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LOS ESPEJOS NO TIENEN MEMORIA
El ansia de los enanos
Francisco J. Chavanel
Los enanos quieren crecer; es su esencia natural, lo que envenena su deseo, el unicornio que rastrean durante toda su existencia. Al juez Cobo Plana lo despeñaron de la administración concursal entre amenazas de expedientes, injerencias del Consejo General del Poder Judicial, dudas sobre su futuro. Lo cierto es que se impresionó el magistrado, se creyó de veras que iban a por él, que tal vez, algún día, tendría que abandonar la carrera judicial mareado por el descrédito. Eso hay que colocarlo en el haber de aquellos que se visten a menudo con la camiseta de la UD Las Palmas, y el propio juez, imposibilitado psicológicamente para tirar un penalty sin portero en el último minuto del partido.
Ahí se abrió un vacío de poder que, de manera inesperada, atrajo a otros enanos, estos apostados en la propia administración concursal, es decir: en la cámara de seguridad del club pues se entiende que ha sido ella, con sus recomendaciones y consejos, la que consiguió alcanzar la orilla de la salvación. En la noche del martes asistimos a un verdadero baile protagonizado por bucaneros; hay documentos sonoros que lo registran. Bernardo Pinazo, Luis Cabrera y Vicente Caballero, intentaron intoxicar a algunos periodistas, mientras persuadían al sustituto de Cobo, Cosme López, de que determinados consejeros habían dado marcha atrás y se negaban a avalar el crédito de 21 millones de euros con la Caja del Mediterráneo.
Se inventaron una crisis inexistente. Nadie se movió de la foto. No consta movimiento alguno de un ex directivo dispuesto a incumplir lo rubricado hace dos semanas. Pero Pinazo, Cabrera y Caballero, advirtieron de la soledad del juez recién aterrizado, la necesidad de su señoría de tomarse unos días para analizar en rigor el expediente y, sobre todo, que desde el pasado mes de diciembre no cobraban por decisión tomada en su momento por el propio Cobo y el presidente Ramírez debido a las estrecheces económicas de la UD. Eso les dolía
Los administradores concursales cuestan un pico. Algo así como 13.100 euros mensuales cada uno. Al joven juez López le fueron con la milonga de que había un motín en el barco, de que la nave se hundía, y de que rápidamente había que tomar la decisión de cesar a toda la junta directiva –el primero, Ramírez- y ser suplantada por ellos mismos, el trío de la bencina, debido a circunstancias especiales. Un golpe de mano en dos direcciones: eliminar el protagonismo molesto de Ramírez, y garantizarse la pasta gansa sine die.
Los periodistas, por una vez, no cayeron en la trampa y no le hicieron el juego sucio a los conjurados. Y el juez estuvo rápido: levantó el embargo, alargó el plazo de negociación con la Caja del Mediterráneo, y no se dejó enredar. El ejemplo de Pinazo, Cabrera y Caballero, sirve para ilustrar la quiebra del club. Los que más decían quererlo fueron quienes más metieron la mano en su arcón.
