La capacidad de reacción es un aspecto fundamental en un entrenador. Saber leer el juego de tus pupilos, el de tus contrincantes, distinguir estados de ánimo y minimizar defectos para no salir sonrojado. Lobera demostró tener el coraje de modificar una idea arraigada ya en su formación futbolística una vez transcurrido un buen tramo de temporada y, ahora, para muchos, su asignatura pendiente es la de ganar en celeridad a la hora de cambiar ciertos aspectos durante un partido. Sustituciones tardías, alinear a jugadores que no demuestran óptimas condiciones físicas… Está claro que todos llevamos un técnico frustrado en nuestro interior, aunque extrañamente no lo hemos sabido explotar. O será que nuestro ‘alter ego entrenador’ no es tan bueno como creemos…
Han sido varios los comentarios que he podido leer estos días sobre la falta de frescura del aragonés a la hora de mover piezas tras las expulsiones en Córdoba. Recibiendo dos bofetadas tan rápidas como las propinadas en el Nuevo Arcángel, y con desventaja en el marcador, considero que Lobera tomó la decisión más apropiada. Haber realizado un cambio defensivo hubiese lastrado las oportunidades para generar peligro, y la superioridad en el eje del terreno de juego del Córdoba no era tan manifiesta como para tener que reforzar el mediocentro. Las ocasiones, aun con 9 jugadores, se crearon: mano a mano de Thievy, golazo de Chrisantus y penalti no señalado —un bagaje meritorio que, equipos con 11 efectivos, no son capaces de generar—.
Además, ya se pudo comprobar en Almería que esta Unión Deportiva no sabe jugar a especular. Ahí, viéndose obligada a aferrarse en inferioridad a un resultado favorable, defendió de forma nefasta y sólo un milagro permitió a los amarillos regresar con tres puntos en el zurrón. No es un equipo que sepa atrincherarse. Es un equipo que tapa esos defectos de la forma que mejor sabe: haciéndole llegar a sus atacantes el balón de la forma más rápida posible. Que sean ellos quienes generen, quienes sorprendan. Para eso se les paga. Igual que Lobera cobra por dominar el aspecto táctico. Marrará unas veces, igual que los goleadores. Nosotros, desde fuera, podemos criticar esquemas, reclamar a Pando o extrañarnos porque Nauzet siga sin galopar por la banda. Las decisiones nunca complacerán a todos. Pero la recompensa que puede llegar es demasiado hermosa como para perdernos en un laberinto de reproches.
por Carlos Torrent
@ctorrent
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