Cuando soñamos juntos, por Miguel HERNÁNDEZ



«Un sueño
que sueñas tú solo
es solo un sueño.
Un sueño
que soñamos juntos
es una realidad».
John Lennon

Espero no ser el único que se ha percatado que este curso es distinto al resto. Espero que no. Llegamos holgados y seguros, como un modélico estudiante que sabe que Física Cuántica no se puede aprobar en el último mes con un cargamento de Red Bull. Tan difícil como sacarse los créditos de un puro sin estudiar es ascender sin haber subido escalones de uno en uno, sin haber saboreado casa episodio tras el duro jornal. Quedan nueve citas que paladear.

Este año tenemos una oportunidad única. Los planetas parecen alinearse. Se hace complicado recordar un curso que desprendiera tanta ilusión como el presente entre los seguidores amarillos. Esto es culpa de Sergio Lobera y unos jugadores que amenazan con hacer estallar de euforia a esta maravillosa Isla, tan necesitada de noticias positivas como del llover. Y es que Gran Canaria, tierra fértil, es igual de agradecida en su gente que el verdor que brota en sus cumbres con unas pocas gotas de agua. Nos cuesta sonreír al principio, pero después no hay quién nos quite la mueca incrédula al barruntar: ¿Y si este año subimos? Ustedes entienden el sentimiento que tan mal he descrito.


Es el momento que el abuelo, el padre y el hijo vuelvan a reencontrarse en el Estadio como lo hacían en el Insular con sus bufandas amarillas ondeando al viento. Un recinto deseoso de cariño acogerá la magia que supone vivir un tramo final con un pueblo rebosante de ilusión. Atrás queda el tropiezo del Guadalajara. Los jugadores no volverán a fallar con un ambiente parecido que se dará, por seguro, ante el Hércules este sábado. La Primera División no está tan lejos, tan solo hay que soñar juntos para hacerlo realidad.

por Miguel Hernández
twiter_25 @mhernandez
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