Aún hoy recuerdo como si fuera ayer como te levantaban entre unos y te vitoreábamos entre otros tras conseguir el ansiado ascenso de categoría. No fallaste en los momentos clave, fuiste el principal responsable de aquel éxito. Quizás no eras el jugador más técnico, ni el más rápido, pero que huevos le ponías Matador.

Pese a que seguías sin contar con gran reconocimiento a nivel nacional, te dedicaste a golear las redes ajenas en la división de plata con la Unión Deportiva Las Palmas. Formaste parejas demoledoras con Trashorras primero y con Adrián Colunga después. Nos brindaste goles imposibles como el que anotaste ante el Castellón (Marcazo), con goles al filo de lo imposible como el penalti ante el Rayo Vallecano o el empate en el descuento ante el Tenerife. Goles de brega, de tiros lejanos, de cabeza, con fortuna, con empeño... y al fin lograste un trofeo pichichi, sumándole a él el reconocimiento que te merecías.
Muchas gracias Matador, por tus palabras en las citas importantes, por esas cuñas con el salero andaluz que tienes, gracias por atender siempre con una sonrisa a niños o adultos. Gracias por ser responsable con unos colores, por llevar ese brazalete sin mancharlo jamás, por aceptar la suplencia como la aceptaste y por intentarlo aún estando fuera de forma. Gracias por jugar con las costillas destrozadas y en definitiva, gracias por esos 5 años de amarillo.
Nunca olvidaremos este gesto:

Hoy la afición debería adorarte a ti. Hoy cualquier aficionado se podría arrodillar para darte las gracias como tu hiciste con nuestra camiseta.
¡¡¡MUCHAS GRACIAS CAPITÁN!!!