OPINIÓN | Decía Eduardo Galeano que en su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol. Y la verdad es que tiene toda la razón del mundo. Después de tantos años sufriendo en las cloacas del fútbol español, llegó la hora de disfrutar de una Unión Deportiva de Primera División y la visita del Levante dará comienzo a la temporada de la máxima categoría en Gran Canaria, una Isla que volverá a ser escenario mundial del balón.
Estas palabras del escritor y periodistas uruguayo inspirarán y harán sentirse reflejado al verdadero aficionado de la UD. Aquel que, cuando la entidad vivía los peores momentos en su historia, con la tremenda deuda heredada y la plantilla profesional arrastrándose por la Segunda División B, no abandonó y siguió al lado del equipo o aquel que sufrió el 22-J como una puñalada en su corazón, por escenificar alguno de tantos malos momentos en los últimos años. Ahora todos esos malos momentos quedan atrás. Aunque parezca mentira, Las Palmas está otra vez en su sitio, en Primera.
Hasta que el campeonato no avance y los de Herrera visiten auténticos templos del fútbol español como el Camp Nou, el Bernabéu, Mestalla o el Pizjuán, algunos no dejarán de frotarse los ojos y pellizcarse para comprobar que es verdad, que no es uno de esos sueños que en los últimos trece años muchos hemos tenido. Evidentemente, todos queremos la permanencia, y cuanto antes mejor, pero es un año diferente, es un año para disfrutar. Tras tanta desgracia y penuria, es hora de sacar pecho y vivir esta temporada tan especial.
Pensar que hay generaciones, no tan pequeñas, que ni siquiera son conscientes de la última UD en la élite y que no sintieron el calor y el sentimiento que desprendía el Insular debe servir de incentivo para convertir el Estadio de Gran Canaria en una fiesta durante las 19 jornadas que se disputarán en la Isla. El club, tras mucho pelear, ha conseguido que se estén produciendo muchas remodelaciones en el recinto y ahora es el turno de la grada, de hacer que cada vez que Las Palmas juegue en casa el ambiente sea igual que el día del Zaragoza y que, con la repercusión mediática que la categoría conlleva, el mundo entero sea testigo de que la vuelta a Primera no es una casualidad, sino algo más que merecido.
Qué bonito que es el fútbol. Para muchos un simple deporte, para otros un sinónimo de vida que maneja a su antojo las emociones. Y a esta gente, a mi gente, a los amarillos, nos toca disfrutar y confiar en que esta vuelta a la Liga BBVA no sea una casualidad y si un camino de estabilidad y crecimiento que el destino tenía guardado a tanto sufrimiento. Por ello, disfrútenlo que el balón empieza ya a rodar Gran Canaria y la UD llegó para quedarse.
por José Rodríguez
periodista del Canarias7
