Lo q no sabemos d ls maketas dl istmo (es largo)
Publicado: Jue Dic 30, 2004 10:34 pm
Weno gente,se q es muy largo y q posiblamente nadie (o casi nadie) lo lea,pero weno,lo pongo aki x si sirve de algo para los q esten interesados en el tema del istmo.
Un saludo,esto es un corroe de Ben Magec
LO QUE ESCONDEN LAS MAQUETAS
¿Responde la operación urbanística de La Gran Marina a la oportunidad histórica que se le presenta a Las Palmas de Gran Canaria?
La Plataforma por el Frente Marítimo agrupa a diversos colectivos sociales, vecinales, ecologistas, sindicales y numerosas personas a título individual. Desde hace meses la Comisión Mixta Ciudad-Puerto (Ayuntamiento de LPGC, Cabildo de GC y Autoridad Portuaria de LP) ha anunciado una actuación en el Istmo de Santa Catalina que va a definir el futuro del espacio urbano de Las Palmas de Gran Canaria. Ante ello, esta Plataforma plantea que la actuación no se puede limitar a una pequeña parte del litoral. El espacio a intervenir debe ser la totalidad del Frente Marítimo (que abarca desde la Playa de La Laja hasta El Rincón, y que incluye el Paisaje Protegido de La Isleta, El Confital y el futuro Parque de La Música). Asimismo, debe ser el interés general el que guíe las actuaciones.
El Istmo, la zona comprendida entre la rotonda de Belén María y el parque de Santa Catalina es un fragmento, aunque muy importante, del Frente Marítimo. Intervenir en este espacio puede permitir mejorar la ciudad, ya que ésta, durante el siglo pasado, ha tenido un desarrollo urbanístico incorrecto. Cualquier imagen de Las Palmas de Gran Canaria muestra el problema. Es una ciudad amorfa y apretada, con una gran carencia de espacios públicos; habiendo, además, vivido de espaldas al mar. Ahora se presenta una oportunidad única para corregir estos errores del pasado. Para conseguirlo es imprescindible diseñar un proyecto integral que impida la fragmentación del espacio del Frente Marítimo y que le saque partido al patrimonio de contar con tres lados de mar (por La Isleta, la Avenida Marítima y Las Canteras). En este sentido, no cabe intervenir aisladamente en el Istmo.
El Frente Marítimo es una oportunidad histórica para transformar Las Palmas de Gran Canaria. Puede dotarla, por ejemplo, de espacios públicos de esparcimiento en todo el litoral. Ante esta posibilidad única, la Plataforma lleva meses reivindicando un proceso previo de debate, en el que se pueda acordar el modelo de ciudad que queremos y el papel dentro de ésta del Frente Marítimo. En base a eso, un concurso internacional de ideas abierto en el que la ciudadanía seleccione el mejor proyecto.
Hasta este momento, la Comisión Mixta ha evitado entrar en el debate sobre lo que debe ser el Frente Marítimo. En contraste, la Plataforma viene reclamando que las decisiones sobre lo que se vaya a hacer en este espacio, clave para el porvenir de la ciudad, salgan de un proceso real de participación social, en el que todos los sectores tengan la posibilidad de plantear sus opiniones. Sin embargo, la Comisión Mixta optó por evitar esta fórmula, que le fue solicitada desde diferentes ámbitos, y decidió contratar a seis arquitectos para que ofrecieran una propuesta de intervención en el Istmo. Las bases de esta intervención no se hicieron públicas, pero los resultados ya lo son. No obstante, tanto el Ministerio de Fomento como Bruselas han alertado sobre la ilegalidad del concurso restringido.
La presentación de las maquetas de estos arquitectos, que se podrá visitar hasta el próximo 9 de enero, ha estado rodeada de todos los elementos necesarios para un espectáculo. Este espectáculo, del que han trascendido, sobre todo, los elementos más llamativos, ha costado el equivalente a más de 100 millones de las antiguas pesetas, extraídos de fondos públicos. La mencionada cantidad servirá únicamente como campaña de propaganda destinada a generar curiosidad entre una parte de la ciudadanía, ya que la ilegalidad del proceso no permitirá que se lleve a la práctica.
Indudablemente, intervenir en el Frente Marítimo, y, dentro de él, en el Istmo, es necesario. No en vano, esta operación urbanística presta unas posibilidades de transformación enormes, que no se deben malgastar. Por este motivo, la ciudadanía debe valorar hasta el último detalle cuáles son sus necesidades y también sus expectativas. Este proceso no se puede realizar con prisas, ya que lo que se haga en el Frente Marítimo influirá en todo el siglo XXI. Despertar el interés es el primer paso. Fomentar un debate verdadero es el siguiente.
Los impulsores del concurso restringido del Istmo habían solicitado esperar, hasta la presentación de las maquetas, para discutir sobre el Frente Marítimo. Ahora que se ha cumplido esa petición, no puede demorarse más un auténtico debate. Este debate no puede convertirse en una ceremonia de recuento del número de partidarios de cada propuesta. Un recuento inútil, por otro lado, ya que en el jurado del concurso no hay representación ciudadana y, además, la solución puede salir de una mezcla de varias propuestas.
Es normal que, tras dejarse llevar por el espectáculo de presentación de las maquetas, se valore los proyectos a partir de sus elementos más llamativos. Sin embargo, conviene observar con detenimiento lo que todas las propuestas tienen en común. Este es el verdadero centro del debate. De hecho, todos los trabajos responden a una misma idea, derivada de las bases del concurso restringido.
Pese a que lo pudiera parecer, los arquitectos no han tenido plena libertad para actuar. Estaban condicionados a utilizar el Istmo para construir una ciudad dentro de la ciudad. Debían ordenar la ubicación de nuevos centros comerciales, oficinas, hoteles, viviendas y edificios de la Administración Pública. Y debían hacerlo en el lugar más estrecho y conflictivo, en términos de accesibilidad y circulación, de Las Palmas de Gran Canaria. El motivo de escoger este espacio tan problemático sólo obedecía a una razón: dar un uso inmobiliario a terrenos portuarios, inadecuados ya para la actividad propia de un muelle.
La consecuencia de esta decisión se aprecia en los proyectos. En los 400.000 metros cuadrados del sector de intervención, los arquitectos del concurso restringido han planteado edificar más de 200.000 metros cuadrados. A esto se le suma el hecho de que trasladar a la zona algunas administraciones, por ejemplo, el Ayuntamiento, implica efectos que requieren, cuanto menos, de un análisis público transparente. De entrada, no parece muy sensato colocar una institución básica en el funcionamiento de la ciudad en el lugar con peor accesibilidad. En cuanto a las viviendas proyectadas, cabe recordar a quién van dirigidas, teniendo como referencia el millón de pesetas por metro cuadrado que el edificio Woermann ha establecido en el área.
La Gran Marina, como se ha bautizado al proyecto, convertiría el área ya construida (Albareda, Juan Rejón, La Isleta, Santa Catalina) en un gueto. Igualmente, afectaría las actividades propias del Puerto y de El Sebadal, así como perjudicaría el disfrute de ese futuro parque de La Isleta, al que difícilmente se podría acceder por la congestión circulatoria a la que se sometería el área.
Un saludo,esto es un corroe de Ben Magec
LO QUE ESCONDEN LAS MAQUETAS
¿Responde la operación urbanística de La Gran Marina a la oportunidad histórica que se le presenta a Las Palmas de Gran Canaria?
La Plataforma por el Frente Marítimo agrupa a diversos colectivos sociales, vecinales, ecologistas, sindicales y numerosas personas a título individual. Desde hace meses la Comisión Mixta Ciudad-Puerto (Ayuntamiento de LPGC, Cabildo de GC y Autoridad Portuaria de LP) ha anunciado una actuación en el Istmo de Santa Catalina que va a definir el futuro del espacio urbano de Las Palmas de Gran Canaria. Ante ello, esta Plataforma plantea que la actuación no se puede limitar a una pequeña parte del litoral. El espacio a intervenir debe ser la totalidad del Frente Marítimo (que abarca desde la Playa de La Laja hasta El Rincón, y que incluye el Paisaje Protegido de La Isleta, El Confital y el futuro Parque de La Música). Asimismo, debe ser el interés general el que guíe las actuaciones.
El Istmo, la zona comprendida entre la rotonda de Belén María y el parque de Santa Catalina es un fragmento, aunque muy importante, del Frente Marítimo. Intervenir en este espacio puede permitir mejorar la ciudad, ya que ésta, durante el siglo pasado, ha tenido un desarrollo urbanístico incorrecto. Cualquier imagen de Las Palmas de Gran Canaria muestra el problema. Es una ciudad amorfa y apretada, con una gran carencia de espacios públicos; habiendo, además, vivido de espaldas al mar. Ahora se presenta una oportunidad única para corregir estos errores del pasado. Para conseguirlo es imprescindible diseñar un proyecto integral que impida la fragmentación del espacio del Frente Marítimo y que le saque partido al patrimonio de contar con tres lados de mar (por La Isleta, la Avenida Marítima y Las Canteras). En este sentido, no cabe intervenir aisladamente en el Istmo.
El Frente Marítimo es una oportunidad histórica para transformar Las Palmas de Gran Canaria. Puede dotarla, por ejemplo, de espacios públicos de esparcimiento en todo el litoral. Ante esta posibilidad única, la Plataforma lleva meses reivindicando un proceso previo de debate, en el que se pueda acordar el modelo de ciudad que queremos y el papel dentro de ésta del Frente Marítimo. En base a eso, un concurso internacional de ideas abierto en el que la ciudadanía seleccione el mejor proyecto.
Hasta este momento, la Comisión Mixta ha evitado entrar en el debate sobre lo que debe ser el Frente Marítimo. En contraste, la Plataforma viene reclamando que las decisiones sobre lo que se vaya a hacer en este espacio, clave para el porvenir de la ciudad, salgan de un proceso real de participación social, en el que todos los sectores tengan la posibilidad de plantear sus opiniones. Sin embargo, la Comisión Mixta optó por evitar esta fórmula, que le fue solicitada desde diferentes ámbitos, y decidió contratar a seis arquitectos para que ofrecieran una propuesta de intervención en el Istmo. Las bases de esta intervención no se hicieron públicas, pero los resultados ya lo son. No obstante, tanto el Ministerio de Fomento como Bruselas han alertado sobre la ilegalidad del concurso restringido.
La presentación de las maquetas de estos arquitectos, que se podrá visitar hasta el próximo 9 de enero, ha estado rodeada de todos los elementos necesarios para un espectáculo. Este espectáculo, del que han trascendido, sobre todo, los elementos más llamativos, ha costado el equivalente a más de 100 millones de las antiguas pesetas, extraídos de fondos públicos. La mencionada cantidad servirá únicamente como campaña de propaganda destinada a generar curiosidad entre una parte de la ciudadanía, ya que la ilegalidad del proceso no permitirá que se lleve a la práctica.
Indudablemente, intervenir en el Frente Marítimo, y, dentro de él, en el Istmo, es necesario. No en vano, esta operación urbanística presta unas posibilidades de transformación enormes, que no se deben malgastar. Por este motivo, la ciudadanía debe valorar hasta el último detalle cuáles son sus necesidades y también sus expectativas. Este proceso no se puede realizar con prisas, ya que lo que se haga en el Frente Marítimo influirá en todo el siglo XXI. Despertar el interés es el primer paso. Fomentar un debate verdadero es el siguiente.
Los impulsores del concurso restringido del Istmo habían solicitado esperar, hasta la presentación de las maquetas, para discutir sobre el Frente Marítimo. Ahora que se ha cumplido esa petición, no puede demorarse más un auténtico debate. Este debate no puede convertirse en una ceremonia de recuento del número de partidarios de cada propuesta. Un recuento inútil, por otro lado, ya que en el jurado del concurso no hay representación ciudadana y, además, la solución puede salir de una mezcla de varias propuestas.
Es normal que, tras dejarse llevar por el espectáculo de presentación de las maquetas, se valore los proyectos a partir de sus elementos más llamativos. Sin embargo, conviene observar con detenimiento lo que todas las propuestas tienen en común. Este es el verdadero centro del debate. De hecho, todos los trabajos responden a una misma idea, derivada de las bases del concurso restringido.
Pese a que lo pudiera parecer, los arquitectos no han tenido plena libertad para actuar. Estaban condicionados a utilizar el Istmo para construir una ciudad dentro de la ciudad. Debían ordenar la ubicación de nuevos centros comerciales, oficinas, hoteles, viviendas y edificios de la Administración Pública. Y debían hacerlo en el lugar más estrecho y conflictivo, en términos de accesibilidad y circulación, de Las Palmas de Gran Canaria. El motivo de escoger este espacio tan problemático sólo obedecía a una razón: dar un uso inmobiliario a terrenos portuarios, inadecuados ya para la actividad propia de un muelle.
La consecuencia de esta decisión se aprecia en los proyectos. En los 400.000 metros cuadrados del sector de intervención, los arquitectos del concurso restringido han planteado edificar más de 200.000 metros cuadrados. A esto se le suma el hecho de que trasladar a la zona algunas administraciones, por ejemplo, el Ayuntamiento, implica efectos que requieren, cuanto menos, de un análisis público transparente. De entrada, no parece muy sensato colocar una institución básica en el funcionamiento de la ciudad en el lugar con peor accesibilidad. En cuanto a las viviendas proyectadas, cabe recordar a quién van dirigidas, teniendo como referencia el millón de pesetas por metro cuadrado que el edificio Woermann ha establecido en el área.
La Gran Marina, como se ha bautizado al proyecto, convertiría el área ya construida (Albareda, Juan Rejón, La Isleta, Santa Catalina) en un gueto. Igualmente, afectaría las actividades propias del Puerto y de El Sebadal, así como perjudicaría el disfrute de ese futuro parque de La Isleta, al que difícilmente se podría acceder por la congestión circulatoria a la que se sometería el área.