La luz del pasillo, por Jesús IZQUIERDO

OPINIÓN | El derbi canario no es un partido más. Lo sabe hasta Sergio Lobera, debutante en este tipo de fiestas que se viven como una final. Ya llegó el esperado 4 de diciembre. Quedan pocas horas para que Canarias viva 90 minutos con el corazón en un puño. Mañana la mitad del archipiélago irá contenta al trabajo y la otra mitad no se querrá ni levantar. Así es el fútbol, así es el derbi.

Hace doce años que el amarillo no gana en tierras chicharreras. La última visita se saldó con empate y se celebró como un triunfo. Épocas en las que no se respiraba como ahora. El Tenerife no es aquel equipo que descendió de Primera y se quiso pasear por Segunda sin ensuciarse el uniforme, en este Tete no hay generales, para lo bueno y para lo malo. Tampoco la UD es aquel equipo plagado de jóvenes canteranos y jugadores por descubrir, que acudió al Heliodoro con la cabeza baja para no despertar la furia de sus vecinos. En la actualidad la UD Las Palmas de Valerón es favorita en todos los campos de Segunda División, las cosas como son. Las bajas no son excusa, hay plantilla para batallar en cualquier trinchera.

Hoy la UD se planta en Tenerife con la vitola de favorito y camina por los pasillos del Heliodoro con la cabeza alta.  Un pasillo construido desde la arrogancia y para la decepción blanquiazul. Ese pasillo no intimida, ya hay luz. Ahora, ya no asusta el Rodríguez López. La claridad amarilla ha llegado para romper con la historia.

[box size=»large»]nrobaina_200por Jesús Izquierdo
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