21 días de estupidez y porros
- Herreño
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21 días de estupidez y porros
Bueno viendo que el post de 21 dias fumando porros está algo fumao (valga la redundancia), me gustaría continuar porque aunque el programa ha dado que hablar, resulta que esta periodicucha fue a Bilbao a conocer el funcionamiento de la asociación de usuarios del cannabis pannagh y entrevistó a Martin Barriuso y a varios usuarios (una mujer con esclerosis múltiple y varios usuarios). Martin Barriuso ha expresado su descontento tras ver la emisión del programa debido a la burda manipulación propagandística en la que se vio envuelto, copio y pego de la fac:
21 dias de estupidez y porros
Imaginemos que una "periodista" con ganas de trepar y pocos escrúpulos profesionales se dedicara durante tres semanas a meterse dosis masivas de alcohol en el cuerpo: Unas cuantas copas de orujo en el desayuno, unos chupitos de güisqui a media mañana, tres litros de Rioja en el aperitivo y así, exceso tras exceso, hasta el coma etílico. Imaginemos que, además, la autodenominada "periodista" insistiera en hacer su "trabajo" en plena melopea. El resultado, sin duda, sería lamentable. Si, para colmo de amarillismo, la susodicha intentara extraer profundas conclusiones acerca de los peligros de la bebida y se dedicara a dar cancha a ex-alcohólicos partidarios de implantar la Ley Seca como forma de hacer frente al consumo abusivo, está claro que nadie la tomaría en serio.
Pues bien, en el programa "21 días fumando porros", emitido el pasado viernes 27 de marzo en Cuatro, Samanta Villar, la intrépida "periodista", hace exactamente eso, solo que cambia el alcohol por el cannabis. De hecho, Villar se pega tales pasadas con los porros que sin duda habría muerto de sobredosis etílica si hubiera intentado hacer un programa parecido sobre la bebida. La pregunta que surge de inmediato es: ¿Se puede llamar periodismo a semejante ejercicio de irresponsablidad?
El programa de Cuatro fue una muestra clásica de manipulación y propaganda anti-drogas en el más rancio estilo. Se alteró el orden de los acontecimientos (el brutal colocón holandés, por ejemplo, se produjo varias semanas antes de rodar el resto) y se eliminaron varios días de material grabado (como la visita a la asociación MACA de Barcelona) para que todo encajara en el guión preestablecido. Se suprimieron los mensajes políticos de las asociaciones cannábicas y se dio un peso exagerado a un pequeño grupo de ex-adictos que no representan ni de lejos la realidad de la mayoría de quienes fumamos porros.
Por otra parte, la aportación del programa al necesario debate social sobre el cannabis, sus beneficios y riesgos, y su situación legal es, sencillamente, prescindible. ¿Que el cannabis no es inocuo? Ya lo sabíamos. ¿Que los excesos son malos? Vaya novedad. ¿Que hay gente que haría mejor en no probar los porros en su vida? Es lo que llevamos diciendo toda la vida. ¿Y para eso tanto ruido? ¿Eso es todo lo que Cuatro es capaz de aportar a un debate tan serio?
Por fortuna, no todos los que usamos el cannabis cometemos los estúpidos excesos de la periodista de Cuatro. La inmensa mayoría de personas usuarias de la planta somos gente normal y no tenemos graves problemas debidos a nuestro consumo. Pero, sobre todo, solemos ser gente responsable que afronta las consecuencias de lo que hace. En cambio, la penosa imagen final de Samanta Villar, jurando que, tras el brutal atracón de cannabis que se acababa de pegar, nunca más volvería a fumar un porro, evoca sin remedio al típico idiota que, tras desoír los consejos de todo el mundo y emborracharse hasta las patas, asegura por la mañana, en plena resaca, que nunca volverá a beber. Por suerte, todo el mundo conoce el escaso valor que tienen las reflexiones de un idiota resacoso.
Las actuales políticas de drogas son un desastre que causa más daños que las propias drogas, como acaba de reconocer la Comisión Europea en un reciente informe. La vigente regulación legal sobre el cannabis, además de alimentar un inmenso mercado negro de naturaleza mafiosa y de deteriorar la calidad de producto, coarta la libertad de millones de adultos y dificulta el acceso a los enfermos que podrían beneficiarse de sus propiedades medicinales, sin conseguir impedir a cambio el acceso de los adolescentes a la sustancia. La reforma de ese marco legal es una cuestión de gran calado social y debe abordarse con seriedad, basándose en datos sociológicos y científicos, no en los prejuicios y experiencias de unos cuantos profesionales del engaño y la telebasura.
Martín Barriuso Alonso
Presidente de la Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC)
http://www.fac.cc/
21 dias de estupidez y porros
Imaginemos que una "periodista" con ganas de trepar y pocos escrúpulos profesionales se dedicara durante tres semanas a meterse dosis masivas de alcohol en el cuerpo: Unas cuantas copas de orujo en el desayuno, unos chupitos de güisqui a media mañana, tres litros de Rioja en el aperitivo y así, exceso tras exceso, hasta el coma etílico. Imaginemos que, además, la autodenominada "periodista" insistiera en hacer su "trabajo" en plena melopea. El resultado, sin duda, sería lamentable. Si, para colmo de amarillismo, la susodicha intentara extraer profundas conclusiones acerca de los peligros de la bebida y se dedicara a dar cancha a ex-alcohólicos partidarios de implantar la Ley Seca como forma de hacer frente al consumo abusivo, está claro que nadie la tomaría en serio.
Pues bien, en el programa "21 días fumando porros", emitido el pasado viernes 27 de marzo en Cuatro, Samanta Villar, la intrépida "periodista", hace exactamente eso, solo que cambia el alcohol por el cannabis. De hecho, Villar se pega tales pasadas con los porros que sin duda habría muerto de sobredosis etílica si hubiera intentado hacer un programa parecido sobre la bebida. La pregunta que surge de inmediato es: ¿Se puede llamar periodismo a semejante ejercicio de irresponsablidad?
El programa de Cuatro fue una muestra clásica de manipulación y propaganda anti-drogas en el más rancio estilo. Se alteró el orden de los acontecimientos (el brutal colocón holandés, por ejemplo, se produjo varias semanas antes de rodar el resto) y se eliminaron varios días de material grabado (como la visita a la asociación MACA de Barcelona) para que todo encajara en el guión preestablecido. Se suprimieron los mensajes políticos de las asociaciones cannábicas y se dio un peso exagerado a un pequeño grupo de ex-adictos que no representan ni de lejos la realidad de la mayoría de quienes fumamos porros.
Por otra parte, la aportación del programa al necesario debate social sobre el cannabis, sus beneficios y riesgos, y su situación legal es, sencillamente, prescindible. ¿Que el cannabis no es inocuo? Ya lo sabíamos. ¿Que los excesos son malos? Vaya novedad. ¿Que hay gente que haría mejor en no probar los porros en su vida? Es lo que llevamos diciendo toda la vida. ¿Y para eso tanto ruido? ¿Eso es todo lo que Cuatro es capaz de aportar a un debate tan serio?
Por fortuna, no todos los que usamos el cannabis cometemos los estúpidos excesos de la periodista de Cuatro. La inmensa mayoría de personas usuarias de la planta somos gente normal y no tenemos graves problemas debidos a nuestro consumo. Pero, sobre todo, solemos ser gente responsable que afronta las consecuencias de lo que hace. En cambio, la penosa imagen final de Samanta Villar, jurando que, tras el brutal atracón de cannabis que se acababa de pegar, nunca más volvería a fumar un porro, evoca sin remedio al típico idiota que, tras desoír los consejos de todo el mundo y emborracharse hasta las patas, asegura por la mañana, en plena resaca, que nunca volverá a beber. Por suerte, todo el mundo conoce el escaso valor que tienen las reflexiones de un idiota resacoso.
Las actuales políticas de drogas son un desastre que causa más daños que las propias drogas, como acaba de reconocer la Comisión Europea en un reciente informe. La vigente regulación legal sobre el cannabis, además de alimentar un inmenso mercado negro de naturaleza mafiosa y de deteriorar la calidad de producto, coarta la libertad de millones de adultos y dificulta el acceso a los enfermos que podrían beneficiarse de sus propiedades medicinales, sin conseguir impedir a cambio el acceso de los adolescentes a la sustancia. La reforma de ese marco legal es una cuestión de gran calado social y debe abordarse con seriedad, basándose en datos sociológicos y científicos, no en los prejuicios y experiencias de unos cuantos profesionales del engaño y la telebasura.
Martín Barriuso Alonso
Presidente de la Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC)
http://www.fac.cc/
Este reportaje fue una basura impresionante,q no refleja para nada la realidad,gracias a esto nunca se llegara a la legalizacion del cannabis,como es posible q una persona q supuestamente "nunca" ha fumado cannabis,pretenda estar 21 dias fumando algunas de las mejores yerbas,y no tener amarillos y mierdas?a quien se le ocure hacerle una entrevista emboliado,al gran escohotado,puta verguenza ajena,y encima luego me sacan a dos pseudoyonkis,q por culpa del cannbis se les arruino la vida,lo mas seguro q lo q le arruino la vida no fuera el cannabis,fuera otras drogas.Y el chaval q se fumaba 30 poros diarios,venga hombre por favor,eso es a un porro cada media hora,o fumaba pseudohachis o es practicamente imposible.
Desgraciadamente la gente q realmente no sabe del tema lo creera,y seguiremos en la misma,con la posibilidad q habia de abrir un poco la mente a la gente,lo han tirado todo a la puta borda por intereses.
A ver si se atreve a estar 21 dias bebiendo alcohol en la misma proporcion que porros,seguramente moriria en el intento.
Desgraciadamente la gente q realmente no sabe del tema lo creera,y seguiremos en la misma,con la posibilidad q habia de abrir un poco la mente a la gente,lo han tirado todo a la puta borda por intereses.
A ver si se atreve a estar 21 dias bebiendo alcohol en la misma proporcion que porros,seguramente moriria en el intento.
- GradoCurvo1978
- Directivo de la entidad
- Mensajes: 4175
- Registrado: Sab Jul 16, 2005 9:00 am
maginemos que una "periodista" con ganas de trepar y pocos escrúpulos profesionales se dedicara durante tres semanas a meterse dosis masivas de alcohol en el cuerpo: Unas cuantas copas de orujo en el desayuno, unos chupitos de güisqui a media mañana, tres litros de Rioja en el aperitivo y así, exceso tras exceso, hasta el coma etílico. Imaginemos que, además, la autodenominada "periodista" insistiera en hacer su "trabajo" en plena melopea. El resultado, sin duda, sería lamentable. Si, para colmo de amarillismo, la susodicha intentara extraer profundas conclusiones acerca de los peligros de la bebida y se dedicara a dar cancha a ex-alcohólicos partidarios de implantar la Ley Seca como forma de hacer frente al consumo abusivo, está claro que nadie la tomaría en serio.
todo dicho.
un saludo.
todo dicho.
un saludo.
- GradoCurvo1978
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- Registrado: Sab Jul 16, 2005 9:00 am
todo abuso es malo.....los porros son malos...el tabaco es malo...el alcohol es malo...el chocolate es malo .....los videojuegos son malos...la comida basura es mala... el fanatismo en el futbol es malo ....Mr Yo escribió:Los porros seguirán siendo malos, se haya fumado 21 o 3000.

La droga hay ke legalizrla,regularla y controlarla,como cualkier substancia consumible no inocua para el organismo,debe ser contralada cualitativamente, y sanitariamente,por el gobierno y no comerciarse en el mercado negro.
Es como el alcohol...si este fuese ilegal y se vendiera en las eskinas mas de uno de este foro ya tendria cirrosis o algo peor.
Lo ke pasa ke hay mucha hipocresia social.Mucha gente te mira mal por fumarte un peta y despues no le hacen ascos a una buena farlopada....o se cojen unas moñas de alcohol ke acaban a 4 patas.
- piopioalways
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