Radiografía de una infamia, por Miguel HERNÁNDEZ

Miguel Ángel Ramírez, en primer plano; acompañado por su Dirección Deportiva, a sus espaldas, Branko Milovanovic, Toni Cruz y Juanito / Acfi Press – Canarias7

Terror. Los jugadores consuman la indecencia en el césped, y en el palco los procreadores de un nuevo proyecto de ilusión observan impávidos el derrumbamiento de sus propias expectativas. El instante no reconoce el cruce de miradas entre ellos, que las hubo, tratando de encontrar explicaciones en sus fueros internos de lo inexplicable sobre el césped. Mutis. Mientras, su entorno aplaudía con fervor, y cierto asombro, una goleada sin precedentes en su ámbito.

Miguel Ángel Ramírez, con el rictus enfatizando el pánico de la estampa dibujada por los amarillos en Gerona. Es la propia imagen del desengaño. Branko Milovanović, con su innegociable caracter del Este, semblanza fría, tal vez calculando la pieza que fallaba en Montilivi. Toni Cruz, sellando su boca, como autocensurando sus propias maldiciones, y Juanito Rodríguez, con la mirada clavada en el horizonte, distraída, tal vez meditando su vuelta a los banquillos.

Son elucubraciones de un instante tremendamente ilustrativo del que cada uno puede hacer un libre ejercicio de imaginación. Las dudas se centran en Sergio Lobera, pero se desestima la opción de mirar hacia el palco. La captura es maquiavélica. En la Unión Deportiva Las Palmas han cambiado entrenadores, jugadores y sistemas tácticos en las últimas seis temporadas. Sin embargo, las estampas de los dirigentes se mantienen intactas, avaladas por un trágico contexto que sirve para garantizar su continuidad evitando el movimiento de sillas. La cuestión es seguir sumando episodios infames mientras una afición teledirigida se ensaña contra los jugadores y entrenadores. Que la orquesta no pare la música.











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