancias (no cuento los goles que he celebrado con otros equipos que no han sido la Unión Deportiva). Aún así, estoy completamente seguro que he gritado unos tres o cuatro goles en mi vida al mismo nivel que lo han gritado los ingleses del Liverpool en Estambul, los atléticos en Hamburgo o los culés en París.
Hablo de los goles de un futbolista que ya no está en nuestra plantilla, que nuestro club y nuestra afición parece que se está olvidando muy rápido de él o que no ha sido un jugador a la altura de los más grandes del club de Pío XII. Hablo de Marcos Márquez. Del Matador. De hasta ahora, nuestro número 9.
Primero fue aquel penalti, vistiendo un azul celeste conmemorando el centenario de nuestro Marino F.C. Minuto 80 y tanto, penalti a favor. Nos jugábamos el pase a los play off de ascenso. Y como lo gritamos. Contra el Rayo de los cajones.
Luego fue aquel gol, otra vez en casa, aquel día en el que unas 32.000 almas pululaban por el Estadio de Gran Canaria. Pase de Nauzet hacia la portería de Naciente desde un poco más alante del centro del campo, salto impresionante del andaluz, cabezazo, gol.
Más tarde todos oiríamos eso de... "Las Palmas está en segunda Julio"
Habrán habido muchos más, unos más espectaculares, otros más ortodoxos. Por algo M.M. fue el pichichi de Segunda A. Por algo nuestro matador ha sido uno de los jugadores más queridos y más conocidos de nuestra UD en los últimos años. Imágenes para el recuerdo, honrando la casaca gialloblù.
Pero por culpa de un gol en exclusiva, no voy a olvidarme jamás de Marcos. Pero jamás. Nunca. Bendito gol, por favor.
Los goles en el Inodoro parece que saben más, pero es que este no fue como visitantes.
¿Es quién coño se iba a pensar que ibamos a empatar a nuestro eterno y odiado rival en el minuto 50' de la segunda parte?
Cuando desde la grada naciente vemos pasar a Trashorras para Adrián Colunga, que se mete en el área y tira a gol y Raúl Navas vuelve a parar. Casi no nos dió tiempo a lamentarnos cuando vemos que alguien de amarillo centra y se ve a Marcos en el segundo palo, casi sin saltar, metiéndo el balón al fondo de las redes amarillas. Miradas al línea... venga ya. ¿Fue gol? ¿En serio? Nuestras pobres y sufridas gargantas se rajaron como jamás lo habían hecho, gritaron como jamás habrían gritado. Y eso que fue un 1-1. De repente la afición blanquiazul se hizo pequeñita pequeñita, allí en la curva... y NUESTRA AFICIÓN extasiada, en el culmen más alto de la alegría, con lágrimas en los ojos, incrédulos ante lo que estábamos viendo. Las bengalas se empezaron a petar a la velocidad que los jugadores iban al córner a abrazarse.
Qué poco necesitamos para sentirnos los más grandes del universo.
Y con qué poco se puede recordar y honrar a un futbolista que nos ha dado tantas alegrías.
Sin lugar a dudas, habrá un antes y un después en la historia de la U.D. Las Palmas con el fichaje y la venta de Marcos Márquez.
Un sevillano con alma de grancanario.
Normalmente, los goles que más recuerdas, que más te has desgañitado, que más has gritado, son aquellos que han sido marcados en un partido especial; una final, un pase de eliminatoria, una clasificiación para Europa, un partido grande de Primera División...
Yo no he celebrado ningún gol en ninguna de esas circunstancias (no cuento los goles que he celebrado con otros equipos que no han sido la Unión Deportiva). Aún así, estoy completamente seguro que he gritado unos tres o cuatro goles en mi vida al mismo nivel que lo han gritado los ingleses del Liverpool en Estambul, los atléticos en Hamburgo o los culés en París.
Hablo de los goles de un futbolista que ya no está en nuestra plantilla, que nuestro club y nuestra afición parece que se está olvidando muy rápido de él o que no ha sido un jugador a la altura de los más grandes del club de Pío XII. Hablo de Marcos Márquez. Del Matador. De hasta ahora, nuestro número 9.
Primero fue aquel penalti, vistiendo un azul celeste conmemorando el centenario de nuestro Marino F.C. Minuto 80 y tanto, penalti a favor. Nos jugábamos el pase a los play off de ascenso. Y como lo gritamos. Contra el Rayo de los cajones.
Luego fue aquel gol, otra vez en casa, aquel día en el que unas 32.000 almas pululaban por el Estadio de Gran Canaria. Pase de Nauzet hacia la portería de Naciente desde un poco más alante del centro del campo, salto impresionante del andaluz, cabezazo, gol.
Más tarde todos oiríamos eso de... "Las Palmas está en segunda Julio"
Habrán habido muchos más, unos más espectaculares, otros más ortodoxos. Por algo M.M. fue el pichichi de Segunda A. Por algo nuestro matador ha sido uno de los jugadores más queridos y más conocidos de nuestra UD en los últimos años. Imágenes para el recuerdo, honrando la casaca gialloblù.
Pero por culpa de un gol en exclusiva, no voy a olvidarme jamás de Marcos. Pero jamás. Nunca. Bendito gol, por favor.
Los goles en el Inodoro parece que saben más, pero es que este no fue como visitantes.
¿Es quién coño se iba a pensar que ibamos a empatar a nuestro eterno y odiado rival en el minuto 50' de la segunda parte?
Cuando desde la grada naciente vemos pasar a Trashorras para Adrián Colunga, que se mete en el área y tira a gol y Raúl Navas vuelve a parar. Casi no nos dió tiempo a lamentarnos cuando vemos que alguien de amarillo centra y se ve a Marcos en el segundo palo, casi sin saltar, metiéndo el balón al fondo de las redes amarillas. Miradas al línea... venga ya. ¿Fue gol? ¿En serio? Nuestras pobres y sufridas gargantas se rajaron como jamás lo habían hecho, gritaron como jamás habrían gritado. Y eso que fue un 1-1. De repente la afición blanquiazul se hizo pequeñita pequeñita, allí en la curva... y NUESTRA AFICIÓN extasiada, en el culmen más alto de la alegría, con lágrimas en los ojos, incrédulos ante lo que estábamos viendo. Las bengalas se empezaron a petar a la velocidad que los jugadores iban al córner a abrazarse.
Qué poco necesitamos para sentirnos los más grandes del universo.
Y con qué poco se puede recordar y honrar a un futbolista que nos ha dado tantas alegrías.
Sin lugar a dudas, habrá un antes y un después en la historia de la U.D. Las Palmas con el fichaje y la venta de Marcos Márquez.
Un sevillano con alma de grancanario.