Nos han dado una motivación más para subir, nos han llenado de coraje al despreciar cobardemente nuestros colores y nuestro escudo pisoteando la bandera de la ilusión de una afición entera.
Hoy pensaba en todas esas camisetas amarillas llegadas desde varios puntos de la Península y la propia isla para alentar al equipo en Córdoba. Era duro ver como nos masacraban por Tv pero la impotencia que debieron sentir en esa grada tuvo que ser demoledora.
El orgullo está herido, han despertado nuestro orgullo y pundonor si acaso estuviera dormido. Han despertado a la bestia amarilla.