Gracias a Dios que los mensajes le salen gratis". Esta frase, dicha por Jacki Wiski, cobra sentido cuando la gente descubre que su hija Crystal ha enviado 300.000 mensajes de móvil en un solo mes.
Esta adolescente de Sacramento admite que tiene "calambres" debido a su curiosa costumbre y que sus propios amigos le recomiendan que acabe de una vez con el frenesí de sus pulgares.
Su madre le compró un iPhone hace justo un mes y Crystal lo ha estrenado por todo lo alto. "Debe mandar mensajes mientras duerme", asegura Jacki, sorprendida.
"Soy popular, no puedo evitarlo"
La protagonista de la proeza achaca ese flujo de mensajes a su fama: "Soy popular, no puedo evitarlo", asegura la joven a la prensa americana.
Curiosamente, esta adicción no ha afectado a sus notas, ni ha impedido que consiga un trabajo de 40 horas semanales. Eso sí, de no disponer del envío gratuito de los mensajes, esta manía le habría costado más de 22.500 euros.
Sus 300.000 mensajes mensuales supondrían 10.000 al día, 416 a la hora y 7 al minuto. Eso sí, suponiendo que Crystal no durmiera jamás. Su hermano, que quiere emular la hazaña, ha enviado 3.000 en un mes, aún lejos de la marca de Crystal.
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