Por volver a estar donde nos merecemos, entre los grandes. Porque a pesar de ser sufridores, a pesar de que las cosas hayan cambiado y a los más longevos sólo les quede en mente el pesimismo y la tristeza, acompañadas por las memorias orgullosas que un día sintieron y sienten como aficionados amarillos, siempre estaremos orgullosos de ser lo que somos y de ser de nuestro club. Una afición única, que pasa quizá por uno de sus peores momentos; contrastado con la alegría y la superioridad del eterno rival y enemigo. Enemigo que ni por asomo tiene la historia, la categoría y la afición que existe en la isla redonda.
¡Vamos! ¡Remontemos el vuelo! Sólo hay que creer en nosotros. Los jugadores pasan, los presidentes pasan, las directivas pasan. Los malos y los buenos momentos pasan. Sólo tres cosas permanecen: el orgullo, la fidelidad y el recuerdo. Por el buen fútbol, por volver a asombrar a toda España con el juego de los grancanarios. Era único. Por aquellos que llegaron a lo más alto: Molowny, Germán, Tonono, Guedes, Castellano, Brindisi o Morete; que por suerte o desgracia de la vida, los de mi generación nunca vimos jugar. O por aquellos otros: Cicovic, Sarasua, Paqui, Pablo Lago, Turu Flores, Orlando, Eloy, Vinny Samways, Paquito, Rubén, Jorge, Orlando Quintana; que si los vi jugar y me hicieron enorgullecerme, como aficionado a Las Palmas y al buen fútbol.
Hoy, los nombres son diferentes. En el fútbol actual, ya no existe ese orgullo y ese sacrificio por una camiseta. El valor, el coraje, el orgullo, la casta y el privilegio de vestir unos colores y portar un escudo en el pecho como pasaba hace años, contrasta con el dinero, los fichajes millonarios, la teoría de los mercenarios y un sinfín de cosas que manchan el nombre del buen deporte. A pesar de ello, de los nuevos tiempos...
Y a pesar, de que cualquier tiempo pasado fue mejor, con nuestra ayuda y confianza en nosotros, podremos igualar esas épocas, y porqué no, superarlas.
Volveremos...

Por Daniel Guillén