Arenga para el domingo
Publicado: Sab Jun 20, 2015 3:44 am
El domingo se me antoja un día diferente; se respira fútbol y nerviosismo.
No cabe duda de que tanto será una fiesta desde que el balón comience a rodar, como lo harán las lágrimas al término.
Un punto y final que borrará de un plumazo todo. Las ilusiones y las decepciones de una temporada con más luces que sombras.
Es el momento de la épica, contra un rival de época, contra el que llevamos mucho tiempo luchando; aunque por suerte hoy se trate sólo de lo deportivo. Allá por 1951 lo conseguimos, esta vez también es posible.
Es el momento de sacar a relucir nuestro orgullo y morir matando, imponer nuestra idiosincrasia en el fútbol a todas las demás. Algo que siempre hemos hecho porque somos diferentes y no nos gusta aceptar el destino impuesto desde fuera; ni a Catalina Fernandez Guanarteme (hija de Fernando Guanarteme) pudo la corona de Aragón prohibirle desposarse con tres hombres a lo largo de su vida.
Ese respeto a nuestras costumbres se perpetuó en el tiempo, de una manera o de otra. Aún se recuerda que la base de cómo se juega al fútbol de verdad la impuso esa Unión Deportiva de Tonono, Guedes, Germán, y un largo etcétera de jugadores canarios y argentinos que maravillaron al mundo.
Esta eliminatoria es nuestra vida, por aquello que hay que morir en cada segundo de partido, por lo que estaremos llorando de alegría o tristeza al término. Delante tenemos a un gran rival y la mejor forma de respetarlo es pelear por lo nuestro y no regalarle nada. Quiero volver a casa orgulloso con lo que he visto.
Si algo hemos heredado de los Canarii no es otra cosa que las ganas de luchar y no rendirse nunca; de no ceder ni un palmo de terreno sin haberlo disputado antes; de no dejar de imponer nuestra costumbre a la de los demás, y en el fútbol no iba a ser menos.
Es el momento de hinchar el pecho y luchar cada pelota como si fuera la última oportunidad de hacer gol; de tener más corazón que cabeza y ahogar al rival en un vendaval de ocasiones; de matar una y otra vez cada ocasión; de ser nosotros mismos, nuestro juego, nuestro feudo.
Por eso les pido que no se rindan. Habrán tantas personas en Canarias luchando junto a ustedes que se me antojan incontables. Quiero ganar, ganar, y ganar.
Llevo un año con una sonrisa triste; con esa magia que tienen las sonrisas de las personas rotas, y el domingo espero que todo eso cambie.
Por nuestro trocito de historia. Unión Deportiva Las Palmas.
No cabe duda de que tanto será una fiesta desde que el balón comience a rodar, como lo harán las lágrimas al término.
Un punto y final que borrará de un plumazo todo. Las ilusiones y las decepciones de una temporada con más luces que sombras.
Es el momento de la épica, contra un rival de época, contra el que llevamos mucho tiempo luchando; aunque por suerte hoy se trate sólo de lo deportivo. Allá por 1951 lo conseguimos, esta vez también es posible.
Es el momento de sacar a relucir nuestro orgullo y morir matando, imponer nuestra idiosincrasia en el fútbol a todas las demás. Algo que siempre hemos hecho porque somos diferentes y no nos gusta aceptar el destino impuesto desde fuera; ni a Catalina Fernandez Guanarteme (hija de Fernando Guanarteme) pudo la corona de Aragón prohibirle desposarse con tres hombres a lo largo de su vida.
Ese respeto a nuestras costumbres se perpetuó en el tiempo, de una manera o de otra. Aún se recuerda que la base de cómo se juega al fútbol de verdad la impuso esa Unión Deportiva de Tonono, Guedes, Germán, y un largo etcétera de jugadores canarios y argentinos que maravillaron al mundo.
Esta eliminatoria es nuestra vida, por aquello que hay que morir en cada segundo de partido, por lo que estaremos llorando de alegría o tristeza al término. Delante tenemos a un gran rival y la mejor forma de respetarlo es pelear por lo nuestro y no regalarle nada. Quiero volver a casa orgulloso con lo que he visto.
Si algo hemos heredado de los Canarii no es otra cosa que las ganas de luchar y no rendirse nunca; de no ceder ni un palmo de terreno sin haberlo disputado antes; de no dejar de imponer nuestra costumbre a la de los demás, y en el fútbol no iba a ser menos.
Es el momento de hinchar el pecho y luchar cada pelota como si fuera la última oportunidad de hacer gol; de tener más corazón que cabeza y ahogar al rival en un vendaval de ocasiones; de matar una y otra vez cada ocasión; de ser nosotros mismos, nuestro juego, nuestro feudo.
Por eso les pido que no se rindan. Habrán tantas personas en Canarias luchando junto a ustedes que se me antojan incontables. Quiero ganar, ganar, y ganar.
Llevo un año con una sonrisa triste; con esa magia que tienen las sonrisas de las personas rotas, y el domingo espero que todo eso cambie.
Por nuestro trocito de historia. Unión Deportiva Las Palmas.