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Luces y sombras de una década

Ramírez, en una imagen de sus primeros años como presidente / Mykel

Miguel Ángel Ramírez cumple diez años al frente de la UD Las Palmas, culminados con el ansiado ascenso a Primera División del 21 de junio. Sin embargo, no ha sido un camino de rosas el que ha transitado el presidente amarillo en estos diez años al mando de las oficinas de Pío XII, con luces y sombras en una gestión que tiene un factor predominante: nunca deja a nadie indiferente.

El 8 de julio de 2005 se abría una nueva etapa en una UD Las Palmas ruinosa y abocada a la desaparición por una interminable deuda de 72 millones de euros. El conjunto de Pío XII andaba inmerso en un proceso concursal y, por aquel entonces, asumir la presidencia del equipo amarillo parecía más bien un problema. Ese 8 de julio de 2005 sería Miguel Ángel Ramírez quien llegaría a la presidencia para dar una estabilidad institucional que brillaba por su ausencia. Las Palmas deambulaba por la Segunda División B y el entorno del Club aconsejaba su desaparición. La situación no invitaba al optimismo.

Las luces

Este miércoles, diez años después, Miguel Ángel Ramírez y su junta directiva pueden presumir de haber devuelto la ilusión a la isla de Gran Canaria, logrando el deseado ascenso y con uno de los clubes más saneados del panorama nacional. Llegó a un equipo de Segunda División B que se medía al San Sebastián de los Reyes, Fuenlabrada o filiales de Celta de Vigo o Atlético de Madrid. Hoy, Las Palmas espera al día 14 en que se conozca la fecha de los enfrentamientos ante cinco equipos que disputarán la presente edición de la Liga de Campeones, donde se encuentran el vigente campeón, el de la pasada edición, así como el actual campeón de la Europa League. Seguramente ha costado más tiempo del esperado, pero tras un largo camino el presidente amarillo ha logrado llevar a Las Palmas a la élite del fútbol nacional.

El éxito deportivo ha llegado acompañado del éxito económico. Ha costado más de diez años, pero esta temporada ha sido doblemente fructífera porque, además del ascenso a Primera, Las Palmas ha cerrado uno de los más negros capítulos de su historia al lograr cerrar el proceso concursal que mantenía intervenido al equipo amarillo. De los 72 millones de euros de deuda, a ser uno de los equipos más saneados de España y ejemplo en más de una ocasión para la LFP, hecho que ha destacado en varias ocasiones públicamente su presidente Javier Tebas.

Otro aspecto importante es la vuelta a los orígenes. Hace unas temporadas, con Paco Jémez en el banquillo, Las Palmas se veía obligada por la crisis económica a tirar de su cantera, situación que a la larga ha sido una bendición para el Club. El equipo se llenaba de jugadores canarios que habían sido formados en la cantera, dando así una identidad reconocida al Club y logrando con ello que la afición se sintiera más identificada si cabe con unos jugadores de la tierra, criados en los campos de Gran Canaria. Ese buen hacer de la cantera se ha visto recompensado en los dos últimos años. La pasada temporada el filial amarillo lograba la mejor clasificación de su historia con otro hombre de la casa, Víctor Afonso, llegando a disputar la promoción de ascenso a Segunda División. La confirmación ha llegado esta temporada, donde la mayoría de los partidos en la temporada del ascenso se saltó al césped con ocho o nueve canarios en el once. Ahora, en la temporada del regreso a Primera, el presidente amarillo ha reiterado su discurso de contar con, al menos, 16 jugadores canarios en la plantilla, pudiendo llegar incluso a superar en jugadores de la misma provincia al Athletic Club.

Además, Las Palmas se ha revalorizado como Club y, con ello, sus jugadores han aumentado su valor. En todos estos años, el equipo amarillo ha logrado sacar beneficio económico con las ventas de jugadores como Salomón Rondón, Adrián Colunga, Álvaro Cejudo, Jonathan Viera o Vitolo. Jugadores que llegaron al primer equipo a coste cero o desde la cantera y que vieron aumentar en gran cantidad su valor, así como el del Club.

Por otro lado, el equipo de Pío XII ha logrado aumentar considerablemente y año a año su asistencia media al Estadio de Gran Canaria y el número de abonados. Después de una decepción tras otra, siempre se acababa ilusionando al aficionado y manteniendo el cariño de los más fieles, que veían como en pocas temporadas pasaban de los 10.000 a los 15.000 abonados tras el cruel desenlace ante el Córdoba.

Las sombras

Sin embargo, la travesía de Las Palmas en estos años con Miguel Ángel Ramírez al timón ha tenido también muchos sinsabores y decepciones, así como de capítulos que no han dejado especialmente buena imagen del Club. El más doloroso y sonrojante fue el fatídico 22J. El equipo amarillo estaba a escasos minutos de saborear las mieles de la Primera División, pero una serie de errores en cadena llevaron a conocer la cara más amarga del deporte. Falta de previsión de unos, malas decisiones de otros, comportamiento incívico de unos cuantos y la puntilla con el gol de Uli Dávila que dio la vuelta al mundo por lo bochornoso de los acontecimientos posteriores en el césped.

Tampoco se debe obviar que en un principio y tras el ascenso a Segunda División ante el Linares, el objetivo marcado por el presidente amarillo era abordar el ascenso en cuatro temporadas. Pero acabaron siendo nueve, encadenando decepción tras decepción. Tras salvarse por la campana en sus primeras temporadas tras la vuelta a Segunda, llegaba ese cuarto año del que hablaba Ramírez, el que se debía abordar el ascenso. Y con mucha ilusión comenzó ese curso: volvía Sergio Kresic al banquillo, regresaban ídolos como Guayre o Josico, que se unían a un equipo con Marcos Márquez, Jorge Larena o Salomón Rondón, más el fichaje de un ilustre como Javi Guerrero. Sin embargo la temporada fue un fracaso rotundo. Lo que debía ser la lucha por el ascenso acabó con el equipo amarillo logrando la permanencia en la categoría gracias a un gol de Rondón ante el Nàstic en la última jornada y con Jémez relevando a Kresic a mitad de temporada. Posteriormente y hasta la llegada de Sergio Lobera, ni Jémez ni Juan Manuel Rodríguez lograron el objetivo de tan siquiera luchar por entrar en la promoción de ascenso.

Otros capítulos para olvidar y que no han dado especialmente buena imagen como club son los acontecidos con algunos jugadores en verano. Mariano Barbosa contaba en Canarias Radio La Autonómica que estaba fuera del Club, pero en ese momento recibe la llamada en antena de Miguel Ángel Ramírez y, tras una pequeña discusión, se anuncia horas después la renovación del guardameta argentino. Caso similar ocurrió con Roque Mesa, al que le comunicaron que no iba a ser renovado su contrato y, tras hacer éste pública su decepción en redes sociales, acaban dando marcha atrás y anunciando su renovación al día siguiente. Tampoco quedó bien Las Palmas cuando anunció públicamente la renovación de Matías Lequi o el fichaje de Torrecilla, jugadores que al final cambiaron de opinión y decidieron jugar en otros equipos. También las idas y venidas de Juanito Rodríguez, figura muy controvertida entre el aficionado amarillo, tanto como director deportivo, entrenador o asesor presidencial. Detalles que no se gestionaron bien y no dejaron al Club en buen lugar, de los que se ha aprendido con el paso de los cursos.

En definitiva, se cumplen diez años de un mandato que ha tenido momentos blancos y momentos negros, pero pasando por una amplia escala de grises han convertido al presidente amarillo en una persona querida y admirada por unos, y muy criticada por otros. En un plano incontestable, Miguel Ángel Ramírez ha sabido sortear los no pocos obstáculos que se ha encontrado al mando de la UD Las Palmas en esta década y ha cumplido su sueño, como el de todos los seguidores amarillos: ver al equipo en Primera División.

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Este artículo se modificó el 08/07/2015 18:43 18:43