Acabo de llegar del Municipal y ese gol en el último suspiro ha sido todo un subidón. En el campo se celebró como si fuera un gol de Champions.
Poco que contar del partido, como era de esperar los dos goles llegaron en jugadas a balón parado. Y sobre incidentes tampoco vi gran cosa. Había quedado en la entrada y de camino me veo un grupo de blanquiazules en una bodega cercana que tenían toda la calle llena de vidrios. Lo más curioso es que ni un solo policía cercano a ellos. Estaban todos más arriba junto a la entrada del campo.
En esto que también iba solo el alcalde santaluceño camino al estadio por la misma acera donde estaban estos energúmenos. Al alcalde le avisaron que tuviera cuidado -uno con la camiseta amarilla y al que habían tirado bebida-. El alcalde llama al móvil y sólo acuden dos locales (los chichas eran entre veinte y treinta). Inician su marcha al campo por medio de la calzada, el alcalde y yo (de amarillo), sobre la acera. Por el camino se oye que tiran alguna que otra botella sobre la carretera, tiran señales y el alcalde que me comenta; "se están pasando".
Y vaya que si se pasaban, lo que me extrañó es que no viniera el cuerpo especial de la Guardia Civil a controlar a aquel grupo de descerebrados visiblemente intoxicados.
Ya en el descanso, quisieron entrevistar a los presidentes de los dos equipos pegados junto a una valla. Finalmente tuvieron que apartarse porque los aficionados cercanos a ellos comenzaron a insultar a la ATinómica y entonar varios cánticos.
Por lo demás punto que sabe a gloria al Vecindario y a "derrota anímica" para los chichas.