Un joven pierde dos dientes tras una brutal agresión por parte de la Policía.
Una veintena de guardias civiles de Candelaria fueron testigos del hecho
LA OPINIÓN / SANTA CRUZ DE TENERIFE
Un joven de 30 años de edad denunció la brutal agresión de la que fue objeto el pasado 14 de julio por parte de tres agentes del Cuerpo Nacional de Policía, que le rompieron dos dientes tras golpearle en el rostro con lo que podría ser un puño americano. Además, la víctima denunció que permaneció sin asistencia médica y letrada en la Comisaría de Aguere más de 72 horas.
La brutalidad de la actuación policial se cebó el pasado 14 de julio con un joven de 30 años, natural de Candelaria, Víctor Manuel Hernández Delgado, quien fue presuntamente golpeado por varios funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía, sufriendo la víctima la pérdida de dos incisivos tras ser agredido con lo que parece ser un puño americano.
El calvario de este joven, sin antecedentes, que a duras penas sabe leer y escribir -como muestra de ello cabe decir que sacó el carnet de conducir a través de un examen oral-, comenzó sobre las 23:00 horas del pasado viernes cuando salía de casa de un amigo y se dirigía a su domicilio en Las Caletillas. Al llegar a la altura de la TF-28, la antigua carretera general del Sur, un turismo Seat de color rojo, con los cristales tintados se le atravesó y del mismo se bajó un individuo, con aspecto de delincuente, con gorra, tatuajes y cadenas.
Ante ello, Víctor Manuel dio marcha atrás a su turismo y enfiló hacia un lugar habitado y con suficiente luz, hasta que encontró un bar, Casa Agrícola, en La Cuesta de Las Tables, en Candelaria.
El coche que le iba siguiendo se detuvo delante del suyo y, uno de los ocupantes abrió la puerta del acompañante y sin mediar palabra le propinó un puñetazo que le hizo perder dos dientes cuyo implante y reposición tienen un coste de 3.027 euros. Mientras, el otro individuo lo sacó a rastras y en ese momento ambos se identificaron como policías y continuaron con el rosario de patadas, puñetazos y rodillazos, al tiempo que le rompían las gafas y los pantalones al ser arrastrado.
Una vez en el suelo le increpaban diciéndole: "Dónde había tirado la coca", "no seas mentiroso", "no nos mires a la cara", "qué te has creído, niñato".
Ante los gritos de auxilio de Víctor Manuel, varios comensales salieron del bar pidiendo a los agresores que dejaran a esta persona en paz. Casualmente, entre este grupo de personas habían una veintena de guardias civiles del puesto de Candelaria que estaban despidiendo a un compañero. Según los testimonios aportados por la madre de Víctor Manuel, los agentes de la Benemérita se dirigieron a los policías y estos les dijeron que se metiesen en lo suyo, como quiera que los miembros del instituto armado les recriminaron su actuación exigiendo que trasladaran al muchacho a un centro sanitario, uno de los agentes del CNP supuestamente exhibió su arma de fuego.
Los policías pidieron apoyo y se personaron más agentes de paisano, entre ellos una mujer que también agredió al joven.
Posteriormente, fue conducido al centro de salud de Candelaria. Durante el trayecto, según la denuncia interpuesta ante la Benemérita, le aconsejaron que le dijese al médico que "allí sólo te van a curar y como digas algo más te la vas a llevar".
Acabada la inspección médica, los funcionarios se dirigieron a la casa cuartel de la Guardia Civil de Candelaria donde trataron de dejar al joven. Sin embargo, el responsable del acuartelamiento se negó, por lo que se introdujeron en el coche y comenzaron a insultar a este mando de la Benemérita.
En ese momento, se dirigieron a Víctor Manuel y le dijeron "vas a saber lo que es tierra comanche", siendo trasladado a la Comisaría de La Laguna.
Mientras, uno de los agentes condujo el coche en el que viajaba el detenido, un Seat Ibiza, propiedad de su hermana y que le fue reintegrado el lunes 17 con la defensa delantera rota, la rueda y el lateral derecho del turismo rayado cuando antes de los hechos estaba intacto como podrían corroborar los testigos.
Un cogotazo y una patada
Una vez llegó a Comisaría, lo sentaron a la espera de declarar y le propinaron un cogotazo y una patada. Según la denuncia ante la Guardia Civil, el interrogatorio giró sobre si sabía dónde estaba la droga, todo ello sin asistencia letrada. Una vez finalizó el mismo le insistieron en que firmara la denuncia negándose en rotundo, procediendo en ese momento los agentes a decirle: "La droga no te la comerás, pero te vas a comer una agresión a los agentes de la autoridad y una conducción temeraria". Sus padres conocieron de su detención el domingo a las 14:00 horas, cuando en su casa se recibió una llamada informándoles que "había atropellado a alguien" y que no habían telefoneado antes, ya que Víctor Manuel no quiso preocupar a su familia". El joven relató que durante el tiempo que permaneció en dependencias policiales, solicitó asistencia médica soportando fuertes dolores por la pérdida de los dos dientes y no se le hizo caso.
Una vez fue presentado ante la jueza de guardia de Güímar, fue puesto en libertad sin cargos, pero quedó acusado de una presunta agresión a agentes de la autoridad, por lo que deberá presentarse en el juzgado los días 1 y 15 de cada mes.
Policías condenados por exceso de celo
Todavía está presente en la memoria de muchos la brutal agresión llevada a cabo por dos agentes de la Policía Local de La Laguna quienes golpearon a un oftalmólogo cuando paseaba en bicicleta por el camino del Tornero. Los agentes utilizaron mil y una argucia para justificar su excesivo celo policial, sin embargo, el juez encargado de su caso los condenó a ambos. Hoy uno de ellos no ha vuelto a pisar la calle de uniforme.
Otro caso sonado fue la interceptación de un turismo en la TF-2 por parte de agentes del GIFA de la Guardia Civil, que era objeto de un seguimiento al sospechar que llevaba cocaína. Los agentes trasladaron el turismo hasta la casa cuartel de La Laguna donde permaneció toda una noche. Al día siguiente cuando se comunicó el caso al juez de guardia y se desplazó el secretario para proceder a la apertura del turismo hallaron en su interior cuatro kilos de cocaína. Sin embargo, el abogado defensor del único detenido argumentó que el hecho de haberse quedado todo un día en dependencias policiales pudo haber sido objeto de manipulación. Resultado, el detenido quedó en libertad y la cocaína fue destruida.
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Me suena un poco raro esta noticia. ¿Desde cuando va la secreta con puños americanos tatuajes y cadenas? No digo que no sea cierta, pero rara si que es. Si lo persiguieron por Candelaria como secretas en un SEAT rojo, ¿Dónde esta la sirena de la secreta? No se, suena extraño. Yo conozco muy bien Candelaria y no suele pasar la Policía Nacional, es trabajo de la guardia civil.
Bueno espero que si son de la Policía Nacional los expulsen del cuerpo.
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