La herida abierta, por Miguel HERNÁNDEZ

¿La Bombonera? No, nuestro añorado Estadio Insular, nuestro templo.

A la maltratada, desasistida y poco valorada afición de la Unión Deportiva Las Palmas se le debe algo. Algo gordo. Políticos con pretensiones faraónicas, empresarios especuladores que siguen dando la lata en los Juzgados y demás casta parasitaria lograron desahuciar al seguidor amarillo de su hogar. El Estadio Insular desprendía identidad. La herida abierta producida por el traslado a la obra —inconclusa, todavía— del Estadio de Gran Canaria es una estaca clavada a fuego en el corazón del simpatizante amarillo. La Transición, excluyendo la natural motivación de la escasez de éxitos deportivos, ha sido un auténtico fracaso.

Esta semana en el Facebook y Twitter de udlaspalmas.net colgamos la imagen que ilustra este artículo, la cual ha corrido como la pólvora por las redes sociales. Es conmovedora y logra recuperar de nuestra memoria los maravillosos recuerdos de un Estadio Insular mágico. El recinto de Las Alcaravaneras fue la incubadora de decenas de generaciones que viven y sienten a la Unión Deportiva como el equipo de sus amores. Como el equipo de sus vidas. Tal vez el éxito de la fotografía no radique en su propia belleza, que también. Radica en la incapacidad de sentir como nuestro el mamotreto grisáceo e inerte del Estadio de Gran Canaria. Quizá sea absurdo recuperar un debate estomagante, pero jamás morirá mientras continúe el desamparo. Y, sinceramente, vuelva a elevar su vista hacia la ilustración. Eso nunca sucederá.

por Miguel Hernández
 @mhernandez
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