Pero el tiempo pasa, y Guillermo encontró, adiós gracias, en su incomparable tienda de los bajos del edificio Azor en Tomás Morales, un retiro discreto y honorable. Claro que la hecatombe estaba por llegar. Y la Ley de Murphy se vendría a detener, por tiempo indefinido, en esa maléfica banda oscura y graciosa. Llegó Javier, un canterano con zurda, por fin, amueblada. Antes, de okupa, un tal Mayé, pasaba de vez en cuando por la zona, como el que no quiere la cosa. Como era un comodín, palabro viejo y chocho, se dedicaba a lo que buenamente podía: hacía falta un lateral derecho, ahí estaba Mayé, que central, Mayé operativo,líbero, ya no se usa, Mayé, córner a favor en el último minuti, Mayé. Eso si, todo, todo, lo hacía mal, rematadamente mal, o sea, un tronco nunca antes visto. Pero no había más,
Pues si Hernández, Mayé y Javier no nacieron para escribir historia en el flanco izquierdo de la UD, no les digo nada de CUNDO. Ay mi madre, con éste, discúlpenme, no sé como empezar. O mejor no empiezo, y me quedo más relajado, y ustedes también.
Todo esto lo comento a cuenta de Dani López. Porque digo yo que si Sinibaldi, Olsen, Miguel Muñoz o Heriberto Herrera jugaron con aquellas perlas, igual Kresic nos termina por dar la razón a aquellos que pensamos que no entendemos, QUE COÑO hacen jugando en un equipo con vistas a primera, López, García, Pin, Marquez y Cia.
Porque una cosa no quita la otra, no sé si me entienden...
