Extraido de futbolme.com
Escribo para contaros mi experiencia en la grada de un campo de fútbol de un pueblo cualquiera. Prefiero no decir en cual para que nadie se sienta ofendido y porque la verdad es que da un poco igual, porque la situación es parecida en la mayoría de los campos.
Voy a intentar ponerme en la situación de los especímenes con los que pude convivir, así que hablaré en 1ª persona y contaré la historia "vista por ellos".
"Amanece un día invernal en Villa X, esta tarde juega en casa el equipo en el que juega mi novio (o hijo, amigo o conocido) y como no tengo otra cosa que hacer voy a ir a pegar unos cuantos berridos para que me vea todo el mundo. A mí el fútbol me la suda, en realidad sólo voy para descargar mi ira contra todo aquel que se ponga por delante. Esto sólo lo puedo hacer cada 15 días porque soy tan cobarde que sólo puedo berrear en los partidos de casa porque cuando voy fuera me cago (aunque alguna vez también dejo alguna perla para que vean mi nulo coeficiente intelectual).
El partido ya está a punto de empezar, ya estoy bien acomodad@ en la grada junto a otros especímenes de mi calaña y ya he identificado perfectamente a las personas que vienen a ver al otro equipo. Enemigos en potencia, personas peligrosas a las que hay que tocar los cojones tanto como pueda y que vienen provocando porque se han sentado en la misma grada que yo. Sin duda merecen morir pero en lugar de eso lo que voy a hacer es hacer todo lo posible por amargarles la tarde.
El partido ha empezado, llevamos 5 minutos y ya he llamado al árbitro hijo puta 7 veces en voz alta y clara pero esto solo acaba de empezar. Me voy a crecer aún más porque en el equipo al que vengo a "animar" hay un jugador de los denominados "odiosos", que cada vez que puede se tira y que cada vez que recibe una falta monta un espéctaculo lamentable, un jugador de esos a los que si fueras jugador y te dejaras llevar le sacarías del campo a hostias (perdón por la expresión). Este jugador monta una tangana y ya me deshinibo totalmente y saco todo mi repertorio. Todos los integrantes del equipo contrario son unos hijos de puta, han venido para lesionar a todos, son chulos, maricones, se ríen de nosotros, son íntimos amigos del árbitro (que ha venido a jodernos, o más bien, a joderme a mí porque me lo tomo como algo personal aunque el fútbol me de igual). Los árbitros y los linieres vienen pagados, son maricones, se la chupan al entrenador del equipo contrario, no han visto Barrio Sésamo (ésta me gustó mucho), están borrachos, no saben sumar, necesitan gafas (porque son hijos de puta), no saben escribir (porque son hijos de puta), etc etc etc ....
Todo este repertorio y mucho, muchísimo más, lo voy a repetir hasta que acabe el partido y voy a hacer todo lo posible porque alguien del otro equipo me responda para ya tener una tarde completa. Si los del otro equipo no responden haré todo lo posible para contestarles yo a ellos si ellos hacen cualquier objeción al desarrollo del juego.
Así ocurre, alguien dice algo y contesto demostrando lo educad@ e inteligente que soy. En esta situación pueden pasar varias cosas:
A- Entre mis compañeros especímenes y yo conseguimos amilanar a nuestro enemigo que inicialmente nos responde.
B-El enemigo directamente pasa de mí porque es bastante más inteligente que yo y ha venido a ver fútbol no a discutir gilipolleces conmigo que estoy amargad@ y no tengo ningún tipo de aspiración en la vida salvo dar berridos y llamar la atención. Me paso el resto del partido provocándole para ver si explota.
C-El enemigo es más chul@ que yo y como ha tenido un mal día y lo último que le apetecía era que le tocaran los cojones lo que hace es levantarse y ofrecernos una mano de hostias. He conseguido lo que quiero, la he montado, seguramente la Guardia civil tendrá que intervernir y durante toda la semana voy a tener de que hablar. Es un día perfecto.Qué feliz soy.La gente me mira con admiración, soy quien manda en esta grada"