Genial Martín, eres el Trashorras de la pluma, cuanta falta hacen PERIODISTAS como tu.
Al resto de periodistas, les invito a seguir la senda que el Sr. Alonso lleva trazando desde hace tiempo.
PD: Te has ganado un userbar durante un tiempo en mi firma.
LA MIRADA DE ANDERSSON / LA IMPORTANCIA DEL RIVAL EN LA HISTORIA PROPIA
El 'Tete'
MARTÍN ALONSO. Las Palmas de Gran Canaria
Si el Tenerife no existiera habría que inventarlo. El concepto original no es mío. Se lo fusilo a Joan Laporta, presidente del FC Barcelona, que en su día expresó palabras similares, pero con el Real Madrid como referencia de la frase. A mí, el concepto me vale para entender un poco más y mejor la grandeza de la UD Las Palmas. Incluso me parece brillante. El rival, el adversario, como una señal más de identidad. Siempre ligado a la historia propia. Porque, ¿qué sería el fútbol en Canarias sin un derbi como el de este sábado?
El partido que enfrentará en poco más de 24 horas a UD Las Palmas y CD Tenerife en Siete Palmas ha generado un entusiasmo diferente, insólito, con respecto a derbis anteriores. Ya se han vendido más de 23.000 entradas para ver un encuentro entre dos equipos que no andan sobrados de exquisiteces, que militan en Segunda y que han gozado de tiempos mejores.
Pero el derbi canario, durante muchos años exiliado a la Copa del Rey porque los dos clubes fueron incapaces de ajustar cronómetros y parámetros para vivir momentos de gloria en años similares (cuando la UD brillaba en las décadas 60 y 70 el Tenerife ni se asomaba a Primera, y cuando la entidad chicharrera lució solera en los 90 la institución amarilla dio con sus huesos en Segunda B), ya es la cita del año para la afición de Canarias.
Incluso ganar al rival puede valer para salvar una temporada regular. Tanto, que puede hacer resurgir a todo un club. Y el mejor ejemplo lo experimentó la UD Las Palmas en 1995. Aquel año, el equipo amarillo subsistía en Segunda B (por tercer año consecutivo) con una trayectoria casi desoladora. A los frustrados asaltos anteriores de ascenso (con Álvaro Pérez e Iñaki Sáez) que habían generado tanta pesadumbre, se ligaba un cóctel depresivo: mal fútbol y resultados poco brillantes.
Marco Antonio Boronat había comenzado la temporada como entrenador y tras varias derrotas fue destituido y sustituido por Paco Castellano. Titubeante también en liga con el técnico grancanario, el sorteo para la tercera eliminatoria de la Copa del Rey presentó a la UD Las Palmas la oportunidad de medirse, entre diciembre de 1994 y enero de 1995, a un CD Tenerife, con Vicente Cantatore como entrenador, de Primera división y que ese mismo curso disputaba la Copa de la UEFA.
Gesta amarilla en el Heliodoro
La ida se disputó en un Estadio Insular a reventar y finalizó con empate (0-0). La vuelta, ya en el Heliodoro, parecía una empresa fácil para el CD Tenerife, que encima antes del descanso ya jugaba con superioridad numérica por la expulsión de Alexis Suárez. Pero la UD Las Palmas, colgada de los hombros de Manolo López, resistió primero el tiempo reglamentario (0-0), aguantó luego la prórroga (0-0) e hizo saltar la bolsa en la tanda de penaltis con un triunfo que despertó del letargo a su afición.
La parroquia amarilla, desencantada con tanto fracaso (entre 1988 y 1992, descenso de Primera a Segunda B), dejó de mirar con recelo al equipo y se volvió a enganchar. Meses después de la victoria en el Heliodoro, el verano del 95, la UD Las Palmas erró el tiro en su tercer intento consecutivo por abandonar la tercera categoría del fútbol español, pero sólo fue cuestión de tiempo.
Ya se había puesto en marcha un movimiento de inercia que un año después, con Pacuco Rosales al frente, dio el empujón necesario para abandonar Segunda B. Y la afición, de nuevo encantada con su equipo, pidió más. Durante cuatro años llenó el Estadio Insular, compró abonos, vistió y lució con orgullos sus colores, no cesó ante cualquier revés (derota en la promoción de ascenso ante el Oviedo), gozó con otro triunfo copero sobre el CD Tenerife y volvió a Primera división.
Igual ya es el momento de que otra victoria ante el Tete sirva para activar la alianza entre afición y equipo de la UD Las Palmas. Por cosas así, por eso (y por sus propios méritos y brillantes triunfos, que los tiene) debe existir el CD Tenerife.
PD- Persevero: Canarias es amarilla. Los números y la historia son irrebatibles.