Una mejoría que nace a partir del triángulo

Las Palmas empató pero tuvo minutos muy buenos durante varios tramos del partido. Grandes minutos originados de la magia que se crea cuando combinan tres futbolistas de la talla de Apoño, Masoud y Valerón. La mejora en el juego que mostró el equipo de la mano del triángulo que forman los tres, es la nota positiva del partido. 

Apoño regresó al once tras su sanción / Samuel Sánchez (udlaspalmas.net)
Apoño regresó al once tras su sanción / Samuel Sánchez (udlaspalmas.net)

Los buenos futbolistas se entienden siempre y Las Palmas cuenta con muy buenos ‘peloteros’. Fundamentalmente tres. Un trío de futbolistas que pertenecen a otra categoría y cuya manera de jugar sólo se entiende con la pelota pegada al pie y jugada a ras de césped. Apoño, Masoud y Valerón volvieron a ser el triángulo mágico de la Unión Deportiva.

Hacía tiempo que no coincidían sobre el terreno de juego y su combinación se hizo notar. El juego del equipo grancanario mejoró de manera notoria respecto a la imagen dada en las jornadas finales y aunque el resultado no fue fiel reflejo de la superioridad de la Unión Deportiva, lo mostrado sobre el césped invita al optimismo a la parroquia local.

Se echaban de menos la cantidad de aspectos positivos que aporta Apoño cuando está sobre el terreno de juego. El mediocentro malagueño volvió  a insular al centro del campo insular esa tranquilidad tan característica que le acompaña cuando posee el esférico. Apoño no arriesga, juega fácil y siempre con criterio. Y eso lo agradecen sus compañeros, que más liberados de tareas creativas, focalizan su atención en perforar la meta rival. Sobre todo Valerón, que sin la necesidad de llevar el peso del juego desde posiciones más atrasadas, se limitó a moverse por el frente ofensivo regalando asistencias a sus compañeros, aunque éstas no encontraron su premio.

A pesar de todo ello, el jugador de la Unión Deportiva que más destacó fue el tercer integrante del triángulo mágico del equipo, Masoud Shojaei. El iraní cuajó un gran encuentro rememorando las buenas actuaciones que presentó al inicio del curso y redondeó su gran tarde con un gol a la altura de muy pocos. El talentoso futbolista persa recibió un balón colgado por Aranda – que dio las dos asistencias de los dos goles del partido – y con toda la tranquilidad del mundo con un rival delante, bajó el balón, orientó el cuerpo y colocó el esférico en la escuadra. Una obra de arte en la que la parsimonia del iraní contrastaba con los gritos nerviosos del público que le pedía una ejecución más precipitada.

A partir de ahí llegaron los mejores minutos de Las Palmas. Con la superioridad en el marcador el equipo se soltó y se volcó al ataque en busca del segundo tanto de la contienda. Pudieron lograrlo tanto Nauzet como Masoud, pero no estuvieron acertados en sus respectivas definiciones. No obstante el gol acabaría llegando en la segunda mitad. Una incorporación al ataque del central Aythami Artiles encontró a los mejores aliados posibles que le iban sirviendo asistencias a medida que el de Arguineguín avanzaba en su carrera. Tras dos paredes en las que Valerón y Aranda habilitaron a Aythami, el central superó a Miño como si de un delantero nato se tratase. Dos a cero y media hora por delante. Lo que no se concebía entonces es que el equipo fuese capaz de tirar ese resultado por la borda.

El Mallorca logró empatar el partido y el árbitro se erigió en protagonista al no pitar un clarísimo penalti sobre Nauzet Alemán en la última acción del encuentro. La Unión Deportiva dejó escapar dos puntos en un partido que tenía ganado, pero también recuperó sensaciones que parecían olvidadas. Lo normal es que jugando así se ganen muchos partidos. Más aún si el triángulo que forman Apoño, Masoud y Valerón sigue funcionando como lo hace.











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