He aquí el relato de un abuelo y su nieto... Aquí puede estar la solución de una vida cómoda y placentera.
Ha pasado por las experiencias propias de su edad en estos tiempos, y otras no tan frecuentes adquiridas a sus pocos años en sus viajes por los países de casi todos los continentes. Conoce bien otras culturas y tiene criterio...
Mi nieto y yo charlamos a menudo sobre lo divino y lo humano. Pues bien, en una de estas charlas, con un largo vaso de zumos en la mano me decía: mira abuelo, he oteado los entornos, he comparado las condiciones de la vida social capitalista con las de otros países que no lo son y con otros que creen no serlo, y he pensado que dejaré de viajar por un tiempo para no alejarme mucho de vosotros, mi familia. Tuve un sueño y me he propuesto cumplirlo. Mi sueño es casarme con un putón.
Y me razonó el por qué...
Mira, por ser la profesión más antigua del mundo la prostituta tiene los principios más acendrados que cualquier otra; a fin de cuentas hoy día ser puta, en la consideración social no es lo que fue. Y sigue: más, hoy, ser puta, es un quehacer honorable. La honorabilidad de la puta viene de la transparencia más absoluta de su vida, algo de lo que no pueden presumir otras actividades y profesiones en este sistema que encierran engaños más o menos manifiestos, más o menos permanentes y más o menos nocivos. Sin embargo ser puta es un orgullo.
Y sigue: la mayor parte de los más destacados miembros de la sociedad civil y religiosa están prostituídos, pero fingen no estarlo. No sólo eso, es que además afectan miserablemente nobleza. Ser político, cura, juez, médico, empresario o abogado no significa librarse de estar prostituido. Es más, pocos ejercen sin prostituirse por activa o por pasiva, por acción o por omisión. La puta no sólo no tiene que fingir sino que en su “ser” mismo estriba su honra.
Claro que –continua- hay putas de muchas clases. Pero yo pienso en las de toda la vida, en las que trabajan por horas; no en esas putas que ejercen por meses o por años; no en esas que se casan por cualquier oscuro motivo menos por amor; no en esas que conviven o se acuestan periódicamente con el ricacho de turno para sacarle hasta los hígados al cretino, que es desplumado mientras imagina que es amado por ella; no en tantas otras que se casan o se emparejan para obtener una pensión, una magra cuenta corriente, joyas o chalets; no en esas putísimas que antaño las llamaban amantes y el franquismo queridas.
Mi nieto dice que no es porque él no quiera trabajar (aunque trabajar para otros no le gusta un pelo), es que trabajando y uniendo su vida a la de una puta ambos se asegurarán el bienestar y podrán hacer frente a la hipoteca, al alquiler y a la vida. Y, sobre todo, como es muy celoso, se librará de los celos al asumir desde el principio que su pareja se acueste con quien quiera porque eso va unido a su vida laboral. Y a todas estas ventajas se suma otra: ella no tendrá que sufrir a un casi seguro proxeneta...
Terminamos la sustanciosa charla, me dio un beso y yo me he quedé más tranquilo sabiendo que mi nieto ha elegido sabiamente. Ahora sólo falta que se ponga a buscar al putón, que lo encuentre y que luego ambos lleguen a entenderse.
Por los huevos!!!
