Muchos vecinos se escondieron en sus casas para salvarlas del fuego
MARCOS PONTES (EFE). San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria)
"Esto solo lo sabemos salvar nosotros". De esta forma se expresaron este martes algunos vecinos de Tunte y Fataga, en San Bartolomé de Tirajana, que pasaron la noche escondidos en sus casas a fin de salvarlas del fuego, ya que desconfiaban en la efectividad de los equipos de extinción desplegados para combatir el incendio que ha devorado más de 20.000 hectáreas de Gran Canaria.
A pesar de las numerosas llamadas realizadas por la policía a sus puertas, por teléfono e incluso con equipos de megafonía desde la calle, ignoraron lo que ocurría en el exterior desafiando la cercanía de las llamas con un único fin: hacer frente al fuego y evitar la destrucción de sus viviendas.
El caso más significativo que ha trascendido lo protagonizó un vecino de Fataga, Julián Reyes, que se negó a abandonar el lugar durante la madrugada de este martes y realizó durante toda la noche tareas de extinción en el entorno de su vivienda.
Reyes logró salvar varias casas, animales y pequeños huertos, gracias a que logró burlar la vigilancia policial y permaneció en su casa a la espera de que se acercase el fuego por la montaña situada frente a su vivienda.
No obstante, antes despidió a su mujer e hija, quienes se marcharon con el resto de desalojados.
Cuando el fuego alcanzó el pueblo, ya había mojado los exteriores de varias viviendas y los huertos para ralentizar la acción de las llamas.
Una vez que las llamas invadieron con hostilidad el pueblo logró romper las tuberías de agua para reducir el impacto de las llamas, inmerso en un intenso humo que apenas de dejaba respirar.
Con la ayuda de una manguera y herramientas rurales, Reyes salvó varias viviendas del pueblo que le vio nacer, y posteriormente, tuvo que ser atendido por los equipos sanitarios de varias quemaduras tras más de quince horas de trabajo ininterrumpidas.
Las críticas más generalizas de aquellos que se quedaron en los lugares de riesgo se referían a lo largo de este martes a la descoordinación por parte de los equipos de extinción de incendios, de quienes criticaron su desconocimiento no sólo de lugares para la extracción de aguas, sino del lugar exacto donde se ubican los pueblos.
"Es una pena que no se nos escuchen como residentes de la zona, porque nosotros conocemos perfectamente los lugares claves para atajar este incendio", dijo un vecino llamado Santiago.
La impotencia y falta de información desató durante el día varios enfrentamientos entre vecinos desalojados y miembros de las fuerzas de seguridad, uno de ellos en la carretera de acceso a Fataga, a la altura de El Lomo de Maspalomas.
Y es que los vecinos hacían lo imposible por llegar a su pueblo para averiguar si el fuego había acabado con sus viviendas y pertenencias.
Los más reacios a abandonar sus viviendas lamentaron el trato recibido por los miembros de la policía, a quienes reprocharon su trato hostil y vejatorio cuando les obligaron a salir.
Algunos, incluso, dicen que fueron aporreados y detenidos por no abandonar el lugar de peligro, pero unos cuantos vecinos de Tunte y Fataga lograron burlar los controles y permanecieron ocultos en sus viviendas.
La desesperación de las casi tres mil personas desalojadas en el municipio de San Bartolomé de Tirajana se atenuó a últimas horas de día al conocer el desarrollo de la extinción del fuego, único asunto del que se habla en los albergues donde conviven desde hace más de 24 horas.
Los colchones, mesas, sillas, ropa, televisores y otros enseres distribuidos por el Ayuntamiento se convertieron en un improvisado hogar para que la estancia sea más llevadera.
A muchos de los afectados, a pesar de que se les ofreció pasar la noche en hoteles de ambas zonas turísticas, la angustia les hizo permanecer atentos en los controles policiales situados en los accesos a sus barrios.
La mayoría de los evacuados a los albergues fueron niños, ancianos y mujeres, quienes fueron atendidos por el personal del departamento de Servicios Sociales y sanitarios que atendieron a las personas más vulnerables, así como psicólogos especializados.
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Está claro que los bomberos estarán más preparados para afrontar este tipo de circunstancias, aunque si hay algunos que nunca lo han vivido estamos en las mismas, pero la experiencia es un grado y estas personas que llevan viviendo en esa zona toda la vida saben mejor que nadie como es, no es que crea que deban apagar ellos el fuego, porque tampoco están preparados, pero mínimamente deben haberles consultado, porque a lo mejor les podrían haber dado mucho información valiosa, lo que pasa es que no contaron con la colaboración ni con la opinión del pueblo y para mi eso ha sido un fallo tremendo
Creo que entre todos se logran mejores cosas
