La Monarquía del Campechano
Publicado: Jue Dic 29, 2011 4:20 pm
El juez José Castro, titular del juzgado de instrucción número 3 de Palma de Mallorca, ha imputado al yerno del Rey, Iñaki Urdangarin, y le citará a declarar en cuestión de semanas. La citación se ha formalizado, de acuerdo con el fiscal anticorrupción de Baleares, Pedro Horrach, al alzarse el secreto judicial sobre los más de 2.000 folios de la investigación por supuestas prácticas delictivas en el conglomerado de empresas del Instituto Nóos, un organismo sin ánimo de lucro que impulsó el duque de Palma como presidente.
En la causa judicial abierta se rastrean indicios de delito de malversación de caudales públicos, falsedad documental, fraude a la Administración y prevaricación, en una pieza separada del caso Palma Arena, en el que está imputado el expresidente balear Jaume Matas (PP) por adjudicaciones ilegales de un macropolideportivo.
El instituto Nóos organizó dos congresos de fomento turístico de la isla a través del deporte por los que cobró 2,3 millones de euros del Gobierno balear. La investigación ha detectado que más de la mitad de ese dinero fue a parar a empresas con ánimo de lucro del propio Urdangarin o de su socio, Diego Torres, imputado en el caso.
La investigación ha descubierto también las mismas prácticas con tres ediciones de los Summit del deporte en la Comunidad Valenciana por las que el Gobierno de Francisco Camps llegó a pagar casi tres millones de euros. Los eventos con ambos Gobiernos del PP se desarrollaron entre 2004 y 2006.
Las empresas de Urdangarin, según la investigación judicial, no pudieron justificar todos los gastos o lo hicieron de manera irregular. Entre las empresas privadas a las que se derivaron fondos logrados por Nóos figura la sociedad Aizoon, propiedad del duque de Palma y la infanta Cristina. Aizoon facturó varios cientos de miles de euros por su apoyo logístico a los eventos en Baleares. El desvío de fondos, según la investigación, lo maquillaban a través de “la contratación de servicios ficticios a sus propias entidades mercantiles o presumiblemente facturados por importe superior al servicio realmente prestado”.
http://politica.elpais.com/politica/201 ... 09959.html
La Bastille había sido durante años el bastión de muchas víctimas de la arbitrariedad monárquica. Allí se encarcelaban sin juicio a los parisinos señalados por el Rey con una simple Lettre de cachet. Era una fortaleza medieval en pleno París, cuyo uso militar ya no se justificaba. En los Cuadernos de quejas de la ciudad de París ya se pedía su destrucción, y el ministro Necker pensaba destruirla desde 1784 por su alto coste de mantenimiento. En 1788 se había decidido su cierre, lo que explica que tuviera pocos presos en 1789. En el momento de su caída, el 14 de julio de 1789, sólo acogía a cuatro falsificadores, a un enfermo mental (Auguste Tavernier), a un noble condenado por incesto y a un cómplice de Robert François Damiens, autor de una tentativa de asesinato sobre Luis XV. Durante el reinado de Luis XVI, Francia tuvo que confrontar una grave crisis financiera originada por los altos gastos de la intervención en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, el despilfarro de la Corte real, y exacerbada por un desigual sistema tributario que sólo gravaba al pueblo llano y a la burguesía (Tercer Estado). El verdugo de Luis XVI se indignó al leer que los periódicos del furor jacobino atribuían al rey haberse comportado como un cobarde en el cadalso. No era verdad que fuera conducido por la fuerza a la guillotina con una pistola en la nuca. No era cierto que el Borbón hubiera gritado de miedo como una gallina cuando ajustaron su cuello en el hueco de la decapitación. Era mentira que la ejecución hubiera degenerado en una escabechina por la impericia del ejecutor.
"El rey afrontó toda aquella situación con una compostura y un temple que nos dejó atónitos a cuantos allí nos encontrábamos. Sigo convencido de que aquella firmeza suya la había extraído de los principios de la religión". Habla Charles Henri Sanson, otorgándose a título expiatorio un lugar pasivo en el ceremonial regicida. Se encontraba allí como tantos otros franceses, pero nadie si no él tenía la responsabilidad de manejar la guillotina sobre la cabeza de Luis XVI aquella mañana opaca de 1793. Al menos, el protagonismo del sacrificio permitió al ejecutor parisino escribir una carta rectificando las informaciones partidistas y amarillistas que habían aparecido entre las páginas del diario Thermomètre du jour. El rey tuvo que someterse a la vergüenza que suponía dejarse cortar el cabello por el ayudante del verdugo. Había 100.000 personas contemplando la escena, casi siempre en silencio, aunque de vez en cuando prorrumpían desde el gallinero las consignas justicieras: "¡Muerte a Luis XVI!". El destino de Alfonso XIII no fue tan lúgubre como el de su pariente Luis XVI, pero también murió siendo un rey sin trono. El declive de su reinado lo marcó un apellido más tarde egregio, Picasso. El “Expediente Picasso”, la investigación militar más importante de la Historia de España, implicaba al monarca en el Desastre de Annual. Su autor era Juan Picasso González, héroe de la guerra en África y tío segundo de Pablo Picasso. El informe, de 1922, se intentó silenciar, pero fue el germen que desembocaría en la dictadura de Primo de Rivera.
EL DECÁLOGO SANSON DEL BUEN VERDUGO
El reo viaja en la misma carreta que el verdugo durante el trayecto al patíbulo.
Se despoja al condenado de la ropa, menos el pantalón y la camisa.
Se le atan las muñecas a la espalda.
Se le corta el cabello en el caso de que lo tenga largo.
Se le despoja del cuello de la camisa para facilitar el trabajo.
Se le sujeta boca abajo en un banco paralelo al suelo.
Una vez manipulada la guillotina, se exhibe al público la cabeza del reo sujetándola del cabello.
En caso de que el condenado sea calvo, el verdugo sujeta la testa por las orejas.
Finalmente, se introduce la cabeza en una cesta grande.
El cuerpo del condenado termina enterrado en una fosa común.
En la causa judicial abierta se rastrean indicios de delito de malversación de caudales públicos, falsedad documental, fraude a la Administración y prevaricación, en una pieza separada del caso Palma Arena, en el que está imputado el expresidente balear Jaume Matas (PP) por adjudicaciones ilegales de un macropolideportivo.
El instituto Nóos organizó dos congresos de fomento turístico de la isla a través del deporte por los que cobró 2,3 millones de euros del Gobierno balear. La investigación ha detectado que más de la mitad de ese dinero fue a parar a empresas con ánimo de lucro del propio Urdangarin o de su socio, Diego Torres, imputado en el caso.
La investigación ha descubierto también las mismas prácticas con tres ediciones de los Summit del deporte en la Comunidad Valenciana por las que el Gobierno de Francisco Camps llegó a pagar casi tres millones de euros. Los eventos con ambos Gobiernos del PP se desarrollaron entre 2004 y 2006.
Las empresas de Urdangarin, según la investigación judicial, no pudieron justificar todos los gastos o lo hicieron de manera irregular. Entre las empresas privadas a las que se derivaron fondos logrados por Nóos figura la sociedad Aizoon, propiedad del duque de Palma y la infanta Cristina. Aizoon facturó varios cientos de miles de euros por su apoyo logístico a los eventos en Baleares. El desvío de fondos, según la investigación, lo maquillaban a través de “la contratación de servicios ficticios a sus propias entidades mercantiles o presumiblemente facturados por importe superior al servicio realmente prestado”.
http://politica.elpais.com/politica/201 ... 09959.html
La Bastille había sido durante años el bastión de muchas víctimas de la arbitrariedad monárquica. Allí se encarcelaban sin juicio a los parisinos señalados por el Rey con una simple Lettre de cachet. Era una fortaleza medieval en pleno París, cuyo uso militar ya no se justificaba. En los Cuadernos de quejas de la ciudad de París ya se pedía su destrucción, y el ministro Necker pensaba destruirla desde 1784 por su alto coste de mantenimiento. En 1788 se había decidido su cierre, lo que explica que tuviera pocos presos en 1789. En el momento de su caída, el 14 de julio de 1789, sólo acogía a cuatro falsificadores, a un enfermo mental (Auguste Tavernier), a un noble condenado por incesto y a un cómplice de Robert François Damiens, autor de una tentativa de asesinato sobre Luis XV. Durante el reinado de Luis XVI, Francia tuvo que confrontar una grave crisis financiera originada por los altos gastos de la intervención en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, el despilfarro de la Corte real, y exacerbada por un desigual sistema tributario que sólo gravaba al pueblo llano y a la burguesía (Tercer Estado). El verdugo de Luis XVI se indignó al leer que los periódicos del furor jacobino atribuían al rey haberse comportado como un cobarde en el cadalso. No era verdad que fuera conducido por la fuerza a la guillotina con una pistola en la nuca. No era cierto que el Borbón hubiera gritado de miedo como una gallina cuando ajustaron su cuello en el hueco de la decapitación. Era mentira que la ejecución hubiera degenerado en una escabechina por la impericia del ejecutor.
"El rey afrontó toda aquella situación con una compostura y un temple que nos dejó atónitos a cuantos allí nos encontrábamos. Sigo convencido de que aquella firmeza suya la había extraído de los principios de la religión". Habla Charles Henri Sanson, otorgándose a título expiatorio un lugar pasivo en el ceremonial regicida. Se encontraba allí como tantos otros franceses, pero nadie si no él tenía la responsabilidad de manejar la guillotina sobre la cabeza de Luis XVI aquella mañana opaca de 1793. Al menos, el protagonismo del sacrificio permitió al ejecutor parisino escribir una carta rectificando las informaciones partidistas y amarillistas que habían aparecido entre las páginas del diario Thermomètre du jour. El rey tuvo que someterse a la vergüenza que suponía dejarse cortar el cabello por el ayudante del verdugo. Había 100.000 personas contemplando la escena, casi siempre en silencio, aunque de vez en cuando prorrumpían desde el gallinero las consignas justicieras: "¡Muerte a Luis XVI!". El destino de Alfonso XIII no fue tan lúgubre como el de su pariente Luis XVI, pero también murió siendo un rey sin trono. El declive de su reinado lo marcó un apellido más tarde egregio, Picasso. El “Expediente Picasso”, la investigación militar más importante de la Historia de España, implicaba al monarca en el Desastre de Annual. Su autor era Juan Picasso González, héroe de la guerra en África y tío segundo de Pablo Picasso. El informe, de 1922, se intentó silenciar, pero fue el germen que desembocaría en la dictadura de Primo de Rivera.
EL DECÁLOGO SANSON DEL BUEN VERDUGO
El reo viaja en la misma carreta que el verdugo durante el trayecto al patíbulo.
Se despoja al condenado de la ropa, menos el pantalón y la camisa.
Se le atan las muñecas a la espalda.
Se le corta el cabello en el caso de que lo tenga largo.
Se le despoja del cuello de la camisa para facilitar el trabajo.
Se le sujeta boca abajo en un banco paralelo al suelo.
Una vez manipulada la guillotina, se exhibe al público la cabeza del reo sujetándola del cabello.
En caso de que el condenado sea calvo, el verdugo sujeta la testa por las orejas.
Finalmente, se introduce la cabeza en una cesta grande.
El cuerpo del condenado termina enterrado en una fosa común.