Creciendo desde la seriedad defensiva



Tras el trabajo, la satisfacción. Las Palmas peleó duro para pasar a octavos de Copa del Rey / Rayo Herald

Las Palmas ha recortado en acciones de cara a los flashes, enterrado los egos y priorizado el trabajo colectivo sobre el individual. Esta tarde en Vallecas el representativo canario terminó por confirmar que la mejoría experimentada en los dos últimos meses no es una anécdota volátil. Los amarillos han aprendido a ser ambiciosos, a luchar por un objetivo común y a crecer ganándose el pan con el sudor de su frente. Día a día. Lejos de figurines altivos, en la Unión Deportiva triunfa el proletariado bajo consenso unánime.

No es una sorpresa que el conjunto dirigido por Sergio Lobera mantenga su portería a cero últimamente. Mariano Barbosa, otrora guardameta batido con facilidad, se está convirtiendo en un espectador durante fases amplias en los partidos. La solvencia que demuestran hombres como Deivid, Murillo o David García —Lobera, definitivamente, cuenta con los tres sin distinción— ha ayudado de manera capital a aumentar la seguridad sobre el arco del argentino, y a construir la obra desde la base. No desde el tejado.

En el trabajo colectivo, aunque parezca una contrariedad, destacan todos de forma individual. Desde Thievy en el comienzo de la presión, al kilometraje mareante de Momo o Nauzet Alemán, pasando por el sacrificio de desgaste de Javi Guerrero o de los pivotes —trabajo sobresaliente de unos incombustibles Vicente Gómez y Hernán este martes en Vallecas—. Todos corren. Todas sudan hasta la extenuación. Esa la clave principal del trabajo de un equipo, e-qui-po, que empieza a brillar por la salud envidiable del bloque.


Suma además valores que tienen el sello de Lobera, más allá de rectificaciones tácticas. No se sonríe hasta el final del partido, se aprietan los dientes en cada balón dividido y se golpea siempre primero. Los amarillos son aguerridos, se niegan a poner la otra mejilla y confían que tras el trabajo lo natural es la recogida de una suculenta cosecha. En la vanguardia el representativo tiene un punch demoledor. Con eso basta. La próxima parada, por la preciosidad del escenario y el ambiente de la mareona, será especial. En Gijón esta Unión Deportiva tiene la oportunidad de demostrar que este curso, tras tantas temporadas absorta en la mediocridad, no va de farol. Humildad, seriedad y mucho sacrificio; la línea argumental de un proyecto que desprende buenas sensaciones.