Ho visto Messi
Metió un triplete, un golazo gambeteando 40 metros, sufrió un penal. Ocho goles en tres partidos. Crack.
Asistir a un tiempo histórico tiene sus privilegios. El tema, por supuesto, es darse cuenta. Parece mentira: no todos quieren ver lo que Messi hace desde su zurda, desde esas piernitas cortas y fibrosas, desde ese talento innato, la semejante cantidad de goles que no para de marcar. Ojalá no pasen 25 años para volver a disfrutar de un genio como éste, pero cada vez más se asemejan los tiempos del brillante Diego en el Napoli, cuando Fernando Niembro transmitía el Calcio, los domingos a la mañana por Canal 9. Las diferencias son notorias: desde los equipos que integran hasta la tecnología con la que se televisan los goles (si te perdés alguno en vivo, te metés en la web de Olé y lo ves).
Lionel todo lo consigue, tanto que el famoso canto de la hinchada napolitana "ho visto Maradona" ya tendría que cambiar el apellido. Sus números pueden poner inquieto a cualquier estadígrafo: 18 goles en 15 partidos en el 2010; 11 gritos en los últimos cinco encuentros; quinto triplete en su carrera; 25 goles en la Liga de España y goleador top de la temporada 09-10, con 34 festejos. Y sin embargo, ni todas estas cifras pueden explicar el show que el rosarino de 22 años entrega en cada campo. Hay que sentarse delante del televisor (los que están viviendo en España son los verdaderos privilegiados) y esperar una sorpresa a cada ratito. Messi es el Papá Noel más rico del mundo, uno que no tiene inconvenientes en sacar más juguetes de su bolsa y darlos con una sonrisa, como quien sólo realiza lo correcto, lo que cualquier otro podría hacer.
Ante Zaragoza hizo lo de siempre, aunque con algunos matices más. Porque Leonardo Ponzio salió a ablandarlo, a ver qué tan bien estaba de carácter, y lo hizo enojar. Tras el primer planchazo del otro rosarino, Lionel cabeceó un centro de Pedro y puso el 1-0. Luego, dejó varias veces en ridículo al ex River y al final del primer tiempo lo encaró: "¿Qué te pasa?", le dijo el mejor del mundo al lateral izquierdo del Zaragoza. Ponzio trató de calmarlo, pero Lio no le aceptó las disculpas. Prueba ratificada: miedo no tiene.
El segundo tiempo venía tranquilo, con un Barsa que lateralizaba el juego. Hasta que Messi se volvió a enojar: trabó fuerte con Ander, le cubrió la pelota y empezó a remontar otro barrilete cósmico. Gambeta y salto para eludir la patada de Jarosik. Carrera loca hacia al área. Doble rotura de cintura a Contini. Ya eso era para pararse, aplaudir. Y sin embargo, no: definición de zurda, cruzado, 2-0. "He vuelto a ver a Maradona", dijo Gay, DT del Zaragoza. El que lo vio a Diego fue Leo: charló dos horas el sábado a la noche.
Y el 3-0 fue un gol que, de haber sido de otro, nos hubiera obligado a escribir: "Golazo". En Messi, claro, no. Luego, también fue el autor intelectual, material y solidario del 4-2, cuando el Zaragoza asomaba. A Ponzio lo pasó por arriba, limpió a Contini bajando la pelota, le enganchó a Diogo y Contini volvió para agarrarlo de atrás: penal. "Se lo dejé a Ibra para que cortara su racha". Encima.
"Ya no me quedan adjetivos para Messi", se resignó Guardiola. Entendible: a nosotros tampoco.
http://www.ole.clarin.com/notas/2010/03 ... 64557.html