La obra apareció caída en el suelo, objeto de un acto vandálico ocurrido durante la fiesta.
En lan oche anterior, el espectáculo, como no era de esperar, no defraudó. Una gran exhibición de fuegos artificiales puso punto final (o inicio, para muchos) a una tarde repleta de hogueras por toda la geografía insular.
En la playa, muchos acudían portando los objetos con los que representar la costumbre de turno: pétalos para darse el baño purificador, frutas que comer en las aguas negras por la noche...
Un año más, todo se cumplió según los rituales, con lo saltos sobre las hogueras y las familias formando coro en la arena, disfrutando de una de las noches más cortas del año y del comienzo, unos días después del solsticio, del verano y el buen tiempo.
Al día siguiente, la basura inundaba la playa y sus alrededores. Cuadrillas de basureros se tenían que aplicar para limpiar la arena de todo tipo de restos de la fiesta. En la zona del Auditorio, el Ayuntamiento instaló cubos para hacer una recogida selectiva de las basuras y dejar la playa capitalina como nueva.
Y así, hasta el próximo año.


Ahora pregunto, estarían de acuerdo con dejar la Playa de las Canteras para esta celebración, como ya se hiciera con el mítico Womad, ya que era una vergüenza ver a la gente meando en la misma arena, vomitando, tirando todo tipo de basuras...




