Independientemente de que jueguen 10 o 15 minutos, estén más o menos lesionados o acepten o no su rol como suplentes, tener a Viera y a Jesé es tener a dos lajas que te la pueden liar en cualquier momento, con cualquier cosa.
Basta con que algún compañero meta un grito más alto que otro, reclame lo suyo, o no se calle con los gestitos que suelen hacer ambos.
Meterlos es obligar al resto del equipo a prácticamente una relación de "vasallaje" por ser quién son. Al menos, representantes, futbolistas, y todo el mundo del fútbol ya saben de qué palo va la parejita, y a mínimo que sean inteligentes, en el vestuario intentarán ignorar sus calentadas y sus impertinencias.
También confío en Kirian, en Álex o en Enzo, que estos sí que son de los nuestros y viven el club como algo propio, que puedan hacer de contrapeso y tener más influencia en los pibes.