La más que probable baja del único goleador amarillo se suma a la falta de planificación en la plantilla de un ariete de garantías para Pepe Mel. Además, al equipo le cuesta llegar a tres cuartas partes del campo y la enfermería no para de crecer.
Si a Pepe Mel le preguntasen un año de aprendizaje entre todos los de su carrera, seguro que uno de las etapas clave es la que ha vivido en la Unión Deportiva Las Palmas.
Un equipo sui generis, capaz de hipotecarse a éxito en un año, y arrastrar la mala planificación deportiva y de inversiones sin un periodo concreto. Una planificación que deja en el ojo del huracán a toda la Dirección Deportiva y al presidente Miguel Ángel Ramírez, pero que sufrirá –y sufre– el lado de la cuerda más corta: el entrenador.
A los problemas que Pepe Mel ha sufrido desde pretemporada, se suma que el edificio empieza a derrumbarse por ciertas partes. La falta de delanteros en estos instantes es alarmante. La situación es tan tragicómica que el único 9 que en la actualidad está disponible es un descartado en verano.
Pekhart salió de titular ante el Almería, y a pesar de dar cosas distintas es un futbolista que en la soledad del ataque lo normal es que sufra. Rubén Castro, titular hasta el momento, un futbolista acostumbrado a no aparecer en el juego colectivo pero a ser letal a la mínima oportunidad, puede engrosar la lista de bajas este lunes si los servicios médicos del club le recomiendan operarse de sus molestias.
Mel explicó el sábado que «le tenemos que agradecer el esfuerzo por estar con nosotros. Hoy se ha tenido que infiltrar para estar unos minutos. Yo creía que era mejor que jugara el jueves. El lunes le van a hacer unas pruebas para decidir si se tiene que operar o no». Este lunes se sabrá el alcance.
El técnico madrileño tuvo que ver cómo Edu Espiau salía de la tarde a la mañana cedido al Villarreal B, cómo se decidía no fichar a ningún ariete para cerrar el mercado, y cómo tuvo que volver a acoger a Pekhart, otrora descartado y sin ritmo competitivo. Además, Sergio Araujo vive un calvario con una lesión de tobillo que le mantendrá, al menos, tres meses en el dique seco.
Si el escenario medio entre el pesimismo y optimismo se cumple, Mel solo podrá contar con Pekhart para el ataque en los próximos meses. Un éxito de planificación para un equipo que necesita empezar a marcar y sumar de tres, sino quiere empezar a entrar en un océano de dudas. Y en esas dudas, en este negocio y con el background de Ramírez en estas situaciones, el primero que paga el pato es el entrenador. A Mel le crecen los problemas.
Este artículo se modificó el 19/09/2019 18:40 18:40