La marginación femenina en la cultura
LAURA FREIXAS 03/05/2008
Por qué hay tan pocas mujeres en el mundo de la cultura? Según un estudio que acaba de presentarse, de las películas españolas de los últimos años (2000-2006), sólo un 7% han sido dirigidas por mujeres (Fátima Arranz: Mujeres y hombres en el cine español).
La lista de los libros más vendidos en España en una semana cualquiera (Abc, 29-3-08) incluye una mujer entre 10 en ficción y dos en no ficción: 10% y 20%. De las 43 exposiciones individuales organizadas entre 2002 y 2005 por la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, sólo dos (5%) llevaban firma femenina (Manifiesto Arco 2005). En los medios de comunicación, aunque son mujeres el 46% de los profesionales, sólo ocupan un 24% de los puestos directivos (Informe Anual de la Profesión Periodística, 2006). En teatro, de entre los candidatos a los Premios Max de Artes Escénicas 2008, las mujeres son minoritarias en casi todas las categorías, especialmente directores (25%) y autores (19%) (www.projectevaca.com).
Antes del siglo XX, el hecho de que muy pocas mujeres fueran pensadoras o artistas no tiene mayor misterio: no tenían la educación necesaria. Pero son ya varias las generaciones nacidas, o al menos, formadas, en democracia; hay hoy más licenciadas universitarias que licenciados; y sin embargo, ni siquiera en los campos más feminizados -como la literatura, con décadas de mayoría femenina entre estudiantes y lectores- nos acercamos, ni de lejos, a un igual protagonismo. Llama la atención por ejemplo que los premios nacionales creados en 1977 apenas hayan reflejado evolución alguna: en sus 10 primeras convocatorias, el Nacional de Ensayo, de Poesía y de Narrativa sumaron 29 varones galardonados y una mujer (3%); en las 10 últimas (1998-2007), 4 mujeres entre 30 (13%).
Nos interesa fijarnos en la cultura porque es ahí donde mejor vemos cómo actúa un factor difuso, pero muy poderoso: la ideología patriarcal. Ahora bien: ¿cómo identificarla? Sería una grosera simplificación confundirla con la ideología de derechas. Pero si no se halla -o no sólo- en tal o cual catecismo o programa de partido, ¿dónde se formula?
En el lenguaje. El lenguaje nos enseña muchísimo sobre el valor que la sociedad patriarcal asigna a cada sexo, y que se basa en tres axiomas. Primero: el varón encarna todo el género humano (el hombre), la mujer sólo una parte. Ellos pueden hablar en nombre de todas y todos; ellas sólo se representan a sí mismas. Segundo: el hombre se define como un ser social, cultural (hombre de Estado, hombre de negocios, hombre público...), la mujer se identifica con la naturaleza (ser mujer significa menstruar), la sexualidad (mujer pública) y su relación con el varón (mujer=esposa). Tercero: lo masculino es visto como intrínsecamente positivo (hombre de pelo en pecho, ser todo un hombre...), lo femenino como negativo, como lo atestiguan las numerosas voces peyorativas que se aplican a las mujeres: pendón, arpía, maruja...
Lo cual se refleja con toda claridad en el discurso dominante. Véase por ejemplo el titular: Un islamista, su mujer y su hermana mueren en un atentado suicida (El Mundo, 30-4-05): la ideología niega la evidencia (tres personas mataron y murieron por motivos políticos) para sustituirla por sus categorías prefabricadas: el varón se define por su relación con instancias abstractas (un islamista), las mujeres, por su relación con los varones. En literatura, el campo que conozco mejor -pero estas observaciones son fácilmente extrapolables-, se habla de "literatura de mujeres", no para oponerla a la "literatura de hombres" (no existe esa etiqueta) sino para distinguirla de la "Literatura" a secas: lo masculino no es visto como masculino, sino como universal, mientras que lo femenino se interpreta como particular. Por eso, obras literarias excelentes son excluidas de los cánones: al haber sido escritas (y especialmente si son, además, protagonizadas) por mujeres, se ven, inconscientemente, como algo de interés puramente sectorial.
Estas consideraciones pueden servirnos también para aclarar un gran misterio. Si, como hemos visto, la participación femenina en la cultura es mínima (hay lectoras y espectadoras, desde luego, pero en términos relativos muy pocas escritoras, directoras de cine, compositoras...), ¿cómo se explica la insistencia de los medios en proclamar, a bombo y platillo, un supuesto triunfo? Citemos algunos titulares, todos de este periódico aunque podrían ser de cualquier otro: Los libros son cosa de mujeres. Leen más que ellos y dominan el mundo editorial (23-4-00), El cine es de las mujeres. Ellas toman el mando (1-2-04), La revolución musical de 2008 es cosa de chicas (8-2-08)... La clave nos la da una vez más la ideología patriarcal: si las mujeres son la parte y los hombres el todo, cualquier incremento de una mínima presencia femenina es visto, no como un avance hacia la normalidad (de la que estamos aún muy lejos, si por tal se entiende el 50%), sino como una anomalía. Que se espera pasajera, a juzgar por la palabra tan a menudo empleada para definir la nueva situación: "moda".
Digan lo que digan los medios, sabemos -cifras en mano- que la presencia femenina entre los agentes culturales sigue siendo muy minoritaria. ¿Y cómo, insistimos en preguntarnos, se perpetúa esa marginación, cuando ya hace tiempo que las facultades de artes y letras son mayoritariamente femeninas? Veámoslo con un ejemplo al azar: un artículo sobre la biografía como género, publicado en una revista de pensamiento (Letras libres, enero 2008). El texto, por lo demás brillante, contiene más de 60 nombres. Entre ellos sólo dos femeninos. ¿Es que no ha habido en la historia mujeres biógrafas o biografiadas? Si las ha habido, ¿es que no han alcanzado la excelencia que las haría dignas de mención? Y si no las ha habido, ¿por qué no las ha habido?... Lo importante no es tanto la respuesta que se dé a estas preguntas, como el hecho de que el autor del artículo ni siquiera las plantea. Después de eso, que en el índice de la revista en cuestión encontremos sólo 3 colaboradoras entre 36 (8%) ya no puede ser una sorpresa. Es decir, que la ausencia de mujeres entre los creadores de cultura produce unos contenidos que naturalizan, legitiman, la ausencia de mujeres, y viceversa.
Para romper este círculo vicioso, no basta que aumente, durante varias generaciones, el número de mujeres con estudios. No basta que cambie la realidad, si la ideología patriarcal no sólo distorsiona nuestra percepción de lo real, sino que actúa sobre la realidad, frenando nuestro avance. Así, las noticias antes citadas sobre un supuesto "dominio" femenino en el campo de la edición, la música o el cine tienen un efecto desmovilizador: cuando exigimos mayor presencia, nos contestan: "Pero ¿qué más queréis?"...
Si la exclusión o marginación de las mujeres en la cultura afectara solamente a las profesionales de la cultura, estaríamos ante un simple problema gremial. Pero sería un grave error verlo en tales términos. Pues una cultura que invisibiliza a las mujeres -o las ridiculiza, o trivializa sus preocupaciones- no perjudica sólo a las poetas o las compositoras, sino a todas. Cuando los políticos se preguntan, desesperados, qué se puede hacer para frenar la violencia de género, habría que sugerirles que no vayan sólo a los juzgados, sino al cine. Allí verán cómo en las películas dirigidas por hombres -no así, nunca, en las dirigidas por muje-res-, la violación y los malos tratos se presentan con frecuencia en clave de humor (Pilar Aguilar: Mujer, amor y sexo en el cine español de los 90). ¿Se imaginan que alguien hiciera lo mismo respecto al terrorismo?... Este ejemplo debería bastarnos para empezar, por fin, a darnos cuenta de que todo el esfuerzo que se está realizando en cuanto a malos tratos, igualdad salarial o paridad política, se arriesga a ser insuficiente -por no decir saboteado- si no nos tomamos en serio la igualdad en la cultura.
EL POST DE COLUMNISTAS, ARTÍCULOS DE OPINIÓN
- Amarilla
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Arsenio Escolar, 20minutos.es
El alquiler, segunda burbuja inmobiliaria
La burbuja inmobiliaria va a tener una segunda parte... en los alquileres, según me aseguran dos diferentes conocedores del sector. Las ayudas oficiales al alquiler (210 euros al mes a menores de 30 años, por parte del Gobierno central, y otras subvenciones de comunidades autónomas y ayuntamientos) está provocando un alza repentina en los precios, sobre todo en las grandes ciudades.
El fenómeno ha seguido estos pasos:
Primero. Ante el deterioro de la coyuntura económica general y el parón inmobiliario en particular, bancos y cajas han cerrado bastante el grifo del crédito para las compras inmobiliarias: tasan los pisos más bajos y exigen más garantías y avales a los que los piden (nóminas, contratos indefinidos, etc.), ante el temor de encontrarse en unos meses con un moroso, luego con un deshaucio y por último con una casa que valga bastante menos que cuando dieron el préstamo.
Segundo. Jóvenes -solos o en pareja- que quieren emanciparse y ven que el banco no les da el crédito para comprar y el Gobierno les da una ayuda para alquilar, optan por esto último.
Tercero. Propietarios que tenían pisos vacíos y cerrados, a la espera de venderlos, los sacan al mercado del alquiler, tras sumarle al precio objetivo los 210 euros (o más) de las ayudas oficiales.
Muchos de estos propietarios, por cierto, son los mismos que compraron hace dos o tres años para especular, pensando que la subida de precios no acabaría nunca y que venderían pronto con un 40% de margen. Ahora las letras del banco las van a pagar con lo que reciben de esos alquileres altos, de donde se deduce que, de nuevo, la Administración (vía ayudas al alquiler) les está resolviendo el problema a los especuladores del mercado inmobiliario.
El alquiler, segunda burbuja inmobiliaria
La burbuja inmobiliaria va a tener una segunda parte... en los alquileres, según me aseguran dos diferentes conocedores del sector. Las ayudas oficiales al alquiler (210 euros al mes a menores de 30 años, por parte del Gobierno central, y otras subvenciones de comunidades autónomas y ayuntamientos) está provocando un alza repentina en los precios, sobre todo en las grandes ciudades.
El fenómeno ha seguido estos pasos:
Primero. Ante el deterioro de la coyuntura económica general y el parón inmobiliario en particular, bancos y cajas han cerrado bastante el grifo del crédito para las compras inmobiliarias: tasan los pisos más bajos y exigen más garantías y avales a los que los piden (nóminas, contratos indefinidos, etc.), ante el temor de encontrarse en unos meses con un moroso, luego con un deshaucio y por último con una casa que valga bastante menos que cuando dieron el préstamo.
Segundo. Jóvenes -solos o en pareja- que quieren emanciparse y ven que el banco no les da el crédito para comprar y el Gobierno les da una ayuda para alquilar, optan por esto último.
Tercero. Propietarios que tenían pisos vacíos y cerrados, a la espera de venderlos, los sacan al mercado del alquiler, tras sumarle al precio objetivo los 210 euros (o más) de las ayudas oficiales.
Muchos de estos propietarios, por cierto, son los mismos que compraron hace dos o tres años para especular, pensando que la subida de precios no acabaría nunca y que venderían pronto con un 40% de margen. Ahora las letras del banco las van a pagar con lo que reciben de esos alquileres altos, de donde se deduce que, de nuevo, la Administración (vía ayudas al alquiler) les está resolviendo el problema a los especuladores del mercado inmobiliario.
- juanjap
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Variaciones ferlosianas. Para los Drexler Marlango--- JOAQUIN SABINA
Yo soy un moro judío
que vive entre los cristianos,
no sé qué dios es el mío
ni quienes son mis hermanos”
Porque tanto desvarío
en quechua y en otomano
me deja muerto de frío
con un fusil en la mano.
La tribu y la religión,
la raza y el adeene,
la bandera y la nación
amaniquean mis genes.
Frontera del sur del norte,
roña de las aduanas,
carroña del pasaporte
con rejas en las ventanas.
Vírgenes de lupanar,
víctimas y victimarios
que pasan, sin vomitar,
las hojas del calendario.
Montescos y Capuletos,
Paneros anti Neruda,
gudaris contra maketos,
noble rocín nunca duda.
Con tanto digo ni mu,
con tanta soda de ombligo,
con tanto mi pero tú,
con tanta boda sintigo,
la fama del Dalai Lama
prende, para no llorar,
una antiolímpica llama
tan gringa que da que hablar.
Se trata de amortizar
tanta lumbre vergonzante,
con rima, para tachar
las certidumbres de antes.
Ay, pobre don Juan sin tierra,
señor de su soledad,
ni en el amor ni en la guerra
ayuna con libertad.
- Pato WRC
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Vaya. Este artículo de Laura Freixas que hay más arriba lo leí en papel el fin de semana.
Amarilla, muy bueno el artículo de Laura Freixas. La conozco hace años e incluso contacté con ella en una ocasión para un taller literario que coordiné en colaboración con una entidad académica..
Es buenísima. Hace un diagnóstico sociológico de la situación real de la mujer en la sociedad y sobre todo en la literatura, tanto como escritora como personaje literario.
Ahora mismo es una referente claro y es una brillante escritora.
Amarilla, muy bueno el artículo de Laura Freixas. La conozco hace años e incluso contacté con ella en una ocasión para un taller literario que coordiné en colaboración con una entidad académica..
Es buenísima. Hace un diagnóstico sociológico de la situación real de la mujer en la sociedad y sobre todo en la literatura, tanto como escritora como personaje literario.
Ahora mismo es una referente claro y es una brillante escritora.
- Amarilla
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De Laura Freixas he leido unos cuantos artículos. Ahora quiero comprarme su ensayo "Literatura y mujeres", del que resalto este comentario:Pato escribió:Vaya. Este artículo de Laura Freixas que hay más arriba lo leí en papel el fin de semana.
Amarilla, muy bueno el artículo de Laura Freixas. La conozco hace años e incluso contacté con ella en una ocasión para un taller literario que coordiné en colaboración con una entidad académica..
Es buenísima. Hace un diagnóstico sociológico de la situación real de la mujer en la sociedad y sobre todo en la literatura, tanto como escritora como personaje literario.
Ahora mismo es una referente claro y es una brillante escritora.
“Este libro era necesario, mucho más necesario de lo que pensamos (…) Literatura y mujeres ofrece una lúcida visión de conjunto de lo que está pasando en nuestro país en torno a la dichosa preguntita, formulada a toda mujer que asoma su nariz en el mundo de las letras.”
María Ángeles Cabré , La Vanguardia
Desde luego es buenísima, como bien dices hace un análisis minucioso de la situación actual de la mujer. Voy a seguir con otro de sus artículos que me gustó mucho:
Laura Freixas
EL HONOR PERDIDO DE LA MUJER LECTORA
UN SONETO me manda hacer Violante: me pide Aurelio un artículo sobre las lectoras. ¡De tres folios! En mi vida me he visto en tal aprieto. Pues he estado un año investigando, rebuscando en librerías y hemerotecas y tomando apuntes a veces en las más improbables circunstancias (en plena excursión ciclista, o despertándome a media noche con una frase en la cabeza) para preparar un libro, Literatura y mujeres, que sale estos días a la venta (Ed. Destino); ¿cómo comprimiré en tres folios lo que ha dado para doscientas páginas? ...A fin de no irme por los cerros de Ubeda, intentaré atarme (corto) a cuatro o cinco temas. Son estos:
1. "Las mujeres leen más", se oye constantemente. ¿Es cierto? Lo es: lo demuestran todas las encuestas, desde las del Ministerio de Cultura en 1978, 1985 y 1990, hasta las más recientes de la Sociedad General de Autores y la Fundación SM. La diferencia, en términos de tiempo dedicado a la lectura, ha sido estimada en un 20 por ciento.
2. ¿Por qué leen más? ¿Porque tienen más tiempo libre? Es lo que suele creerse; y pudo ser cierto en el pasado para algunas mujeres de clases altas. Estaban menos ocupadas que sus maridos, pero también o sobre todo, tenían menos maneras de entretenerse: no iban a cazar, ni de viaje, ni a los cafés, ni a lugares de perdición, ni hacían deporte. Pero si hablamos de las españolas de hoy, ya no es verdad que tengan más tiempo: tienen menos. Si en 1978 (año de la primera encuesta del Ministerio de Cultura) ellas y ellos tenían el mismo número de horas libres al año, en 1990, debido a la doble jornada, la cantidad de tiempo culturalmente disponible era de 956 horas anuales para ellas y 1.l00 (un 15 por ciento más) para ellos. (Burla burlando ya va un folio hecho).
3. Hipótesis de cosecha propia: las mujeres leen más porque se hallan en una encrucijada personal, la cual refleja una encrucijada histórica. El móvil primero y principal del interés femenino por la cultura es la necesidad de forjarse un modelo propio de vida de mujer: para ello necesitan entender las transformaciones de la condición femenina; y ello a su vez las empuja a adentrarse en extensiones más vastas: narrativa, historia, filosofía, ciencias sociales... ¿De qué otro modo se explica que las mujeres, hoy que pueden acceder a todas las carreras, se decanten mayoritariamente por las de Humanidades? (Las cuales, en consecuencia, cotizan a la baja. Es uno de los rasgos de lo que para simplificar llamamos el patriarcado: todo aquello que es -o se convierte en, o se ve como- propio de mujeres, se devalúa automáticamente).
4. ¿Y qué leen las mujeres? Existen libros pensados para ellas, los llamados libros de mujeres, que incluyen desde novelas hasta biografías, ensayos o recopilaciones de artículos. El fenómeno es coherente con la hipótesis que apunté más arriba: el interés delas mujeres por la lectura empieza por los libros que le hablan de su propia condición. Quiero, sin embargo, aclarar que en mi opinión (y en contra de una opinión muy extendida) el afán de leer de las mujeres empieza, sí, en los libros relativos a o protagonizados por las mujeres y lo femenino; pero no termina ahí.
REPASEMOS los datos. Sabemos que las mujeres dedican a leer un 20 por ciento más de tiempo que los hombres. Ahora bien, los llamados libros de mujeres (pienso en todos esos grandes éxitos que han sido desde Crónica del desamor de Rosa Montero en 1979, hasta Solas de Carmen Alborch el año pasado) no representan más de un 20 por ciento del mercado. (Es un cálculo personal que he hecho, a falta de estadísticas, basándome en las listas de los libros más vendidos que publica la prensa. La proporción de obras de mujeres es siempre de entre una y tres sobre diez) .Yo no sé nada de estadística, pero me parece que si las mujeres leen más que los hombres, mientras que por otro lado, los libros de mujeres, por mucho ruido que hagan, representan sólo una pequeña parte de la producción editorial, es matemáticamente imposible que las mujeres lean exclusiva o principalmente esos libros. (¡Yo pensé que no hallara consonante/ y estoy a la mitad de otro cuarteto!).
5. La mayoría de lectores son lectoras, en (casi) todos los campos y en todos los niveles culturales. Eso al menos parecen indicar los datos de los que disponemos: por una parte, las encuestas, que unánimemente señalan una mayor dedicación femenina que masculina a la lectura; por otra, los porcentajes de alumnas en las carreras humanísticas. Quiero insistir en este último dato: la mayoría de estudiantes de Letras son mujeres, de lo que cabe deducir que serán mujeres la mayoría de lectores de las colecciones de clásicos, por ejemplo. Y quiero insistir en ello porque observo la vigencia de un tópico tan insidioso como tenaz: la idea según la cual las mujeres leen mucho, sí, pero sólo literatura de segunda categoría.
6. La crítica literaria nunca alude al carácter o identidad masculinos de un autor o de sus presuntos lectores. Sí alude en cambio de vez en cuando a la condición de mujer de una escritora o de las presuntas lectoras de un libro; y cuando lo hace, es prácticamente siempre con intención peyorativa. Existe incluso todo un vocabulario para denigrar características consideradas típicamente femeninas: cursi, marujil, sensiblero, ñoño, narcisista… No existen términos equivalentes para denigrar lo masculino: los escritores varones son criticados o alabados en tanto que individuos, no en tanto que varones.
¿EJEMPLOS? Espero que Aurelio me perdone si pongo uno sacado de esta misma revista. Un crítico ensalza de este modo la novela de una mujer: "Hijas de la noche en llamas (de lrene Gracia) (...) constituye un bello soplo de aire fresco en el panorama actual de nuestra narrativa escrita por mujeres, más bien tendente en los últimos años a balancearse por igual entre cutreces y mojigaterías, o a caer en feminismos de cuño añejo o falsos intimismos propios de internados para señoritas" (LEER, núm. 101). Bonita ilustración de lo que llevamos dicho: si se elogia la obra de una mujer se la elogia como obra individual, no como obra femenina; en cambio, lo que es descrito como femenino o de mujeres es descalificado en bloque; dicho de otro modo: se da a entender que cuando una obra femenina es buena constituye una excepción a la regla según la cual lo femenino en general es malo…
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Publicado el pasado 30 de abril este artículo valiente en unos momentos muy delicados para el mundo del profesorado en Canarias.
Los profesores y la educación en Canarias
Antonio Martinón Cejas
Miro con escepticismo una publicidad en la que se anima a leer. La firma el Gobierno de Canarias, que me parece poco aficionado a los libros y que limita su relación con el mundo de la Cultura al inevitable encuentro en los actos institucionales y al patrocinio de macroconciertos. El Presidente de este Gobierno opone la universidad de la vida a la otra, a la académica, la de los alumnos y profesores, la del estudio y la investigación, a la que considera cosa de poca monta, ignorando que las sociedades modernas progresan porque la primera, la de la vida, se nutre cada vez más, por fortuna, de la segunda.
Cuesta creerlo, pero es así: hay gobiernos que no tienen aprecio por la educación. No entienden que es la base sobre la que se debe construir cualquier proyecto para el futuro de la comunidad, de sus individuos. No comprenden que el deber de buen gobernante conduce a tomarse en serio la enseñanza, desde la preescolar hasta la universitaria.
Canarias está a la cola de España en educación. Así lo señalan muchos de los indicadores. La situación exige una mejora sin aplazamientos. Pasa el tiempo y el Gobierno de las Islas no aborda con determinación el problema del elevado fracaso escolar, la clamorosa insuficiencia de medios para atender la diversidad en el aula, la ausencia de instrumentos que aseguren el aprendizaje de los alumnos que lo desean...
Por el contrario, en Canarias llevamos ya demasiados meses de conflicto educativo. El Gobierno, a través de su poderoso aparato de propaganda, ha conseguido en este tiempo que cierta parte de los canarios comiencen a mirar con recelo a los profesores. Hay gobiernos que no entienden que a los enseñantes se les ha encomendado la más hermosa de las misiones que una sociedad asigna a sus miembros. Se les ha encargado la educación, la formación y el aprendizaje de los niños y jóvenes, aunque no en exclusiva, pues hay una responsabilidad indelegable de las familias.
Los profesores necesitan sentir el aprecio de la sociedad por su trabajo. Corrijo la frase: a la sociedad le conviene que los profesores sientan el aprecio por su trabajo. Estoy pensando en los enseñantes de Educación Primaria y Educación Secundaria, de colegios y de institutos. Especialmente en momentos como los que ahora vivimos en los que hay padres que no han comprendido la necesidad de respetar la figura del profesor para la buena educación de sus hijos.
Parece que hay que recordar lo obvio: los profesores también son trabajadores, con sus peculiares y muy justificadas condiciones de trabajo. Hace años consiguieron que se les pagara como a los demás funcionarios. Con el tiempo lo que cobran se ha ido quedando atrás y desean que de nuevo se equiparen sus sueldos con los de los otros empleados públicos del mismo nivel. Se trata de una petición justa y razonable. Que debe ser atendida sin pedir nada a cambio, porque ya están dando todo lo que tienen que dar. Se alega en contra que los profesores son muchos y una pequeña cantidad para cada uno supone un gasto muy elevado. La idea, desde luego, es correcta, pero también perversa. Así, se está diciendo que a los colectivos numerosos (educación, sanidad, ejército, policía...) hay que pagarles poco para no aumentar en exceso el gasto público.
Pero además, detrás de ese pensamiento se acurruca otra opinión, que no se atreven a decir en alto: a los colectivos pequeños se les puede subir el sueldo lo que sea, no importa la cantidad, pues a fin de cuentas siempre representará poco dinero. Estos días se ha conocido el pintoresco sistema de retribuciones del Parlamento de Canarias. Los diputados que tienen dedicación exclusiva cobran un sueldo, que han visto aumentado de forma muy apreciable, pero también cobran por asistencia a reuniones, incluso se da la circunstancia casi increíble de que algunos ¡cobran una cantidad cada día que van a sus despachos! ¡Qué diría el Gobierno si los profesores pidieran, además de su sueldo, un dinerito cada vez que entraran en el aula!
A los profesores se les debe pedir una dedicación y entrega acorde con su alta misión. La sociedad debe ser exigente con sus enseñantes, pues mucho depende de su buen trabajo, de su habilidad en el aula, de su profesionalidad. La gran mayoría de los que he conocido, que han sido muchos, son profesionales entregados a su tarea. Pero no se les puede responsabilizar por el funcionamiento global del sistema educativo, cuyas líneas maestras son trazadas por las autoridades educativas.
Hace años leí la carta que Albert Camus, al conocer la noticia de haber recibido el premio Nobel, envió a Louis Germain, el maestro que cuando él tenía diez años tuvo que emplearse a fondo para convencer a la familia de que el niño Albert debería continuar sus estudios e ir al instituto, el profesor que luego siempre estuvo atento a sus avatares en la vida. Le decía Camus: "Cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo, no hubiera sucedido nada de todo esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido". Aún leo emocionado este homenaje del gran escritor a su maestro. Seguramente nuestras escuelas no estarán llenas de niños como aquel Albert, pero sí creo que están rebosantes de maestros Germain, que dan todo lo mejor de sí mismos para lograr el milagro cotidiano de la educación.
Como el Gobierno de Canarias no lo dice, tengo yo necesidad de hacerlo. A los profesores de Primaria y Secundaria: gracias por la entrega, por el coraje de entrar con ganas todos los días al aula, por educar y formar a los más jóvenes, por haberlo hecho con mis hijos y hacerlo ahora con mis nietos, por mantener el orgullo de la profesión más hermosa, por aceptar con naturalidad las ingratitudes inevitables, y también por sentirse trabajadores como tantos otros. Gracias, muchas gracias.
Acabo con una petición a mis colegas docentes: que ninguna de las protestas, legítimas y justas, deteriore la enseñanza. Los que apoyamos la escuela pública debemos extremar nuestros cuidados, pues necesita todas las atenciones que seamos capaces de prestarle. Hay que evitar a toda costa hacer daño a los alumnos, a los de hoy y a los de mañana. No podemos dejar de ser maestros y profesores, en ningún momento.
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Pato escribió:Publicado el pasado 30 de abril este artículo valiente en unos momentos muy delicados para el mundo del profesorado en Canarias.
Los profesores y la educación en Canarias
Antonio Martinón Cejas
Miro con escepticismo una publicidad en la que se anima a leer. La firma el Gobierno de Canarias, que me parece poco aficionado a los libros y que limita su relación con el mundo de la Cultura al inevitable encuentro en los actos institucionales y al patrocinio de macroconciertos. El Presidente de este Gobierno opone la universidad de la vida a la otra, a la académica, la de los alumnos y profesores, la del estudio y la investigación, a la que considera cosa de poca monta, ignorando que las sociedades modernas progresan porque la primera, la de la vida, se nutre cada vez más, por fortuna, de la segunda.
Cuesta creerlo, pero es así: hay gobiernos que no tienen aprecio por la educación. No entienden que es la base sobre la que se debe construir cualquier proyecto para el futuro de la comunidad, de sus individuos. No comprenden que el deber de buen gobernante conduce a tomarse en serio la enseñanza, desde la preescolar hasta la universitaria.
Canarias está a la cola de España en educación. Así lo señalan muchos de los indicadores. La situación exige una mejora sin aplazamientos. Pasa el tiempo y el Gobierno de las Islas no aborda con determinación el problema del elevado fracaso escolar, la clamorosa insuficiencia de medios para atender la diversidad en el aula, la ausencia de instrumentos que aseguren el aprendizaje de los alumnos que lo desean...
Por el contrario, en Canarias llevamos ya demasiados meses de conflicto educativo. El Gobierno, a través de su poderoso aparato de propaganda, ha conseguido en este tiempo que cierta parte de los canarios comiencen a mirar con recelo a los profesores. Hay gobiernos que no entienden que a los enseñantes se les ha encomendado la más hermosa de las misiones que una sociedad asigna a sus miembros. Se les ha encargado la educación, la formación y el aprendizaje de los niños y jóvenes, aunque no en exclusiva, pues hay una responsabilidad indelegable de las familias.
Los profesores necesitan sentir el aprecio de la sociedad por su trabajo. Corrijo la frase: a la sociedad le conviene que los profesores sientan el aprecio por su trabajo. Estoy pensando en los enseñantes de Educación Primaria y Educación Secundaria, de colegios y de institutos. Especialmente en momentos como los que ahora vivimos en los que hay padres que no han comprendido la necesidad de respetar la figura del profesor para la buena educación de sus hijos.
Parece que hay que recordar lo obvio: los profesores también son trabajadores, con sus peculiares y muy justificadas condiciones de trabajo. Hace años consiguieron que se les pagara como a los demás funcionarios. Con el tiempo lo que cobran se ha ido quedando atrás y desean que de nuevo se equiparen sus sueldos con los de los otros empleados públicos del mismo nivel. Se trata de una petición justa y razonable. Que debe ser atendida sin pedir nada a cambio, porque ya están dando todo lo que tienen que dar. Se alega en contra que los profesores son muchos y una pequeña cantidad para cada uno supone un gasto muy elevado. La idea, desde luego, es correcta, pero también perversa. Así, se está diciendo que a los colectivos numerosos (educación, sanidad, ejército, policía...) hay que pagarles poco para no aumentar en exceso el gasto público.
Pero además, detrás de ese pensamiento se acurruca otra opinión, que no se atreven a decir en alto: a los colectivos pequeños se les puede subir el sueldo lo que sea, no importa la cantidad, pues a fin de cuentas siempre representará poco dinero. Estos días se ha conocido el pintoresco sistema de retribuciones del Parlamento de Canarias. Los diputados que tienen dedicación exclusiva cobran un sueldo, que han visto aumentado de forma muy apreciable, pero también cobran por asistencia a reuniones, incluso se da la circunstancia casi increíble de que algunos ¡cobran una cantidad cada día que van a sus despachos! ¡Qué diría el Gobierno si los profesores pidieran, además de su sueldo, un dinerito cada vez que entraran en el aula!
A los profesores se les debe pedir una dedicación y entrega acorde con su alta misión. La sociedad debe ser exigente con sus enseñantes, pues mucho depende de su buen trabajo, de su habilidad en el aula, de su profesionalidad. La gran mayoría de los que he conocido, que han sido muchos, son profesionales entregados a su tarea. Pero no se les puede responsabilizar por el funcionamiento global del sistema educativo, cuyas líneas maestras son trazadas por las autoridades educativas.
Hace años leí la carta que Albert Camus, al conocer la noticia de haber recibido el premio Nobel, envió a Louis Germain, el maestro que cuando él tenía diez años tuvo que emplearse a fondo para convencer a la familia de que el niño Albert debería continuar sus estudios e ir al instituto, el profesor que luego siempre estuvo atento a sus avatares en la vida. Le decía Camus: "Cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo, no hubiera sucedido nada de todo esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido". Aún leo emocionado este homenaje del gran escritor a su maestro. Seguramente nuestras escuelas no estarán llenas de niños como aquel Albert, pero sí creo que están rebosantes de maestros Germain, que dan todo lo mejor de sí mismos para lograr el milagro cotidiano de la educación.
Como el Gobierno de Canarias no lo dice, tengo yo necesidad de hacerlo. A los profesores de Primaria y Secundaria: gracias por la entrega, por el coraje de entrar con ganas todos los días al aula, por educar y formar a los más jóvenes, por haberlo hecho con mis hijos y hacerlo ahora con mis nietos, por mantener el orgullo de la profesión más hermosa, por aceptar con naturalidad las ingratitudes inevitables, y también por sentirse trabajadores como tantos otros. Gracias, muchas gracias.
Acabo con una petición a mis colegas docentes: que ninguna de las protestas, legítimas y justas, deteriore la enseñanza. Los que apoyamos la escuela pública debemos extremar nuestros cuidados, pues necesita todas las atenciones que seamos capaces de prestarle. Hay que evitar a toda costa hacer daño a los alumnos, a los de hoy y a los de mañana. No podemos dejar de ser maestros y profesores, en ningún momento.



No podría estar más de acuerdo con el artículo de Antonio Martinón.
Sinceramente, cuando pienso en mi trabajo doy gracias todos los días por haber escogido esta profesión. Trabajar con niños y adolescentes es lo más bonito que le puede pasar a uno en la vida y espero que los años no hagan que piense de otra manera. Aunque no creo que eso pase. Soy afortunada por poder ir cada día a hacer lo que me gusta. Y me consta que muchos docentes sienten exactamente lo mismo que yo. No somos minoría, al contrario de lo que pueda pensar mucha gente. Como en cada trabajo, hay de todo, hay docentes que están quemados de la enseñanza e incluso algunos que nunca la han sentido y que trabajan en esto por obligación, como tantas personas. Pero estoy segura de que cada vez son menos.
No se trata de tener o no tener razón en el conflicto educativo. Se trata de que cada cual asuma sus responsabilidades: los maestros, esforzándose cada día para que mejore la calidad de la enseñanza, la Administración poniendo los medios necesarios sin ESCATIMAR en gastos, porque pocas cosas son tan importantes como una educación pública de calidad, los padres y madres, favoreciendo un clima de cooperación en el seguimiento diario de los alumnos en sus casas, implicándose en la educación de sus hujos e hijas, sin intervenir de manera intrusiva y conflictiva con el profesorado. ¿Y a los alumnos? Soy de la opinión de que un alumno o alumna siempre puede aprender y tienen la predisposición para ello. Lo que varía esta predisposición es la familia del alumnado, el profesorado que lo atiende, y, claro, sus condiciones personales lo hacen más o menos receptivo. Muchas veces un alumno o alumna no podrá aprender, pero si al menos viene a clase y se va de ella sintiéndose "alguien", para mí eso es más que suficiente. Hay muchos alumnos que lo único que piden es que alguien les quiera.
Y para terminar, me he emocionado con las palabras de Albert Camus a su profesor de primaria, Louis Germain. De verdad, la piel de gallina. Me imagino lo feliz que se tuvo que sentir ese profesor cuando leyó esa carta, y no porque Albert Camus tenga un Nobel, sino porque fue significativo en la vida de un joven. Tanto que aun lo recuerda con afecto.
Saludos.
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Como ciudadano de a pie, simplemente conozcan o no el estado de la polémica de la educación canaria, con ver el actual grupo de gobierno y sus contiunos parches para las chapuzas que día a día vemos que cometen y una entrevista a dicha consejera de en el Canarias7, que no la quería subir porque produce urticaria al leer las primeras respuestas con vil caciquismo , da a cualquier lector una clara visión del tipo que personas con la que estamos tratando, que ni dan la opción al diálogo.
Tanto en educación como sanidad, son los pilares de cualquier sociedad, si queremos llegar a ser una sociedad moderna, cívica,culta y progresista, si fallan dichos pilares en los cimientos, no haremos más que dar tumbos.
Por cierto, subo al post de entrevistas, la de la consejera de educación.
Tanto en educación como sanidad, son los pilares de cualquier sociedad, si queremos llegar a ser una sociedad moderna, cívica,culta y progresista, si fallan dichos pilares en los cimientos, no haremos más que dar tumbos.
Por cierto, subo al post de entrevistas, la de la consejera de educación.
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El toque de la izquierda
SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ Cambios en la política de inmigración
La mejor manera de que no exista racismo es echar a los negros. Ése ha sido, en bruto, uno de los argumentos más utilizados por la derecha europea para alejar los miedos de su electorado. Hace ya años que la derecha descubrió que podía aplicar ese principio a la inmigración en general, especialmente en cuanto se empiezan a sentir los efectos de una crisis económica y comienza a aumentar el paro entre los nacionales, que son, precisamente, quienes ejercen el derecho a voto. La novedad ahora es que la izquierda, muerta de miedo ante el indudable efecto que todo lo relacionado con la inmigración tiene en su propio electorado, ha empezado a descubrir el mismo guión. Eso sí, con un toque muy suyo: en el fondo se trata de expulsarlos por estrictas razones humanitarias.
Sinceramente, lo peor de la Directiva sobre el Retorno de inmigrantes que ha pretendido aprobar esta semana la Comisión Europea, con el apoyo del Gobierno socialista español, es la desvergüenza de pretender presentarla como un avance en defensa de los derechos de los inmigrantes irregulares. Para evitar que Gobiernos energúmenos mantengan detenidos a inmigrantes irregulares por tiempo indefinido se pretende que todos nos convirtamos en energúmenos que los tienen detenidos 18 meses sin decisión judicial previa y con un control que se ejerce a posteriori, nada menos que "tan pronto como sea posible". (En el caso español, ahora, la orden de detención la tiene que firmar un juez, que la revisa periódicamente. Imagínense lo que puede pasar si se detiene a los inmigrantes sin permiso de trabajo por decisión administrativa y luego se espera a que el juez de turno encuentre un momento libre).
El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, probablemente ejerciendo su conocido sentido del humor, aseguró que se trata de una directiva destinada a que la apliquen Suecia, Holanda, Reino Unido y Dinamarca, entre otros países en los que no existe límite de detención y en los que, gracias a nuestro empeño democrático, la situación de los irregulares mejoraría muy notablemente. En nuestro caso, dijo, la directiva no haría falta porque somos más garantistas y nuestros irregulares están mucho mejor protegidos. Eso sí, el Gobierno va a aumentar el periodo de detención, porque los 40 días actuales no son suficientes para completar los trámites de expulsión, aunque seguramente no llegaremos a los seis meses que fija la directiva ni, desde luego, a los 18 meses de máximo.
La lectura del programa electoral del PSOE, elaborado mientras se discutía, y defendía, en Bruselas la dichosa directiva, le deja a uno, sin embargo, un cierto mal cuerpo. Dice así: "Proceder a una modificación del actual periodo de 40 días de detención de los inmigrantes irregulares en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) ampliándolo a un periodo homologable con el resto de los Estados miembros de la UE y que permita el tiempo necesario para llevar a cabo los trámites de identificación y repatriación" (el subrayado es mío).
El autoproclamado afán protector y democrático del Gobierno español no es compartido afortunadamente por todos los socialistas en Europa. Los franceses (un país en el que Sarkozy todavía no ha conseguido modificar el periodo máximo de detención, que es de 32 días, el menor de la UE) están muy en contra. También los socialistas italianos. Su portavoz en el Parlamento Europeo, Claudio Fava, parece que no ha entendido una palabra de las buenas intenciones españolas. Él considera que la directiva es más bien "una degradación jurídica que trata a los inmigrantes como subespecie humana".
La derecha europea tampoco comparte unánimemente esa directiva. Es cierto que algunos quieren endurecerla aún más, pero también que hay eurodiputados de esos grupos que se echan las manos a la cabeza. Y por lo menos hay que reconocer que el portavoz del PP Europeo, el alemán Manfred Webber, tiene el buen gusto de no disfrazar las cosas: "Los centros de internamiento son instrumentos para presionar psicológicamente a los detenidos". La idea es muy simple: "O te vas o te meto en la cárcel". Nada menos que 18 meses.
Lo que tiene que quedar claro es que la Directiva 2008 disminuye las garantías jurídicas contempladas en la de 2005. En concreto resulta gravemente restrictivo el artículo 7, párrafo tres: "Los Estados miembros podrán adoptar una decisión administrativa, resolución judicial o acto independientes por los que se ordene la expulsión". Si tener en Europa una política común de inmigración supone tener que aceptar la equiparación de una orden judicial y de una decisión administrativa, sería francamente mucho mejor para la salud del sistema democrático renunciar a esa política conjunta. Siempre será mejor soportar una sociedad cínica que unas leyes que legalizan y amparan ese cinismo. Y si el Gobierno español sufre por no ver avanzar los derechos democráticos de los inmigrantes irregulares, no tiene más que empezar por casa y revisar las lamentables condiciones de nuestros propios Centros de Internamiento de Extranjeros. Que casualmente han sido denunciados por jueces y no por decisiones administrativas.
SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ Cambios en la política de inmigración
La mejor manera de que no exista racismo es echar a los negros. Ése ha sido, en bruto, uno de los argumentos más utilizados por la derecha europea para alejar los miedos de su electorado. Hace ya años que la derecha descubrió que podía aplicar ese principio a la inmigración en general, especialmente en cuanto se empiezan a sentir los efectos de una crisis económica y comienza a aumentar el paro entre los nacionales, que son, precisamente, quienes ejercen el derecho a voto. La novedad ahora es que la izquierda, muerta de miedo ante el indudable efecto que todo lo relacionado con la inmigración tiene en su propio electorado, ha empezado a descubrir el mismo guión. Eso sí, con un toque muy suyo: en el fondo se trata de expulsarlos por estrictas razones humanitarias.
Sinceramente, lo peor de la Directiva sobre el Retorno de inmigrantes que ha pretendido aprobar esta semana la Comisión Europea, con el apoyo del Gobierno socialista español, es la desvergüenza de pretender presentarla como un avance en defensa de los derechos de los inmigrantes irregulares. Para evitar que Gobiernos energúmenos mantengan detenidos a inmigrantes irregulares por tiempo indefinido se pretende que todos nos convirtamos en energúmenos que los tienen detenidos 18 meses sin decisión judicial previa y con un control que se ejerce a posteriori, nada menos que "tan pronto como sea posible". (En el caso español, ahora, la orden de detención la tiene que firmar un juez, que la revisa periódicamente. Imagínense lo que puede pasar si se detiene a los inmigrantes sin permiso de trabajo por decisión administrativa y luego se espera a que el juez de turno encuentre un momento libre).
El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, probablemente ejerciendo su conocido sentido del humor, aseguró que se trata de una directiva destinada a que la apliquen Suecia, Holanda, Reino Unido y Dinamarca, entre otros países en los que no existe límite de detención y en los que, gracias a nuestro empeño democrático, la situación de los irregulares mejoraría muy notablemente. En nuestro caso, dijo, la directiva no haría falta porque somos más garantistas y nuestros irregulares están mucho mejor protegidos. Eso sí, el Gobierno va a aumentar el periodo de detención, porque los 40 días actuales no son suficientes para completar los trámites de expulsión, aunque seguramente no llegaremos a los seis meses que fija la directiva ni, desde luego, a los 18 meses de máximo.
La lectura del programa electoral del PSOE, elaborado mientras se discutía, y defendía, en Bruselas la dichosa directiva, le deja a uno, sin embargo, un cierto mal cuerpo. Dice así: "Proceder a una modificación del actual periodo de 40 días de detención de los inmigrantes irregulares en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) ampliándolo a un periodo homologable con el resto de los Estados miembros de la UE y que permita el tiempo necesario para llevar a cabo los trámites de identificación y repatriación" (el subrayado es mío).
El autoproclamado afán protector y democrático del Gobierno español no es compartido afortunadamente por todos los socialistas en Europa. Los franceses (un país en el que Sarkozy todavía no ha conseguido modificar el periodo máximo de detención, que es de 32 días, el menor de la UE) están muy en contra. También los socialistas italianos. Su portavoz en el Parlamento Europeo, Claudio Fava, parece que no ha entendido una palabra de las buenas intenciones españolas. Él considera que la directiva es más bien "una degradación jurídica que trata a los inmigrantes como subespecie humana".
La derecha europea tampoco comparte unánimemente esa directiva. Es cierto que algunos quieren endurecerla aún más, pero también que hay eurodiputados de esos grupos que se echan las manos a la cabeza. Y por lo menos hay que reconocer que el portavoz del PP Europeo, el alemán Manfred Webber, tiene el buen gusto de no disfrazar las cosas: "Los centros de internamiento son instrumentos para presionar psicológicamente a los detenidos". La idea es muy simple: "O te vas o te meto en la cárcel". Nada menos que 18 meses.
Lo que tiene que quedar claro es que la Directiva 2008 disminuye las garantías jurídicas contempladas en la de 2005. En concreto resulta gravemente restrictivo el artículo 7, párrafo tres: "Los Estados miembros podrán adoptar una decisión administrativa, resolución judicial o acto independientes por los que se ordene la expulsión". Si tener en Europa una política común de inmigración supone tener que aceptar la equiparación de una orden judicial y de una decisión administrativa, sería francamente mucho mejor para la salud del sistema democrático renunciar a esa política conjunta. Siempre será mejor soportar una sociedad cínica que unas leyes que legalizan y amparan ese cinismo. Y si el Gobierno español sufre por no ver avanzar los derechos democráticos de los inmigrantes irregulares, no tiene más que empezar por casa y revisar las lamentables condiciones de nuestros propios Centros de Internamiento de Extranjeros. Que casualmente han sido denunciados por jueces y no por decisiones administrativas.
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M. CERDAN
Cuando a todo se llama comida
No sé quién afirmó aquello de que a un país se lo conoce por lo que su gente come. ¡Y cuánta razón tenía! Y a un país que se precie de ser desarrollado y moderno también se lo reconoce por las medidas de control sobre alimentos y consumo que adopten las autoridades sanitarias. Alfonso Guerra acuñó aquella frase de “no nos va a conocer ni la madre que nos parió”, en referencia a las reformas que el PSOE pensaba introducir en la sociedad española a comienzo de los años ochenta. No se equivocó el dirigente socialista, porque si echamos la vista hacia atrás, esta España en la que vivimos nada tiene que ver con la de inicio de la Transición: ni en política ni en calidad de vida. No hace tanto tiempo, en los setenta el régimen franquista tenía que acudir al lenguaje anfibológico para ocultar las penurias de nuestro sistema sanitario: al cólera –algo que había sido desterrado en Europa– se lo camuflaba con el eufemismo de “proceso diarreico estival”; todos los veranos sufríamos brotes de salmonela, y, en 1981, una masiva intoxicación con aceite desnaturalizado de colza afectaba a más de 20.000 personas y causaba más de 700 muertos. Afortunadamente, a aquella España de alpargata y boina ya no la reconoce ni la madre que la parió. Estamos en la champion europea en lo que se refiere a la calidad de los productos que ingerimos, pero nos siguen dando gato por liebre sin que nuestras autoridades alimentarias logren impedirlo. El fantasma de la colza ha desaparecido, pero el aceite –esta vez el de girasol– ha vuelto a escena levantando una gran alarma social. Y, aunque parezca mentira, una vez más han fallado los controles, como sucedió con la colza, en la importación de una partida de varias toneladas de aceite de girasol adulterado procedente de Ucrania. El ministro de Sanidad, Bernat Soria, creyendo que ésa era la solución más adecuada, ordenó la suspensión de la venta de todas las marcas de aceite de girasol, viniera o no de Ucrania. Tal medida provocó un daño irreparable a los industriales y comerciantes que nada tenían que ver con el producto adulterado. El Ministerio de Sanidad asumió tan importante medida anteponiendo la seguridad de los consumidores y nada hay que objetarle, pero habría sido más efectivo localizar y requisar el aceite importado de Ucrania. ¿Acaso las autoridades sanitarias carecían de un registro con el destino del aceite que nos llega de países ajenos a la Unión Europea? ¿Acaso Félix Lobo, el presidente de la Agencia de Seguridad Alimentaria, el mismo que acusó a los periodistas de “curiosos”, desconocía la lista de los importadores y embotelladores del aceite ucraniano que llegó a España en barco y por carretera? Si es así, lo tenemos claro. Quiere decir que el sistema no funciona, que los controles son insuficientes y que en cualquier momento los desaprensivos nos pueden dar un susto. El señor Lobo debe ser igual de “curioso” que los periodistas para fiscalizar el recorrido y el destino del aceite que nos llega de fuera. Para eso existen los códigos de barras y los lectores láser.
La agenda de seguridad de Alimentos, además, tiene la obligación de supervisar y controlar la comida que nos venden fuera de casa y de las que nuestros jóvenes se atiborran todos los fines de semana. Les recomiendo que se lean el informe que hemos elaborado sobre las pizzas a domicilio. Sí tiene desperdicio. Hace unos meses publicamos otro similar sobre las hamburguesas que nos sirven en algunos restaurantes y uno de ellos se ha puesto las pilas ofreciendo una carne de mayor calidad. Me refiero a la cadena McDonald’s, que ha lanzado una amplia campaña en la que asegura la venta de carne vacuna al cien por cien. A eso se llama hacer bien los deberes. Ahora sólo falta que los fast food indiquen en sus cartas las calorías de sus platos, como ha obligado un juez de Nueva York a los restaurantes de este tipo de comida de la Gran Manzana. Alarmas, pocas. Controles, todos.
- Amarilla
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- Registrado: Sab Ene 01, 2005 10:32 pm
- Ubicación: Estadio Insular Forever
Juan José Millás
Ánimo
Tomo notas, indistintamente, con un bolígrafo o con un lápiz colocados junto al ordenador, sobre un cuaderno escolar, de rayas. Al lápiz hay que sacarle punta de vez en cuando, lo que constituye una actividad artesanal que sirve también para la reflexión. Pero la diferencia más notable entre él y el bolígrafo es su modo de perecer. El bolígrafo no cambia de apariencia ni siquiera cuando se encuentra en las últimas. Y deja un cadáver tan curioso que nadie diría que está muerto si no fuera porque no pinta nada ya, aunque resucite a veces de improviso y trace un par de líneas, incluso un párrafo, antes de volver a expirar. La gente se resiste a desprenderse de los bolígrafos vacíos porque continúan como nuevos. Sólo se consumen por dentro, en fin, y siempre se acaban a traición, como el butano. El lápiz, en cambio, agoniza por dentro y por fuera a la vez, y deja un cadáver mínimo, un detrito del que uno se deshace sin ningún sentimiento de culpa. Punto y aparte.
La naturaleza presenta casos semejantes al del bolígrafo. Ahí está el caracol, que envejece sin una sola arruga exterior, sin un fruncido. Y no hay que sacarle punta cada poco: él mismo, mientras vive, asoma los cuernos al sol, caracol quiscol, y una vez muerto, si te encuentras la concha en un tiesto o en el agujero de un árbol, la guardas en el bolsillo y al llegar a casa la colocas junto a los bolígrafos difuntos. Tenemos una pasión curiosa por la cáscara, de ahí la afición a las cajas, sobre todo a las cajas fuertes. Hay personas que coleccionan pastilleros vacíos, que viene a ser lo mismo que guardar bolígrafos sin tinta, con los que sólo se pueden escribir poemas inexistentes, que muchas veces son los mejores.
Pese a todo, tal vez sea más digna la actitud existencial del lápiz que la del bolígrafo, la de la babosa que la del caracol, aunque no dejen cáscara para los arqueólogos. Conviene sacarse punta cada mañana, pese al espanto de ver cómo se agota uno. Lo complicado de sacarse punta es saber cuánto te tienes que afilar para escribir lo suficientemente claro sin romperte antes de que hayas acabado la novela o la vida. Pero eso constituye un ejercicio de conciencia, y quizá de consciencia, bastante saludable. Ánimo.
- TURU FLORES
- Dios del LOL
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- Ubicación: Sacando la bola jugada desde atrás,como los grandes.
Muy bueno este último de Millas,te hace reflexionar sobre tu propia vida y la manera de "sacarte punta" todas las mañanas.
Hace un par de años me leí el libro de Millas "Dos mujeres en Praga" y me gustó bastante.También suelo seguirlo de camino a casa por la radio en el programa de la SER La Ventana.
Hace un par de años me leí el libro de Millas "Dos mujeres en Praga" y me gustó bastante.También suelo seguirlo de camino a casa por la radio en el programa de la SER La Ventana.
- bylY
- Administrador concursal
- Mensajes: 5929
- Registrado: Lun Oct 09, 2006 5:25 pm
- Ubicación: Con Periquín de Arucas
TURU FLORES, tiene usted mucha razón. Uno se levanta cada mañana y hace mil y una cosas durante el día, muchas de ellas repetidas, otras tantas diferentes, ocupamos todo nuestro tiempo para distintas tareas, pero muchas de las veces, te pones a pensar y ves ese vil miedo de como se pasa la vida y realmente no sabes a dónde vas. Es complejo, a veces sangrante. Me da que me estoy haciendo viejo o mi Peter Pan a cerrado por reformas.
Un abrazo a todos.
Un abrazo a todos.