CONTRACRÓNICA | Desde su llegada a Gran Canaria Quique Setién apostó por un discurso meritocrático en el que promulgaba igualdad de oportunidades para todos los componentes de la plantilla con su aterrizaje en la isla. Todos empezaban de cero con el nuevo entrenador y los menos habituales con Paco Herrera tenían así la ocasión de reivindicar su estatus en el equipo.
Este era el caso de un hombre como Vicente Gómez, siempre tan irregular en su juego como lo eran sus apariciones sobre el verde. Podía jugar dos partidos consecutivos como titular y luego pasar meses sin volver a vestirse de corto desde el inicio. Él reclamaba en los micrófonos tener mayor continuidad para poder demostrar su valía pero nunca contó con esa paciencia de la mano del entrenador artífice del ascenso a Primera. Sin embargo, Setién le ha abierto de par en par las puertas de la titularidad y el de Schamman acumula tres encuentros consecutivos en la alineación inicial.
Ante la Real Sociedad repitió, nuevamente, en esa posición en la que le ha decidido situar el técnico cántabro, la de mediocentro. Acompañado esta vez por Roque Mesa en un doble pivote, el espigado centrocampista mantuvo la faceta de iniciador en salida de balón que ya protagonizó en el Santiago Bernabéu. Comenzó algo errático con alguna pérdida tras pases horizontales que pudo costar caro a la Unión Deportiva. No obstante, su rendimiento mejoró con el paso de los minutos y de una genialidad suya nació el tanto de Jonathan Viera que marcó el camino a la victoria. Asistencia con la testa de primeras y el veinte la mandó a la red.
Otro que goza de una redención es Tanausú Domínguez. Tras una temporada y media prácticamente sin participación, el de San Cristóbal ha sido recogido en los brazos de Quique Setién para ser importante. Fue actor principal en el estreno del entrenador en el banquillo grancanario, tuvo minutos en el Bernabéu y regresó a la titularidad frente al cuadro donostiarra esta noche de viernes.
Al igual que Vicente, el talentoso mediapunta estuvo impreciso en el arranque pero poco a poco tomó el buen tono. Los primeros cinco minutos de la segunda mitad repartió pases por doquier de suma calidad y redondeó ese tramo de magia con una asistencia perfecta para que Sergio Araujo empezase a reconciliarse con la grada. Además, por encima de su calidad – que siempre la ha tenido – destaca su implicación en tareas defensivas y su aguante físico a lo largo de los noventa minutos de juego. Si Setién logra lo que Herrera no pudo y recupera al mejor Tana, Las Palmas gana a un futbolista extraordinario
