Con gran dolor hay que decir que, seguramente, el caso de David ha sido el de una carrera futbolística tirada por la borda. Aunque no sería el primer caso de una etapa triunfal a los treinta años, no es lo más probable.Me viene a la memoria algunos ejemplos de jugadores que lo tenían todo para el éxito indiscutible en la superélite.
Toni Robaina, Pedro Vega, Angel Sánchez y, por encima de todos ellos,David González. Tal vez el menos culpable sea el propio futbolista y casi seguro le fallaron su entorno, un buen consejero y, sobre todo, un buen entrenador. A todos ellos les faltó ese plus que podemos discutir si fue autocomplacencia, lucha, actitud psicológica, físico o ambición. A lo mejor ese punto de suerte, quién sabe, o una mejor época de la UD.
Es posible que la madurez le haya sentado bien y como estiman algunos foreros ahora parece que es mejor y más luchador e incluso persigue - a veces - a un contrario. Dificil saber si esa enorme calidad hubiese bastado para jugar y sobresalir en Primera y ser una referencia del futbol español, como fue Valerón. Uno piensa que si, pero, desafortunadamente para muchos, la élite exige bastante más.
Sin embargo esa aparente mutación le tiene que valer para, por lo menos, deleitar durante unos años a su fiel parroquia amarilla porque, a pesar de todo, le restan bastantes años de fútbol.
Creo que está a tiempo, todavía, con metas más modestas.
