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24/01/2008 (00:34 h.)
LA MIRADA DE ANDERSSON / EL UNIVERSIDAD Y SUS PROBLEMAS
Cara al sol
MARTÍN ALONSO. Las Palmas de Gran Canaria
A Lucas Pérez, director general del Universidad, le parece una bagatela que el ‘Cara al sol’ suene minutos antes de que su equipo juegue un partido oficial en su propio campo. Así me sonaron sus palabras este jueves al hablar del asunto en CANARIAS AHORA RADIO, donde encima se permitió el lujo de disparar contra el mensajero (
www.canariasahora.es) que denunció semejante barrabasada. ¿Sabrá el ilustrado que algo más de 200.000 personas fueron asesinadas y cerca de 50.000 desaparecieron producto de la represión de un régimen que adoptó esa canción como himno?
Entiendo que a Lucas Pérez le ha tocado, porque así lo ha elegido, el papel de bombero-torero en un club espurio que, en los últimos años, ha protagonizado un buen número de capítulos grotescos donde se ha retratado a la perfección. Ahí están las hemerotecas para juzgar a una entidad incapaz, por torpezas propias, de encontrar abrigo, apoyo y ánimo, y que camina sobre el alambre por empeñarse en vivir por encima de sus posibilidades.
Lo del ‘Cara al sol’ puede ser una frivolidad, incluso hasta ha podido ser magnificada tras ser publicada en ese (este) periódico digital que tanto incomoda nombrar a Lucas Pérez, pero por mucho que quiera tapar el director general (bombero-torero) del Universidad, ese brote facha no es una casualidad. Lo saben Lucas Pérez y todos los palmeros que se cobijan al amparo de esa curiosa familia colegial.
Y justo ahí es donde radica la gravedad de todo. Porque es muy peligroso que haya gente que se piense que está por encima del mal y del bien, que se considere con capacidad para tener inmunidad total y que aprecie como válido, incluso como broma, algo tan macabro como el franquismo y su represión. Pero que sepan que ahí, donde creen que radica su grandeza, reside su miseria.
Por eso, por tanta insensatez, cada vez hay más personas que se preguntan por qué ese club merece lucir el nombre de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Por cosas así, tal vez, no encuentran el respaldo de la gente. Por eso tienen tantas puertas cerradas.
Y si ese es el camino para su excelencia, entonces sigan cara el sol. Yo miraré a otro lado.