LLEGÓ EL FIN DE UN CICLO
RAFA LEÓN. Las Palmas de Gran Canaria
Miguel Ángel Ramírez dijo tiempo atrás, cuando se hizo con las riendas de la UD Las Palmas en el año 2005, que en la temporada 2009/2010, la próxima, aspiraríamos al ascenso a Primera división. Visto lo visto, hoy por hoy, suena a chiste, aunque aún es posible si el equipo no baja este año.
Si analizamos todas las temporadas de Ramírez al frente de la nave amarilla, y todas con Juanito Rodríguez de director deportivo, veremos que siempre sucede lo mismo. En la 2005/2006, en Segunda B, empezó en el banquillo el técnico serbio Josip Višnjić, que con el equipo en puestos de fase de ascenso fue cesado el 26 de marzo de 2006 [aunque lo maquillaron con su modus operandi habitual diciendo que dimitía]. El feo juego y las malas relaciones entre Višnjić y Juanito propiciaron su salida. Cogía el testigo el propio Juanito, el cual siempre había dicho que lo que más le gustaba era ser entrenador, logrando el ascenso a Segunda división. Como vio que el ascenso se logró gracias a determinadas individualidades, casos de Marcos Márquez y Nauzet Alemán, prefirió volver a su puesto anterior.
En la 2006/2007 empezó el madrileño Carlos Sánchez Aguilar en el cargo, pero los malos resultados y una nueva ruptura en la relación entre el entrenador de turno y el director deportivo trajeron nuevamente la llegada de Rodríguez al banquillo. Se salvó la categoría antes de tiempo, pero los últimos encuentros, con una pésima imagen, dejaron al personal descontento. Se cumplió el objetivo, que no era otro que la permanencia y punto.
En la 2007/2008 Juanito se animó a encabezar el proyecto desde el inicio en el banco, con Javier Vidales como segundo. Una pésima racha, con sólo 5 puntos en las primeras 10 jornadas [la peor racha de la historia del club y hundidos en el fondo de la clasificación] propició, tras la segunda pañolada consecutiva en el estadio de Gran Canaria, la salida de Juanito. Como siempre, se dijo que daba un paso a un costado por el bien de la entidad, pero quién iba a ser tan torpe de seguir aguantando una situación deportiva totalmente insostenible. Tardaron mucho más de lo deseado por querer aferrarse al cargo y no ser iguales de justos con sus antecesores en el puesto, pero no les quedó más remedio que admitir lo evidente: no podían ni sabían sacarle el rendimiento necesario a la plantilla. Su empecinamiento en querer seguir al frente les dejó tocados con la masa amarilla, que no le gustó sus maneras y formas de entrenar, con algunas frases célebres: “Quien no venga a animar, que se quede en su casa”, dijo Juanito en una ocasión tras una rueda de prensa.
Celos por el éxito de Juan Manuel Rodríguez
Apareció entonces en escena Juan Manuel Rodríguez, que con una espectacular remontada y un fútbol de altos quilates puso al equipo cerca de los puestos de cabeza, logrando acabar el curso mucho más arriba de lo esperado. Su éxito levantó celos entre sus superiores, enrareciendo nuevamente el ambiente entre lo más alto de la cadena de mando y el nuevo entrenador de turno. Tras el final de liga se complicó la situación, estando Juan Manuel con medio pie fuera. Al final, por el bien de todos, se pudo reconducir, pero ni unos ni otros se sentían cómodos juntos.
La Liga arrancó con la sensación de haber llevado a cabo un buen trabajo en la pretemporada, pero los resultados no eran los esperados, pero tampoco estábamos en descenso ni sufriendo tanto como en la actualidad. Se le trataba de imponer alineaciones y jugadores, pero Juanma no tragó y selló su sentencia con Juanito y Miguel Ángel Ramírez, que esperaban su momento para cargárselo. Y en esas llegó el motín de Barranco Seco, donde todos quedaron retratados: Juan Manuel, a la calle porque los jugadores se lo pidieron al presidente y director deportivo, puesto que les gritaba y faltaba el respeto. Ellos también se lo faltan a la afición y siguen ahí, demostrándose que el modelo deportivo es totalmente erróneo, ya que priman interesas personales y antipatías con lo profesional. A todas estas, Juanito ya se había encargado días antes de enrarecer el vestuario con reuniones clandestinas con su núcleo duro (Márquez, Darino y Pindado), que se encargó del trabajo fangoso. La afición se mostró de uñas con todos los estamentos del club por unas formas nada acordes a la historia y estilo de este club.
Oportunidad para Vidales
En estas aparece Vidales ante la oportunidad de su vida: ser entrenador de la Unión Deportiva Las Palmas. Empezó bien, con tres victorias consecutivas, demostrando todos las muchas ganas que tenían de hacer callar a los que les criticaban por ser los culpables de destituir al entrenador anterior. Pero desgraciadamente se olvidó pronto, puesto que en este 2009 las cosas no van nada bien. El primer ultimátum lo salva ganándole al Alavés, pero el empate ante el Sevilla Atlético le pone ante el segundo. Si no gana ante el Xerez, a la calle, pero seguirá el que nadie quiere.
Lo curioso, que dos personas que se llevaban de maravilla y que trabajaban codo con codo meses atrás, casos de Juanito y Javier, ahora casi ni se hablan puesto que Vidales ha sufrido en carnes propias las ingerencias de un hombre que campa a sus anchas en este club. Nadie se ha dado cuenta que esto no se puede permitir ni aguantar un segundo más. La cadena de mando en lo deportivo no tiene credibilidad y nadie confía en ella.
Su momento ya pasó, con el ascenso, y en la actualidad, con un permanente sufrimiento y con la afición marchándose del estadio, nadie espera que el próximo proyecto lo lleve él a cabo. Para mi entender, llegó el fin de un ciclo. La gran mayoría pensamos eso, pero no Ramírez, que es quien preside y manda, por lo que habrá que esperar y rezar a que más adelante no sea tarde y que hablar del Estadio de Gran Canaria no sea tirar de la historia para recordar esas grandes entradas de espectadores, porque 7.642 son sufridores, pero no van a seguir aguantando esto por mucho tiempo más. Aún hay tiempo, pero depende de ellos.
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