La redención de Sony
Me juego el cuello a que mi foto está en la diana de dardos de más de un fanboy de Sony, no es fácil criticar a una compañía que puso la PS2 en más hogares españoles de los que aparecían en el censo. En España hay devoción hacia todo lo que ponga Playstation. Pero estos días, mientras pensaba en escribir este post –a raíz de mi visita al Playstation Day de Londres-, he repasado mis entradas para ver si realmente soy un iconoclasta o si simplemente tenía ganas de generar polémica y me levanté ese día con el pie izquierdo.
Después de la lectura compruebo que sigo pensando muchas de las cosas que dije en su día, pero que también Sony ha dejado de ser la compañía prepotente de meses pasados. PS3 sigue pareciéndome una consola compleja, un exceso de potencia que pagan los consumidores y que no aporta el beneficio que debería. En el momento de su lanzamiento, por ejemplo, había debate sobre la capacidad gráfica y de proceso de la consola, pero basta con darse una vuelta por el catálogo para darse cuenta de que a la hora de jugar hay poca, muy poca, diferencia entre lo que sale de una Xbox 360 y lo que sale de una PS3, por mucho procesador cell que haya (un punto por el que casi me crucificaron en el foro). Aquí seguimos con un mando que no vibra y cuyos sensores de movimiento y posición no se han traducido en juegos más interesantes o con un mejor control, y una unidad Blu-Ray que se paga céntimo a céntimo pero a la que se le saca muy poco partido. Cifra: en Europa, a mediados de marzo, se habían vendido 2,3 millones de películas en Blu-Ray, casi la mitad que consolas PS3. Uno de cada dos usuarios de PS3 ni siquiera ha comprado un disco Blu-Ray.
Pero hay cualidades redentoras en la nueva etapa de Sony. En la entrevista que Pablo Romero ha hecho en el Navegante se puede ver a un responsable más preocupado por poner títulos de calidad en las estanterías, que es lo que en realidad hace falta. En el Playstation Day puede ver algunos de los bombazos que se preparan para estos próximos meses (Little Big Planet es la leche, Killzone 2 se ve espectacular, los creadores de Haze deberían abandonar el proyecto y vender kleenex en los semáforos). Hay grandes sorpresas. Sony, por ejemplo, prepara un revolucionario título de bolos en el que hay que mover el mando, dotado de acelerómetros, como si fuera la bola que se lanza (sorprendente, ¿verdad? Es completamente verídico). Ahora más en serio, en general hay un catálogo que empieza a tomar forma y en el que hay joyas que, bien pulidas, pueden ser muy interesantes.
La más importante no es un juego, sino un accesorio. Uno genial. Durante unos meses consideré que Home —el mundo virtual de PS3 donde conocer a otros jugadores- sería una de las tablas de salvación de esta consola pero lo que he visto en el Playstation Day no me ha hecho ni levantar media ceja. Creo que adolece del mismo problema que Second Life. Es poco más que una sala de chat glorificada en exceso y que añade la complejidad de la interacción en 3D —hay cosas para las que dos dimensiones son más que suficientes-. Home es, sin embargo, el primer intento de Sony por hacer una comunidad online centralizada, algo parecido a Xbox live, que lleva en este caso años de ventaja (en experiencia y calidad) y que, creo, será el modelo que Sony tendrá que seguir tarde o temprano.
Pero me desvío. Lo mejor que he visto, decía, es un accesorio. El PlayTV, un sintonizador TDT que permitirá, por fin, que en España tengamos algo remotamente parecido al TiVo sin dejarnos una pasta en un PC para colocar bajo el televisor o un grabador DVD de precio similar (bueno, hay que dejarse la pasta en la Playstation 3, después de todo, y en los 100 euros del dispositivo). PlayTV es un sintonizador bien pensado y diseñado. Cómodo, con capacidad para grabar programas en el disco duro de la PS3 y pasarlos a la PSP sin traumas. Me ha enamorado. En serio. Aunque parece que aún no está claro si se podrá grabar un programa al mismo tiempo que se juega a un juego —un problema-.
Está PlayTV, claro, y Eye Toy: Pom Pom Party, un juego para Eye Toy —Playstation 2- con el que entrenarse con pompones para ser animadora. Glorioso. Una pena que los pompones desaparecieran a mitad de la noche (en la fiesta posterior al Playstation Day), cuando ya llevaba dos cervezas y no me hubiera importado hacer el ridículo frente al resto de los periodistas del sector.
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