Después de un inicio con dudas y un cambio de entrenador que trajo de vuelta a Víctor Fernández al banquillo maño, el conjunto zaragozano empieza a salir del pozo en el que se metió tras un buen arranque.
Una montaña rusa en Zaragoza. El conjunto aragonés ha pasado por muchos estados de ánimo en las pocas jornadas que se han disputado, llegando a estar entre los primeros clasificados para terminar hundiéndose en la tabla. A pesar de ello, y tras cambiar de entrenador, se han vuelto a asentar en una zona medianamente tranquila con su última victoria y todo empieza a encajar de nuevo para ellos.
Víctor Fernández ha dado cierta estabilidad al grupo, mejorando los registros defensivos y ofensivos de un equipo que durante un tramo de competición vagó por la categoría sin encontrar su sitio. Aunque el técnico maño también ha sufrido reveses en su estancia en el banquillo, el Zaragoza tiene algo más de equilibrio y eso les convierte, con las piezas que tiene en nómina, en un equipo muy peligroso.
Aunque están lejos de los puestos de privilegio, los zaragozanos están con ganas de pelea y este fin de semana, en su visita al Estadio de Gran Canaria, intentarán conseguir otro triunfo más con el que superar, incluso, a la propia UD en la tabla. De hecho, al cuadro maño les hace falta ganar un partido gordo, importante para asentar sus bases y ese puede ser el del próximo lunes en el recinto de Siete Palmas.
Este choque entre históricos es una ocasión más para que ambos conjuntos mantengan sus respectivas búsquedas de objetivos, teniendo en cuenta que un empate no le vale a ninguno y que una derrota dejaría tocado a ambos. Eso sí, perder dejaría bastante más molesta a Las Palmas por el hecho de jugar en casa y por la ambición de un proyecto que sigue queriendo el ascenso a Primera División.
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Este artículo se modificó el 31/01/2019 12:22 12:22