La UD Las Palmas, el club de todos los canarios
La Unión Deportiva Las Palmas se enfrenta en los juzgados a otro pleito que le mantiene contra las cuerdas y amenaza con liquidar los 63 años de historia de un club que, más allá del ámbito deportivo y de sus hazañas en el terreno de juego, se ha convertido en un símbolo para Gran Canaria, la provincia de Las Palmas y Canarias por el apoyo de una afición que, con orgullo y pasión, ha encontrado en el equipo amarillo un vehículo de identificación y pertenencia a la Isla y a la región. El motivo de la nueva amenaza es la demanda de embargo, por valor de casi cuatro millones de euros, que Manuel García Navarro, expresidente de la UD, ha presentado en el Juzgado de lo Mercantil número uno de Las Palmas y que, de ser aceptada, provocaría que la institución entrara en causa de disolución.
Fundada en 1949 por un espíritu de convergencia y solidaridad entre cinco clubes, Marino, Victoria, Arenas, Atlético y Gran Canaria, que dejaron atrás una tradición de intensa rivalidad deportiva por el interés común -llegar a Primera División-, la actual situación de la UD Las Palmas reclama recuperar aquel movimiento de cohesión, de fraternidad alrededor de un símbolo, que se generó hace 63 años para superar este nuevo escollo judicial. En los peores momentos, tanto en 1992, cuando el club se convirtió en Sociedad Anónima Deportiva por el impulso de la ciudadanía -estímulo que retomó y canalizó Jesús Gómez como vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria para completar con éxito el proceso-, como en 2004, cuando el magistrado Juan José Cobo Plana recogió en el Juzgado de lo Mercantil una entidad moribunda al borde de la desaparición y en un proceso concursal por culpa de una deuda de 72 millones de euros, la institución ha superado todos los obstáculos gracias al concepto que dio origen a su creación: la unión entre los grancanarios. Una idea que ahora se debe recuperar para salvar el nuevo problema judicial, económico y mercantil.
La demanda de García Navarro tiene base legal. Tanto él como tres de sus empresas aparecían en la lista de acreedores que fijó una deuda de 72 millones de euros en 2004, cuando él presidía la entidad. Y pese a que en varias ocasiones, algunas en público, anunció que condonaría el débito, jamás ha renunciado a cobrar su dinero por escrito. La demanda de embargo que el empresario ha presentado en el Juzgado de lo Mercantil deja con poca capacidad de maniobra al consejo de administración que, desde 2005, preside Miguel Ángel Ramírez y que, tras encontrar a la entidad como un solar, han convertido durante los últimos siete años a la UD Las Palmas en una Sociedad Anónima Deportiva ejemplar. El proceso concursal que ha afrontado el club grancanario ya se estudia en algunas facultades de Derecho y, dentro del caos que sacude al fútbol español, la institución funciona como un reloj: paga al día a sus proveedores y subsiste con autosuficiencia en medio de una crisis económica de consecuencias devastadoras.
Miguel Ángel Ramírez, primero de la mano de Cobo Plana y después de un equipo de colaboradores, ha vencido todos los obstáculos económicos y judiciales que se han cruzado en el camino de la UD Las Palmas durante los últimos siete años para garantizar la continuidad de la institución. La gestión de la actual directiva ha logrado salvar la causa de disolución de la sociedad, evitado que todos los consejeros que desfilaron por el club entre 1996 y 2004 -entre ellos García Navarro- tuvieran que responder con su patrimonio por las decisiones que tomaron al frente de la entidad, reducido la deuda hasta los 21 millones de euros, negociado y cerrado la obtención de un crédito -a través de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM)- para liquidar el débito vigente con la mayoría de los acreedores -a excepción de García Navarro-, apagado todos los incendios que amenazaban con liquidar la historia del equipo y dado forma a un proyecto deportivo que tiene a la cantera, a los jóvenes de Gran Canaria, como piedra angular.
Fuera de la Primera División desde 2002, y tras caer en 2004 otra vez a Segunda B, la UD Las Palmas había logrado en los últimos tiempos ser noticia por su actividad como equipo de fútbol. Y en las últimas semanas, además, por sus victorias. Con Sergio Lobera al frente y con una plantilla formada en su mayoría por futbolistas formados en la cadena de filiales del propio club, el conjunto amarillo acumula nueve partidos oficiales consecutivos sin perder. En Liga, cinco victorias y dos empates, han permitido que la Unión Deportiva se fije como objetivo estar en la carrera por el ascenso. Y en la Copa del Rey, tras eliminar al Xerez, el Racing de Santander y el Rayo Vallecano -un rival de superior categoría-, la institución de Pío XII vuelve -15 años después- a estar en los octavos de final, donde le espera el Betis, de un torneo en el que llegó a ser subcampeón en 1978.
La buena gestión en los despachos, el funcionamiento modélico como entidad, la recuperación de la normalidad como equipo de fútbol y las victorias en el campo han devuelto la ilusión a una afición que, poco a poco, se asoma con orgullo, con la honra de pertenecer a un club en el que se reúnen mil motivos para la identificación, al Estadio de Gran Canaria en busca de alegrías, de hazañas y de triunfos de un grupo de jugadores grancanarios dispuestos a devolver a la institución entre los mejores de España. Su desaparición, y más en un momento de crisis como el actual, sería un fracaso muy decepcionante. Y, por el contrario, su salvación, un estímulo. Pero para eso, además de buen juego y goles, la UD Las Palmas necesita la unidad de todos. Ninguna de las partes en litigio puede disponer de un cheque en blanco. Después de concluir el viernes el plazo para que el club presentara las alegaciones tras la demanda de García Navarro y la cita concertada por ambas partes para esta semana, fuera del juzgado, para consensuar un calendario de pagos es de esperar que la vía de los tribunales se cierre y se abra la extrajudicial para solventar el abono o condonación de todas las deudas y créditos pendientes. Es el momento de dejar atrás egoísmos, rencillas o intereses personales.
Es el momento de estar con la Unión Deportiva Las Palmas.