El amarillo tiñe el Pizjuán entre los pitos

CRÓNICA AMBIENTAL | Las calles de Nervión rezumaban aroma a fútbol con las aficiones en armonía. Los hinchas amarillos dieron color a los aledaños del estadio y en su interior quisieron imponer la ley de sus gargantas. Mientras, los seguidores sevillistas pusieron de manifiesto su indignación con Vitolo desde el calentamiento.

Pocas veces se produce esa mezcla tan colorida en los campos de fútbol españoles. El rojo y el amarillo fueron los protagonistas en el Sánchez Pizjuán en una noche atípica de fútbol en la capital sevillana. Las calles se sienten vibrantes y los coches aceleran el paso con sus gentes, recién salidas del trabajo o del supermercado. El miércoles no deja de ser una jornada extraña para coger la bufanda y animar a los tuyos.

Se percibía el estrés habitual de una gran ciudad, paralizada por el regreso de un futbolista con el que existen opiniones divididas. Vitolo regresaba a la ciudad andaluza tras su salida del club. La hinchada local no tardó en hacerse oír para dedicar al jugador grancanario las primeras palabras. Salió a calentar la UD y el sonido de viento hizo acto de presencia al instante.

Los Biris Norte, grupo ultra del Sevilla, se prodigaron con distintos cánticos para recriminarle su mala forma de obrar al marcharse de la entidad. Un hecho previsible que ya había recomendado afrontar Miguel Ángel Ramírez, quien afirmó que el futbolista sabía que no lo recibirían “con flores y aplausos”. Más allá de los argumentos que esgrimen uno y otro equipo, la barrera de lo racional se sobrepasa con el insulto.

No fue la tónica general del encuentro, pero algunas voces profirieron graves expresiones contra Vitolo [como se puede observar en el vídeo añadido más abajo]. Una vez comenzado el encuentro, la grada estallaba contra él al tocar cada balón. Hasta que fue sustituido en el minuto 58, momento cumbre de los abucheos. Se registró entonces un alto nivel de decibelios durante el tiempo que tardó el canario en abandonar el terreno de juego.

Los sevillistas quisieron reprocharle su actitud, pero no lo hicieron con la afición de Las Palmas desplazada hasta el estadio. El sector visitante, ubicado en la zona inferior de preferencia, estuvo teñido de amarillo. Se ondearon bufandas y se entonó el ‘pío pío’ en armonía, tanto dentro como fuera del recinto, sin percance alguno. Reinó la concordia por tanto sin mayores rencores que los deportivos por querer ganar.

Todas las malas vibraciones se esfumaron, eso sí, durante el himno. El estadio se levantó para escuchar una de las canciones más emocionantes que representan a un equipo de fútbol en España. A los mismos aficionados amarillos se les movían los labios de forma automática, como intentando seguir la letra, con sus teléfonos móviles inmortalizando un ambiente mágico.

Los minutos pasaron y el clima era alentador para los foráneos. El aguante de la UD recordó a un equipo experiencia, lo cual sirvió para mantener la ilusión entre el respetable canario; las combinaciones de Viera y Tana, la solidez de Ximo Navarro y algunas actuaciones prodigiosas de Chichizola se encargaron de ponerlo en pie y arrancarse con algún ‘oé amarillo’.

Venció el ambiente de concordia, ajeno a posibles trifulcas de las que algunos quisieron alertar desde la isla. El malestar sevillista puso el foco en Vitolo y no en el equipo, puesto que incluso despidieron a los aficionados visitantes con buen tono, coreando el nombre de Las Palmas. Pasará el tiempo y desfilarán muchos futbolistas, pero lo que deberá seguir mandando es el respeto y el sentimiento de unidad que proporciona el deporte.

Vea el VÍDEO:











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