Entrevista Sergio Kresic sobre Sergio Lobera y UD
Publicado: Jue Feb 20, 2014 10:46 am
¿Le recuerda esta mala racha a la que se vivió el año del último ascenso a Primera?
Sí. Pero a esto que ustedes los periodistas llaman crisis normalmente tiene alguna razón. No se cuenta que había lesionados o que habíamos jugado contra equipos que en ese momento estaban en su máximo nivel de forma. Hay un montón de detalles en una liga de tantos partidos que se deciden hacia un lado u otro. Uno tiene que tener las ideas muy claras, transmitir a los jugadores, insistir día a día y, sobre todo, en un sitio como Las Palmas, alejar a los futbolistas del entorno.
¿Por qué tiene tanta importancia el entorno?
Todos somos humanos y puede influir. Hay que conseguir que el vestuario siga unido y que algún mal partido no influya en el ánimo y en las ganas del grupo. Si el míster consigue eso, el equipo tiene mucho que decir. Algunos medios hablaban muy bien, y otros mal o muy mal. Yo les dije a todos los periodistas que al final de la liga vendrían con el equipo a hacerse fotos porque lograríamos el ascenso. Veía al equipo con posibilidades, profesionalidad, unidad y muchas ganas de romper la racha de tantos años sin conseguir el ascenso en un club que había tenido una época tan grande. Yo tuve la suerte de jugar contra el equipo de Brindisi, Morete, Carnevali, Paco Castellano... y sé que fueron un grandísimo equipo. Pero hoy el fútbol es distinto. Hay que aceptarlo, aunque sé que no es fácil.
¿La directiva alguna vez discutió su trabajo?
La directiva nunca me discutió absolutamente nada, no me decía ni una palabra negativa. El señor Navarro, el señor Arencibia, el señor Tadeo, los hermanos Domínguez y Germán siempre mostraron confianza absoluta.
Se lograron ocho puntos en nueve jornadas, ahora son nueve puntos en once jornadas. La categoría estaba muy igualada y la UD estaba a sólo dos puntos del ascenso directo, y ahora a dos del 'playoff'. ¿Hay tiempo?
Sí, no cabe duda. La liga está tan apretada que con dos victorias ya estás ahí arriba, no segundo, pero sí tercero o cuarto, y entonces todo se ve de una manera diferente. Las Palmas tiene muchos jugadores de un nivel altísimo, muchos de ellos saben lo que se juegan. Es cierto que con ese tipo de jugadores no es fácil trabajar, pero el rendimiento de un equipo depende en un ochenta por ciento de los futbolistas y en un veinte del míster. Cuando falta poco para el final de la temporada no puedes influir muchísimo en subir el nivel físico. Los que juegan habitualmente, si viven normal y se alimentan bien, deberían tener un nivel físico bastante alto. Y ahora es cuestión de afrontar cada partido olvidando lo pasado y cada partido con una fe ciega en la victoria. A este entrenador no le conozco personalmente, pero me hablaron bien de él y creo que está capacitado para subir al equipo.
Entonces usted cree que el presidente ha hecho bien en mantener la confianza en Sergio Lobera.
Yo no creo en los cambios de entrenador. De diez, en nueve veces se equivocan. Al entrenador hay que cambiarlo cuando él mismo quiere marcharse, pierde las ganas y la ilusión, o cuando hay un gran enfrentamiento con los futbolistas o con la directiva. Ahora, porque se hayan perdido varios partidos, no. La gente no tiene paciencia. Todo el mundo quiere ganar y todos piensan que tienen el mejor equipo de su vida, pero el fútbol es tan bonito que hasta que no acabe un partido no se sabe un ganador, en el fútbol ocurre más que en ningún otro deporte.
Aquella Segunda también estaba enormemente igualada, como ésta. Ahora la opinión general es que está apretada porque es mediocre. ¿Está de acuerdo?
No, al revés. Está igualada porque hay muchos buenos equipos y muy buenos futbolistas. Hay un enorme número de jugadores que jugaron en Primera, no un año, sino muchos años y muchos partidos. Y no se han olvidado de jugar al fútbol.
En aquella temporada se sumaron 22 puntos de los últimos 27. ¿Ve a este equipo con capacidad para protagonizar un sprint final similar?
Sin ninguna duda. Otra cosa es que se lesionen cuatro o cinco jugadores clave, entonces es distinta. Pero esta plantilla, con este míster, tiene muchas posibilidades de ascender, o como mínimo de meterse en el playoff.
Uno de los problemas de esta plantilla es la falta de gol. Aquella temporada también hubo alguna racha negativa en ese aspecto. Cuando un equipo entra en esa dinámica, ¿qué tiene que hacer, cambiar cosas o mantenerse firme en sus ideas?
Son rachas malas, como hay rachas buenas. Hay que mantener la calma, afinar la puntería en los entrenamientos, pero esto ya lo sabe el míster y los jugadores. La clave en cualquier deporte es mantener la cabeza bien fría y unas enormes ganas de superarse y fe de que vamos a ganar. No podemos dedicar ni un segundo a pensar que va a terminar mal, sólo pensar en positivo. Y así se llega a buen puerto.
¿Encuentra semejanzas entre esta plantilla y la del ascenso?
Han pasado muchos años, y comparar las plantillas no tiene sentido. Puedes comparar números, pero esos números se han conseguido en unas circunstancias, y otros en otras. No es un análisis objetivo. Pero no cabe duda de que hay una plantilla que ha demostrado en muchos partidos, sobre todo fuera de casa, también el mismo problema que teníamos nosotros. Sacamos más puntos fuera de casa que en casa hasta las últimas diez jornadas, que empezamos a despegar fuerte, y en las últimas jornadas sacamos una barbaridad de puntos. Esta plantilla también ha sacado muchísimos puntos fuera de casa y ha perdido mucho en casa. Ahí algo falla.
¿Qué cree que es eso que está fallando?
No lo sé, pero no hay nadie más feliz en el mundo que el futbolista y el míster cuando han ganado en casa. Cuando la plantilla siente que la grada vibra con ellos, que le perdona algún error, que le anima cuando falla y todavía cuando va perdiendo, el futbolista va a pelear todavía más si puede. La unión entre la plantilla y la grada es de lo más importante. Nosotros tuvimos la suerte de jugar en el antiguo campo, donde los aficionados estaban a dos metros. Ahora que la grada está tan lejos se necesita una unión todavía más fuerte, para que los futbolistas noten en el campo que la gente está con ellos. Si se sienten seguros de que la gente le va a perdonar un fallo se van a atrever a hacer muchas más cosas, y no van a tener miedo. El fútbol es un juego de mucho riesgo, de mucho intento, de hacer las cosas a una gran velocidad, con el rival encima, y la unión en estas últimas jornadas tiene que ser absoluta. En casa tenemos que ser un fortín, ser intocables, y eso se consigue cuando hay unión entre los jugadores y la grada. Cuando conseguimos eso, los jugadores volaban en el campo. Todos jugaban como aviones.
Entonces, le pide a la afición que esté con el equipo en el próximo partido.
Pero la afición es consciente de que ellos son lo más importantes. Los futbolistas llegan y se van, los entrenadores llegan y se van, los presidentes también llegan y se van, pero los aficionados siempre son ellos.
Sí. Pero a esto que ustedes los periodistas llaman crisis normalmente tiene alguna razón. No se cuenta que había lesionados o que habíamos jugado contra equipos que en ese momento estaban en su máximo nivel de forma. Hay un montón de detalles en una liga de tantos partidos que se deciden hacia un lado u otro. Uno tiene que tener las ideas muy claras, transmitir a los jugadores, insistir día a día y, sobre todo, en un sitio como Las Palmas, alejar a los futbolistas del entorno.
¿Por qué tiene tanta importancia el entorno?
Todos somos humanos y puede influir. Hay que conseguir que el vestuario siga unido y que algún mal partido no influya en el ánimo y en las ganas del grupo. Si el míster consigue eso, el equipo tiene mucho que decir. Algunos medios hablaban muy bien, y otros mal o muy mal. Yo les dije a todos los periodistas que al final de la liga vendrían con el equipo a hacerse fotos porque lograríamos el ascenso. Veía al equipo con posibilidades, profesionalidad, unidad y muchas ganas de romper la racha de tantos años sin conseguir el ascenso en un club que había tenido una época tan grande. Yo tuve la suerte de jugar contra el equipo de Brindisi, Morete, Carnevali, Paco Castellano... y sé que fueron un grandísimo equipo. Pero hoy el fútbol es distinto. Hay que aceptarlo, aunque sé que no es fácil.
¿La directiva alguna vez discutió su trabajo?
La directiva nunca me discutió absolutamente nada, no me decía ni una palabra negativa. El señor Navarro, el señor Arencibia, el señor Tadeo, los hermanos Domínguez y Germán siempre mostraron confianza absoluta.
Se lograron ocho puntos en nueve jornadas, ahora son nueve puntos en once jornadas. La categoría estaba muy igualada y la UD estaba a sólo dos puntos del ascenso directo, y ahora a dos del 'playoff'. ¿Hay tiempo?
Sí, no cabe duda. La liga está tan apretada que con dos victorias ya estás ahí arriba, no segundo, pero sí tercero o cuarto, y entonces todo se ve de una manera diferente. Las Palmas tiene muchos jugadores de un nivel altísimo, muchos de ellos saben lo que se juegan. Es cierto que con ese tipo de jugadores no es fácil trabajar, pero el rendimiento de un equipo depende en un ochenta por ciento de los futbolistas y en un veinte del míster. Cuando falta poco para el final de la temporada no puedes influir muchísimo en subir el nivel físico. Los que juegan habitualmente, si viven normal y se alimentan bien, deberían tener un nivel físico bastante alto. Y ahora es cuestión de afrontar cada partido olvidando lo pasado y cada partido con una fe ciega en la victoria. A este entrenador no le conozco personalmente, pero me hablaron bien de él y creo que está capacitado para subir al equipo.
Entonces usted cree que el presidente ha hecho bien en mantener la confianza en Sergio Lobera.
Yo no creo en los cambios de entrenador. De diez, en nueve veces se equivocan. Al entrenador hay que cambiarlo cuando él mismo quiere marcharse, pierde las ganas y la ilusión, o cuando hay un gran enfrentamiento con los futbolistas o con la directiva. Ahora, porque se hayan perdido varios partidos, no. La gente no tiene paciencia. Todo el mundo quiere ganar y todos piensan que tienen el mejor equipo de su vida, pero el fútbol es tan bonito que hasta que no acabe un partido no se sabe un ganador, en el fútbol ocurre más que en ningún otro deporte.
Aquella Segunda también estaba enormemente igualada, como ésta. Ahora la opinión general es que está apretada porque es mediocre. ¿Está de acuerdo?
No, al revés. Está igualada porque hay muchos buenos equipos y muy buenos futbolistas. Hay un enorme número de jugadores que jugaron en Primera, no un año, sino muchos años y muchos partidos. Y no se han olvidado de jugar al fútbol.
En aquella temporada se sumaron 22 puntos de los últimos 27. ¿Ve a este equipo con capacidad para protagonizar un sprint final similar?
Sin ninguna duda. Otra cosa es que se lesionen cuatro o cinco jugadores clave, entonces es distinta. Pero esta plantilla, con este míster, tiene muchas posibilidades de ascender, o como mínimo de meterse en el playoff.
Uno de los problemas de esta plantilla es la falta de gol. Aquella temporada también hubo alguna racha negativa en ese aspecto. Cuando un equipo entra en esa dinámica, ¿qué tiene que hacer, cambiar cosas o mantenerse firme en sus ideas?
Son rachas malas, como hay rachas buenas. Hay que mantener la calma, afinar la puntería en los entrenamientos, pero esto ya lo sabe el míster y los jugadores. La clave en cualquier deporte es mantener la cabeza bien fría y unas enormes ganas de superarse y fe de que vamos a ganar. No podemos dedicar ni un segundo a pensar que va a terminar mal, sólo pensar en positivo. Y así se llega a buen puerto.
¿Encuentra semejanzas entre esta plantilla y la del ascenso?
Han pasado muchos años, y comparar las plantillas no tiene sentido. Puedes comparar números, pero esos números se han conseguido en unas circunstancias, y otros en otras. No es un análisis objetivo. Pero no cabe duda de que hay una plantilla que ha demostrado en muchos partidos, sobre todo fuera de casa, también el mismo problema que teníamos nosotros. Sacamos más puntos fuera de casa que en casa hasta las últimas diez jornadas, que empezamos a despegar fuerte, y en las últimas jornadas sacamos una barbaridad de puntos. Esta plantilla también ha sacado muchísimos puntos fuera de casa y ha perdido mucho en casa. Ahí algo falla.
¿Qué cree que es eso que está fallando?
No lo sé, pero no hay nadie más feliz en el mundo que el futbolista y el míster cuando han ganado en casa. Cuando la plantilla siente que la grada vibra con ellos, que le perdona algún error, que le anima cuando falla y todavía cuando va perdiendo, el futbolista va a pelear todavía más si puede. La unión entre la plantilla y la grada es de lo más importante. Nosotros tuvimos la suerte de jugar en el antiguo campo, donde los aficionados estaban a dos metros. Ahora que la grada está tan lejos se necesita una unión todavía más fuerte, para que los futbolistas noten en el campo que la gente está con ellos. Si se sienten seguros de que la gente le va a perdonar un fallo se van a atrever a hacer muchas más cosas, y no van a tener miedo. El fútbol es un juego de mucho riesgo, de mucho intento, de hacer las cosas a una gran velocidad, con el rival encima, y la unión en estas últimas jornadas tiene que ser absoluta. En casa tenemos que ser un fortín, ser intocables, y eso se consigue cuando hay unión entre los jugadores y la grada. Cuando conseguimos eso, los jugadores volaban en el campo. Todos jugaban como aviones.
Entonces, le pide a la afición que esté con el equipo en el próximo partido.
Pero la afición es consciente de que ellos son lo más importantes. Los futbolistas llegan y se van, los entrenadores llegan y se van, los presidentes también llegan y se van, pero los aficionados siempre son ellos.