El innovador sistema del Girona de Pablo Machín

El conjunto catalán ha sorprendido a todos con su gran arranque de temporada y su novedoso sistema de juego en estas primeras once jornadas de competición. La línea de tres centrales y dos carrileros propuesta por Pablo Machín se ha convertido en la seña de identidad de un equipo que este sábado se enfrenta a la UD Las Palmas estando situado por delante del equipo amarillo en la clasificación.

En una competición como la Segunda División española en la que el pragmatismo y la obtención de resultados prima por encima de todas las cosas es difícil encontrar algún atractivo por la innovación a nivel táctico en cualquiera de los 22 equipos que conforman la categoría.

Habitualmente los técnicos optan por los dispositivos más comunes y que mayores éxitos han cosechado en los últimos años en el fútbol nacional. El 4-5-1 – en sus diferentes variantes – con un mediapunta enganchando con el delantero o el 4-4-2 son los esquemas más repetidos, aunque cada vez aparecen con más asiduidad nuevos modelos algo más atrevidos como el 4-3-3 que ya utilizaban equipos como el FC Barcelona B y que este año ha implantado Paco Herrera en la UD Las Palmas, Un dibujo en el que destaca el ya famoso trío de centrocampistas y los dos extremos abiertos.

Sin embargo, en la temporada 2014-2015 de la Liga Adelante es el Girona de Pablo Machín quien más se aleja del resto. Después de coger las riendas del equipo catalán y lograr una meteórica salvación en la segunda vuelta de la pasada campaña cuando ya parecían condenados al descenso, el entrenador soriano comenzaba el nuevo curso con la posibilidad de empezar de cero. Y hasta el momento han superado las expectativas de todos.

Un 5-3-2. Lo que sobre el papel puede parecer una defensa de tres centrales y dos laterales,en un planteamiento defensivo es sobre el césped una máquina de sumar puntos que ha interiorizado una idea de juego que les distingue. Cualquier aficionado del Girona es capaz de recitar de carrerilla los siguientes cinco nombres: Cifuentes, Ramalho, Richy, Lejeune y Juncá. Ellos cincos son los protagonistas principales de un sistema interiorizado, bailarines en una coreografía aprendida a base de repetición.

Juncá y Cifuentes, laterales del Girona, en área rival ante el Mirandés.
Juncá y Cifuentes, laterales del Girona, en área rival ante el Mirandés.

La actuación de los hombres de banda es lo más destacado del equipo. En ataque los dos laterales se convierten en carrileros y suben sin miedoa la altura de los centrocampistas. Lo hacen ambos y a la vez porque saben que detrás les están guardando la espalda: el mediocentro correspondiente se incrusta en la línea de centrales y el bloque acaba con los dos hombres de banda atacando al mismo tiempo en campo rival mientras que en defensa se mantienen cuatro jugadores. El resultado es un 4-4-2 en el que generalmente encuentran salidas limpias por los costados sin sufrir por el espacio que pueda quedar por detrás de los carrileros.

Por otro lado, a la hora de defender, los cinco se mantienen atrás, muy juntos, intentando no dejar ningún resquicio en el que algún atacante rival pueda hacer daño. Es aquí cuando el dibujo se convierte en un 5-3-2 más reconocible. Algo más adelantados a los zagueros, tres hombres se encargan de mantener el equilibrio en el centro y morder cuando los centrocampistas rivales tienen la pelota. Arriba, la primera línea de presión la forman dos delanteros.

Cinco
Formación defensiva del Girona ante el Sabadell con ventaja en el marcador.

Cuando toca presionar arriba, en cambio, los carrileros vuelven a soltarse y se encargan de tapar la salida balón del contendiente por las bandas de forma alternativa, basculando en función del lugar por donde circule la pelota. En este caso, el central más próximo al lateral encargado de subir su posición es quien se desplaza para ocupar el espacio vacío y marcar al extremo.

Como un biombo que se despliega y se vuelve a plegar, los jugadores cambian continuamente de posiciones con el objetivo de tener siempre todos los espacios ocupados. Una metodología que necesita ser ejecutada a la perfección para que funcione correctamente ya que en el momento en el que uno falle, aparecen huecos en favor del rival. Quizá por ello sean los futbolistas que más movimientos realizan quienes más minutos han jugado esta temporada. De hecho, cuatro de los cinco hombres que forman la línea de retaguardia han jugado todos los partidos mientras que en el centro del campo Álex Granell y Pere Pons son piezas fijas.

Presión a la salida de balón rival frente al Real Valladolid.
Presión a la salida de balón rival frente al Real Valladolid.

Para el partido de este sábado ante la UD Las Palmas podría quedarse fuera de la alineación por lesión el central Jonas Ramalho, quien hasta ahora no se ha perdido un sólo minuto de competición pero que arrastra molestias desde la semana anterior. Su papel como central diestro podría ser desempeñado por Pablo Íñiguez o Carles Mas, quienes a buen seguro también conocen las funciones que les toca desempeñar.

En definitiva, la escuadra gerundense ha encontrado una idea de juego que les identifica y que les ha llevado a los más alto de la clasificación. No en vano, en el enfrentamiento de este fin de semana está en juego una plaza de ascenso directo e incluso el liderato si el Real Valladolid no venciese su partido. Pablo Machín ha encontrado una fórmula que da resultados y la ha adaptado perfectamente a las piezas de las que dispone. Ha probado su modelo en una categoría en la que no resulta fácil hacerlo. Pese a la exigencia de obtener resultados, ha innovado y le ha salido bien.











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