Sé que ustedes son canarios, que ya bastante tienen con lo que tienen que de tasas de desempleo entendemos ambos bastante... pero para quien le interese, quien tenga curiosidad de saber qué hay detrás del subdesarrollo andaluz y cómo se nos paga, ¡como se nos paga! La madre que me trajo... cuanto aguantado en esta TIERRA ANDALUZA, cuánto lleva aguantado este PUEBLO al que sólo le dan las migajas del folklore de pandereta, de tomar sus signos de identidad cultural propios y prostituirlos para venderlos como imagen de España. Para eso nos quieren, para eso. El otro día, el Himno de la Federación Española de Fútbol uno compuesto por uno de Los Morancos y cantado por El Soto. Los 2 sevillanos, andaluces. Que si ole ole que si flamenco, que si... anda por ahí hombre ya.

HARTO
Este texto está escrito por un periodista conocido mío: Ernesto López de Rueda Cossío. Subrayaré lo más destacado, porque es un buen tocho.
En resumen: históricamente esta región sólo fue tomada en cuenta para la pandereta, ole y ole y toda esa basura. Por ello los Andaluces nos levantamos aquel 4 de Diciembre y PEDIMOS LO NUESTRO. Nació la Deuda Histórica, y ahora, ahora, NUESTROS POLITICOS NOS VENDEN, NOS HUMILLAN, SE ARRODILLAN Y CLAUDICAN. Y nos dan 784 millones de euros en especias, en unos terrenos que no queremos para nada, para hacer viviendas dicen ¡ja! viviendas.Andalucía iba a ser traicionada. Todos en la propia Andalucía lo sabían, también en Madrid. Desconocían la fecha pero no el inevitable final que se ha certificado ahora.
De hecho el final no fue traumático, resultó fruto de un largo y agónico proceso por el que los sucesivos gobiernos andaluces han bajado sus pantalones ante el de Madrid en un nueva muestra de sumisión que "educa" al andaluz sobre lo que de ha de hacer: rendir pleitesía, pues no otra moraleja puede entresacarse de los actos de esta traicionera obra.
Valle Inclán desnudó al esperpento y así lo encumbró como género literario. Hoy, muchas décadas después, todos, de un signo político u otro, lo visten con diferentes ropajes para camuflarlo, como si quisieran evitar con ello que la traición cometida sobre Andalucía sea pública, como si no fuera ya notoria a cualesquiera ojos.
La construcción de la Andalucía moderna se ha hecho desde sus inicios sobre las migajas que otros nos dejaron por su mayor peso político, a veces económico cuando el político apenas podía subsistir entre bambalinas. Es así desde la tardía revolución industrial en nuestra tierra -y hablamos de más de 200 años- cuando siderurgia y metalurgia se concentraron en el norte, casualmente sobre todo en las entonces provincias vascongadas.
Ya en pleno siglo XX, desde sus albores y hasta sus postrimerías, la industria andaluza textil -motor a un mismo tiempo tanto industrial como agrícola- fue inducida al suicidio para que prosperara la catalana, también casualmente.
Como tampoco deja de ser casualidad que hace 30 años Bilbao y Barcelona estuvieran conectadas por autopista entre ellas y también a Francia en cada uno de los casos, así como que las carreteras vascas y catalanas, incluso las que comunicaban poblaciones o transitaban rutas en orografías y climas mucho más hostiles que la mayoría de los que se dan en Andalucía, fueran de mucho mejor calidad de las carreteras andaluzas que intentaban comunicarnos a nosotros con nosotros mismos o con otros territorios.
Eso lo he vivido yo circulando por cada una de esas carreteras y maravillándomes por las que hace ya más de un cuarto de siglo podía ver en otras zonas lo que me hacía, en la literalidad de la expresión, abrir los ojos de admiración: vaya lo que hay aquí que no tenemos allí.
Por no hablar de los hospitales y atención sanitaria, no ahora, sino hace 25-30 años, o por no hablar por las tasas de escolarización y los niveles académicos existentes en dicho período, o la ratio de alumnos y profesores, la calidad arquitectónica y funcional de los centros educativos y un largo etcétera.
Por eso Andalucía, la que se puso en planta toda ella entera un 4 de diciembre de 1977 teñido por la sangre de Manuel José García Caparrós, víctima en Málaga del terrorismo fascista anti-andaluz, la misma que se levantó otra vez orgullosa contra todas las mareas y vientos habidos y por haber un 28 de febrero de 1980, incluyó en su Estatuto de Autonomía el concepto de "deuda histórica".
Porque Andalucía la pobre, la paupérrima Andalucía, carecía de los medios económicos y materiales para asumir las transferencias y gestión de políticas que el pueblo andaluz demandó en un intento por ejercer su autogobierno. Y fue así simplemente PORQUE LO SUYO SE LO HABÍAN LLEVADO OTROS ANTES SUMIÉNDOLA EN EL SUBDESARROLLO Y EN LA POBREZA.
Por eso, desde que la Ley Orgánica 6/1981, de 30 de diciembre aprobó el Estatuto de Autonomía de Andalucía y éste entró en vigor en 1982, figuró como su disposición adicional segunda las "asignaciones complementarias" que debían consignar los Presupuestos Generales del Estado, con especificación de su destino y como fuentes excepcionales de financiación, para hacer frente a las circunstancias socio-económicas de Andalucía.
Buen eufemismo ese de "circunstancias socio-económicas de Andalucía" que, en realidad, definía la ATROZ POBREZA de nuestra tierra en comparación al resto de territorios españoles a excepción de Extremadura, que también tenía su propia deuda histórica.
En 1996 el gobierno andaluz cifró la deuda histórica en un mínimo de 250.000 millones de las pesetas de entonces que hubieran equivalido a 1.500 millones de euros, y que hoy serían aproximadamente unos 1.800 millones de euros.
Era una reclamación de un gobierno andaluz de un signo político pero que representaba a todos y cada uno de los andaluces que existíamos entonces y de todos aquellos que habían muerto sin tener unas carreteras decentes en las que no matarse o unos hospitales más dignos de los existentes para ser atendidos. Y lo era ante una administración de signo político contrario a la andaluza.
Desde 2004, los diferentes gobiernos andaluces han ido minorando el alcance de la deuda histórica frente a un gobierno de sus propios correligionarios, mientras que los partidarios del anterior gobierno de Madrid han ido -después de ser desalojados- aumentando las cifras que antes no querían escuchar.
Finalmente, en marzo pasado se cerró un acuerdo por el que la horquilla del dinero que España debía a Andalucía por el expolio cometido durante décadas por no hablar de siglos, se cifraba entre 1.150 y 1.740 millones de euros, por debajo de lo exigido cuando en Madrid había otro gobierno.
Como se habían cobrado unos anticipos que en realidad eran un pago atrasado de 25 años pese a venderse la moto de "el anticipo", se estipuló que el pago pendiente era de 784 millones de euros.
Aparte de la vergüenza de este acto en sí, no hay que perder la perspectiva de que el gobierno de España adeudaba a los andaluces 784 millones de euros por el expolio al que los diferentes gobiernos de la España no democrática habían sometido a Andalucía y por el que sus recursos fueron destruidos o no desarrollados en beneficio de los recursos de otros.
Ahora se ha cerrado el acuerdo para que esos 784 millones sean cobrados no en efectivo, sino en especies... en solares que antes o después se edificarán y cuyos ingresos habrán de ser, en el momento que se pueda, transferidos a la sanidad, la educación y las infraestructuras de Andalucía. Como hemos soportado 30 años más de ignominia tras un expolio de siglos ¿qué más da esperar unos lustros o unas décadas más? Probablemente la razón de partido sea poderosa.
Róbeme, que cuando me dé cuenta le minoraré la cuenta de lo sustraído y le dejaré pagarme con lo que usted a bien disponga. He ahí mi dignidad.
Que no se olvide esta traición, pero que no nos la recuerden los herederos, congéneres y cómplices varios de quienes nos robaron. Por lo menos, a mí.
La madre que los trajo. La madre que los trajo a todos.
Disculpad el desahogo, que yo sé que esto ni os va ni os viene... pero cuando la próxima vez salga la MISERIA DE MI ANDALUCIA, al menos suene por qué y de qué y lo que hacen una y otra vez con nosotros. Una y otra vez.
¡VIVA ANDALUCÍA LIBRE!