El Día: "Una síntesis para el triunfo de Tenerife"
Publicado: Dom Mar 12, 2006 9:37 am
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Domingo, 12 marzo 2006
EDITORIAL
Una síntesis para el triunfo en Tenerife
TENERIFE HA SUFRIDO en los últimos años las embestidas de G. Canaria, de sus políticos, dirigentes y fuerzas vivas, los desprecios de las instituciones autonómicas, insulares y locales, y el despropósito de algunos de los representantes públicos y mandatarios políticos de la Isla mayor y principal del Archipiélago. Son, por tanto, numerosos los asuntos pendientes de resolver para compensar a Tenerife de los desequilibrios, de todo aquello que se le ha negado abiertamente y del desdén de los políticos que tanto temen a Canaria o son demasiado permisivos y que se han creído y siguen creyéndose inferiores a los de Las Palmas, que éstos son muy astutos.
En este periódico, en EL DÍA, estaremos siempre al frente de la defensa a ultranza de Tenerife, aunque no tengamos poder ejecutivo ni legislativo, como es lógico, porque contamos con el apoyo de los lectores y con la capacidad suficiente para opinar. El otro poder, el más respetable, lo acatamos sin rechistar, porque creemos ciegamente en la Justicia.
Son muchas las oficinas y centros en general que nos han arrebatado y que deben devolver, y es hora de decir públicamente que el mejor cartel para que un partido político logre votos en esta "isla del infierno" –la Mayor y la Grandiosa– en las próximas elecciones es prometer que iniciará las gestiones pertinentes en las Cortes Generales, en el Parlamento, en el Gobierno Autónomo, en los Cabildos o en los ayuntamientos, para que nos devuelvan lo rapiñado. Y conseguirlo, claro.
Ejemplos hay demasiados. No olvidamos lo acaecido en su día con la Jefatura Regional de Montes. Ya sabemos que sus competencias se traspasaron a los Cabildos hace tiempo, pero estuvo ubicada en Tenerife, isla con una luz, un clima y unos montes inigualables, y "voló" a G. Canaria, que carece de ellos y no es precisamente un vergel, aunque la declararan "reserva de la biosfera", ¡Jesús!, por una escasa zona que no es para tanto. Y vamos a seguir recordando algunos de los restantes despojos sufridos desde 1927, año de la división provincial: los Consulados de Alemania y Suecia y otros, por la acción de los partidos políticos influyentes en cada momento (lástima de los "folclóricos" diputados nacionales de Tenerife, que no se movieron en su momento en las embajadas y ministerios para no molestar a los canariones, y uno de ellos llegó a afirmarnos que los alemanes residían en Fuerteventura); la Delegación de Defensa, inducida por el PP y su jefe regional, que nunca ha sido justificada por razones estratégicas; la Jefatura Superior de Policía, también incomprensible; las direcciones comerciales de grandes empresas que, cuando se "mudaron" eran públicas, como Iberia, Trasmediterránea o Telefónica, e incluso Unelco, etc, etc, etc. También han centralizado allá las direcciones regionales de algunos bancos, cuando Tenerife es la Isla más poblada y, según dicen las empresas y varios organismos, la de mayor actividad mercantil y la que genera más ingresos por gozar de mejor economía.
A propósito de los bancos, es tan fácil su solución que nadie se explica por qué no se han tomado medidas para pedir que las direcciones regionales estén en Tenerife o en las dos islas capitalinas al mismo nivel.
NOS ENTRISTECE comprobar que nuestros representantes políticos y los que tienen cargo son pasivos, torpes o comprometidos con el silencio por motivos tal vez inconfesables. Sabemos que predicamos en el desierto, pero quién sabe si surgirá alguna sorpresa. Reconocemos que es algo difícil, por sus implicaciones políticas, que se suprima ese calificativo "gran" tan absurdo, injustificable y mentiroso que se otorgó la isla de Canaria, tercera en superficie e importancia, pero alguien lo verá en un futuro próximo. El "gran" es ilógico y engañoso, muy engañoso, porque hace creer a todo el mundo que Canaria es la isla mayor del Archipiélago, cuando es del todo incierto, y confunde hasta tal punto que muchos piensan que es la tierra de los vinos, de los carnavales, de la patrona, del turismo, del paisaje y del Teide.
Hemos colocado la primera piedra para la eliminación del "gran" y ahora o en ese futuro próximo se "caerá" del tablero del Estatuto de Autonomía. Por cierto, ¿se puede denominar Estatuto de Canarias a un texto que comienza con una gran mentira y ciertas equivocaciones? Del artículo 2 hacia abajo, los "expertos" y los "sabios políticos" que añadan y pidan lo mejor para el Archipiélago y potencien los Cabildos, que son los gobiernos naturales de cada isla, pero, ojo, que no le dejen puertas abiertas a la "Gran" Canaria. Sería muy peligroso.
Ese artículo segundo de nuestra "Carta Magna" contiene varias incorrecciones: el "gran", que no corresponde a Canaria; el orden alfabético –Tenerife se cita en último lugar– para enunciar las islas, que es contrario a la universalidad, la lógica y la razón, y la confusión entre islas e islotes. Que vote el Parlamento una declaración institucional asegurando que estamos equivocados, de la misma manera que el Gobierno Autónomo condenó, por boca de José Miguel Ruano, consejero de Presidencia y Justicia, nuestra línea editorial, ¡qué sinrazón!, en la casa de todos los canarios.
Decir de una persona que es un gran hombre no es lo mismo que afirmar que es un hombre grande o alto. En resumen y siguiendo la línea de nuestro título de hoy, sugerimos a los partidos políticos, para asegurar su triunfo en Tenerife, que se comprometan y cumplan, por supuesto, cuatro cuestiones básicas:
1ª. A iniciar de inmediato todas las obras que Tenerife precisa para igualar el desarrollo del que ha gozado G. Canaria gracias al despotismo del consejero palmero de Infraestructuras que aún, increíblemente, continúa en el Gobierno y que aspira a ser presidente de Canarias.
2ª. A devolver a Tenerife la grandeza de su "alma mater", nuestra Universidad, que está en La Laguna. Es rocambolesco que permanezcan en el Ejecutivo dos consejeros canariones que tanto han perjudicado al primer centro docente e investigador de Canarias.
3ª. A recuperar lo que se llevó Las Palmas, y dejar en evidencia a quienes lo alentaron y consintieron.
4ª. Y a hacer desaparecer el "gran".
SI ALGUIEN en el pasado le añadió el "gran" a la isla redonda lo hizo por desconocimiento y porque entonces, con Tenerife aún sin conquistar y explorar, Canaria aparecía como el mayor de los peñascos orientales cercanos a África.
Cualquier argumento esgrimido para hacer valer el "gran" de historiadores o monarcas que ni pisaron ni conocieron el Archipiélago es inconsistente, inaplicable e inútil. A partir de la conquista de Tenerife y su conocimiento, nuestra Isla es la primera y la mayor del Archipiélago, y, por tanto, debe figurar siempre en primer lugar, como ocurre en el resto de los archipiélagos del mundo. Canarias es Tenerife, y, a partir de ahí, todas las demás son interesantes, menos una que es engreída, vaya usted a saber en función de qué. Sobre Tenerife son múltiples los elogios y calificativos que se han vertido.
No existen ni nos valen erudiciones que hablen de Pancho, Juan o Fernando. No conocían las islas y nunca dijeron que aquella fuera "gran", y si aplicaban el calificativo lo hacían por lo que decían de la nobleza y gallardía de su gente y de sus vasallos. Pero después se conoció Tenerife, su altísima importancia y a sus pobladores.
HA CAÍDO en nuestras manos un interesante libro, titulado "Las Islas Canarias en el Mundo Clásico", de Antonio Cabrera Perera, editado por la Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias en 1988, del que entresacamos algunos párrafos para conocimiento de los lectores: "En resumen, todas las islas, menos la Gran Canaria, conocida por sus aborígenes con el nombre de Tamarán, han ido cambiando de nombre entre los pueblos del mundo antiguo, hasta incorporarse definitivamente a la historia del mundo occidental en la alta Edad Media". Corrobora, por tanto, nuestra teoría de que no es tan difícil provocar un cambio de denominación, porque los nombres no son sagrados ni intocables. Y mucho menos cuando han sido atribuidos falsamente: "Yo soy la mejor y más grande".
En otro momento, asegura, bajo el epígrafe "Kanaria-Planaria-Canaria", lo siguiente: "Con relación a Canaria, nunca ha habido problemas de identificación. Ha sido la única isla que ha conservado siempre este nombre y por supuesto ningún comentarista ha dudado en señalarla (las negritas son nuestras).
Pero hay un pequeño problema en la relación de Plinio sobre el texto de Seboso. Una de las dos islas Afortunadas se llama Planaria a specie (Planaria por su hermosura). Y, cuando se ha tratado de identificar la Planaria ha habido controversias. Abreu y Galindo dice que se trata de Fuerteventura; Álvarez Delgado dice que es La Gomera por su aspecto de risco llano.
Yo creo que aquí hubo un error de transcripción. Seboso no quiso hablar de Planaria sino de Canaria. Y uno de los errores claros que encontramos en Plinio es la transcripción del "pl" por "c" (Planaria por Canaria). Planaria debe pues leerse Canaria y su identificación está más que probada. Y esta conjetura mía, que por supuesto no ha querido ser caprichosa, la he visto confirmada posteriormente al consultar la edición de K. Müller de la obra de Ptolomeo, quien dice que Plinio se equivocó en esta palabra".
Reproducimos en el centro de la página el cuadro esquemático con los nombres que otorgaban en la antigüedad a algunas de nuestras islas. Hasta que llegó el "listillo" y le añadió el "gran".
Concluimos este asunto por hoy recalcando que un Estatuto de Autonomía que mantenga el orden alfabético actual y el "gran" no tendrá credibilidad por mentiroso ni en Canarias, ni en la Península, ni en Europa, ni en el mundo. Reflexionen la Comisión y sus señorías.
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UNA PREGUNTA que nos formulan numerosos tinerfeños: ¿será la Universidad de La Laguna el precio que tendrá que pagar alguna fuerza política para obtener un puñado de votos en la isla amarilla en 2007? Si en 1989 fueron cinco los traidores contra la Universidad lagunera y a favor de la ULPGC, esta vez serán otros cinco, más o menos, quienes la maten definitivamente para que sólo brille la Gran Universidad de la Gran Las Palmas de la Gran Canaria de la Gran...
Si queremos paz, armonía y convivencia, que se devuelva lo rapiñado, que se suprima el "gran" y que se respete a la casi tricentenaria Universidad de La Laguna. Ni Tenerife ni Canarias perdonarán lo contrario.
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A DON ADAN MARTÍN, presidente del Gobierno de Canarias: los servicios informativos de la costosísima TVC, la gran sangría de Canarias, están enteramente al servicio de la tercera isla, G. Canaria. Son inaguantables, repugnantes y un gran atropello a Tenerife y las Islas occidentales. ¿Por qué permite usted esto?, ¿no es el presidente de las siete Islas y del equilibrio?, ¿tendremos que dejar de confiar en usted? Meta en vereda al director general, al jefe de informativos y a la caterva de redactores subalternos canariones. ¡Inaguantables, don Adán, inaguantables! En ellos, la capital grancanaria parece la capital del Reino de Canarias