Al que habría que agarrar por el cuello es al padre, un sinvergüenza que quiere vivir a costa de su hijo. Menudo salvaje, la institución que correspondiera tendría que arrebatarle al hijo, al que ha tratado como una vulgar mercancía. Es muy asqueroso. Y ahora el padre y la madre a vivir a Madrid sin dar un palo al agua, viviendo de las migajas de su hijo, que terminará arrastrado en un equipejo de tercera, inadaptado al crudo invierno peninsular y finiquitada una carrera antes de empezarla.
Las gracias, que se las de a su padre. Y luego a trabajar descargando camiones, en el caso que todavía queden camiones, y a fumarse un porro en la plaza con los colegas. De menudo tarado se ha librado la UD, incluso la entrada futura en el estadio debería prohibírsele, tanto a él como a su familia. Malnacido, gentuza como esa, mejor que esté a dos mil kilómetros de aquí. Escupir al escudo de la UD lleva al destierro: ese al que se dirige este niñato absurdo.
Dios santo, que hasta le ofrecieron contrato profesional en la UD LAS PALMAS, con 17 miserable años. Cualquier chiquillaje de la isla o de fuera, mataría por ese contrato. Lo que digo, insultar al padre es poco, a la cárcel habría que llevarlo.
Aquí la cabeza pal caldo pescao:
