Derrumbados. Así estamos –en general, quiero creer– tras la quinta derrota consecutiva de la UD Las Palmas. Ni hablar de lo que va de 2017 desde que Quique Setién anunció que no continuaba: sólo hay que mirar los datos y constatar que la UD es el peor equipo de las cinco grandes ligas en lo que va de año. Ni las sensaciones ni las estadísticas, frías y caprichosas, salvan a los amarillos.
Este es el resultado de múltiples decisiones que han terminado con un equipo hundido anímicamente y con una afición dividida. Sin un líder en el banquillo. La preocupación es tremenda en estos momentos. Es difícil sacar un solo indicador positivo.
Lo único bueno: el calendario está en la décima jornada. Hay que cambiar inmediatamente el chip. Esta Unión Deportiva Las Palmas va a sufrir muchísimo este curso. Cuanto antes logremos interiorizarlo y seamos conscientes de ello, antes celebraremos cada punto como un paso más hacia la permanencia.
Toca pensar cómo volver a ‘enchufar’ a la afición, lo más importante de este club. Esa unión ha desaparecido y la reflexión debe ser profunda entre los dirigentes. En este incierto escenario de algo estoy seguro: sin una afición involucrada, esto se hunde. Ahora más que nunca toca hacer honor al nombre de nuestro equipo. Ante el Deportivo, la primera final.
Twitter: @mhernandez
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