La gesta común, por Aridane Ávila



Nunca nada puede seguir igual en la vida. Los cambios son irremediables como irremediable es el seguir avanzando, unos vienen y otros van. Y nunca se puede vincular el progreso a las excusas. Porque entonces el recorrido se acorta de tal manera que los sueños acaban escapándose en el tiempo.

Por ello siempre me hace mucha gracia escuchar que el Estadio de Gran Canaria es uno de los condicionantes para que el equipo no logre alcanzar cotas mayores. Y me refiero al recinto, no al penoso estado que presenta el verde desde hace ya meses.

Es incuestionable que el campo de Siete Palmas es muy cómodo para los que trabajamos en él. Facilidades en las cabinas, facilidades en zona mixta y una gran cantidad de propuestas para que el trabajo salga solo. Para los aficionados tampoco es un mal lugar, zonas amplias, baños extensos y buena visibilidad desde cualquier asiento.


No obstante, ¿qué sucede, más allá de las pistas de atletismo, para que nadie se encuentre a gusto? La falta de una gesta común. No tengo ninguna duda al respecto. La gente identificaba el Insular no solo a su equipo, sino a una multitud de momentos que hacían de ese recinto un monumento al fútbol. Bien es cierto que no es tiempo para mirar atrás, pero es indudable que no es lo mismo un estadio que ha pisado Maradona o Zidane, que uno que no ha probado la mejor liga del mundo.

No sé si acercar la grada llevará a más de 10.000 personas, lo dudo mucho para ser sinceros. Probablemente creará más ambiente, pero seguirá faltando (espero que no durante mucho tiempo) esa gesta común que convierta al Gran Canaria en vez de en nuestra casa, en nuestro hogar.

El tartán nunca ha estado reñido con el éxito. La Real Sociedad cambió sin demasiados traumas Atocha por Anoeta, los triunfos convirtieron al recinto donostiarra en fortín. El RCD Espanyol, aunque forzosamente, tuvo que marchar a Montjuic. Allí firmó la mejor época de sus 110 años de historia pasando de 15.000 a 30.000 socios, logrando 2 Copas del Rey y firmando un subcampeonato de la UEFA. El RCD Mallorca no conoce la Liga Adelante desde que se trasladó a Son Moix. Y la UD Almería logró el ascenso en 2007 tras las pistas del “Juegos del Mediterráneo”.

Las excusas para no hacer justicia a la historia amarilla hay que buscarlas en el juego y no en los ladrillos de un estadio. Porque solamente cuando no hay excusas, las triunfos llegan.

por Aridane Ávila
Redactor de Radio Marca y Zona Amarilla
 @AridaneAvila