La afición de la UD se enteró, absorta entre las legañas, de la noticia que más esperaba. La destitución de Juanito Rodríguez fue una sorpresa mayúscula en esta mañana de domingo, el día después de certificar la permanencia ante el Rayo Vallecano con un desagradable empate a cero. Se había convertido el director deportivo en el objetivo número uno de la afición, cansada por vivir unas temporadas tremendamente agitadas, con continuos vaivenes y sin ninguna estabilidad pese a que en junio los exámenes se aprobaban.
El enorme currículum de seis entrenadores en los últimos cuatro años, su propia faceta como técnico, más de 50 fichajes -la gran mayoría infructuosos-, las no renovaciones de Aythami, Trashorras o Nauzet y las sospechas por meter mano en el vestuario le situaban en el ojo del huracán. Pese a ello, en su primer año logró el ascenso, en el segundo una permanencia muy sufrida, en el tercero una cómoda octava plaza gracias a un gran sprint final y en ésta última una larguísima agonía que parecía no tener fin. Tres junios aprobados. Un suspenso. En medio, un alumno problemático que no hacía los deberes.
La losa del banquillo le dañó para siempre. En su primer año sustituyó a Visnjic en los últimos meses de competición y acabó logrando el ascenso en aquellos míticos play-offs ante Real Sociedad B y Linares. No podía empezar mejor su proyecto.
Ya en Segunda, contrató a Carlos Sánchez Aguiar, pero en la séptima jornada Juanito cogió el timón de nuevo y salvó al equipo en el último suspiro. La pasada temporada la empezó en el banquillo pero dimitió, manteniéndose en el cargo de director deportivo, y dejó el puesto de técnico para Juan Manuel Rodríguez. Eran sus peores momentos como responsable deportivo de la entidad, pues la masa social nunca entendió por qué siguió en el club.
Pero con Juan Manuel Rodríguez el equipo comenzó a funcionar y completó una segunda vuelta memorable con momentos de juego brillantes. Parecía el empujón necesario para acechar de una vez por todas la Primera División. Una empresa que, para cumplir las quinielas de Ramírez, aún restaban dos años. Tres temporadas disputadas, y en cada una de ellas logrando dar un paso más que en la anterior. Y todo ello, dicho sea de paso, sin un euro en la cuenta corriente del club debido a la acertada política de austeridad económica.
Pero ésta última temporada ha frenado la lenta pero segura progresión de la entidad desde que se vio al filo de la desaparición. El comienzo de Juan Manuel Rodríguez no fue positivo y, tras una agitada mañana en Barranco Seco, con sospechas de motín en la plantilla, fue desituido. Javier Vidales, hasta entonces mano derecha de Juanito desde la secretaría técnica, tomó el mando. El asturiano empezó bien, pero acabó fatal, pegándose un tiro en su propio pie con ruedas de prensa incendiarias y saliendo del club por la puerta de atrás. Con Paco Castellano y Mamé León el equipo certificó la permanencia este sábado. En total, seis técnicos en cuatro temporadas. Cifra que prohíbe cualquier atisbo de estabilidad.
Juanito Rodríguez abandona el barco un año antes de lo estipulado en su contrato. Miguel Ángel Ramírez había unido siempre la figura del director deportivo a la suya. Pero el presidente ha acabado retrocediendo ante la ira de la afición para reconstruir el proyecto. Un proyecto que aún está a tiempo de cumplirse.