Un alto en el camino, por Néstor CEBRIÁN



OPINIÓN | Hay que ver que curiosa es la polisemia. Usted pregunte a una persona sobre Santo Domingo y es posible que le venga a la mente hoteles, playas y pulseritas, algún creyente se sabrá la vida y obra de dicho santo y lo habrá que lo asocie a las fiestas de su pueblo. El mismo ejercicio sucederá con Alcorcón. Ahora, pregunte usted por Santo Domingo y Alcorcón a un aficionado de la UD y como si de estigmas se tratara le iba a salir cardenales en las piernas, y no de esos que eligen Papas, además le recorrerá por todo su cuerpo una sensación de derrota. Porque ya es tradición ir a No Eurovegas city y venirse de vacío. A lo hay que sumarle Bordalás. Un entrenador que sabe la receta para vencer a la UD. Para ello necesita, intensidad, fuerza, patadas, marcar primero y un árbitro que le de lo mismo 8 patadas que 80. Claro que cuando falta uno de esos ingredientes, el plato ya no sale igual.

Porque el Alcorcón sacó a pasear la fuerza y la pierna. Las Palmas, no. Y, cuando asomaba la patita, las tarjetas paradójicamente caían del lado canario. Ya lo decía Alfred Julbe sobre Aíto “haz 20 faltas y te pitarán 20; haz 200 y también te pitarán 20”. Esas cosas pasan y, si además te arbitra la boba, puedes incluso acabar diez por nada. Aunque bien pudo quedarse antes por algo más que nada. Claro que en este juego de supuestos, no debemos olvidarnos de la reiteración unilateral de faltas. No obstante, todo sea dicho, con reiteración o sin ella, hoy la UD no fue la UD. La construcción ofensiva se desconectó, pasó contra el Sporting durante un buen tramo del partido pero ahí sacó a relucir pegada, hoy no sacó a relucir nada, solo la rabia del que se siente perjudicado.

No obstante, una mala tarde la tiene cualquiera, y lo habitual es que en Santo Domingo la UD no festeje. Ya pasó con Jémez, con Juan Manuel y con Lobera. Pero de esto se debe aprender. La ruina de Apple, comentaba Steve Jobs, llegó porque no se pararon a analizar la razón del éxito del Macinstosh, pensaban que sucedió porque estaban tocado por una varita. Obviamente no, y cuando lanzaron el Macintosh 2, ese desinterés analítico casi se lleva a la compañía por delante. Así pues, Las Palmas no hizo 16 puntos de 18, porque estaba en flor como los almendros de Tejeda. No goleó simplemente porque la pelota entraba. No encajó tan poco porque Lekic o Scepovic no tuvieron la mañana, o Aníbal, o Xisco, o Renella o Kike García. Lo hizo por muchas razones, las mismas que hoy no aparecieron y que el cuerpo técnico y jugadores sabrán mejor que nadie cuáles son, independientemente del del pito. Es obvio que los rivales intuyen cual es el camino para poder parar a los amarillos, lo hizo el Sporting a lo que le añadió su calidad en ataque. Pero nosotros sabemos que lo saben. Si pasa el jugador no pasa la pelota. Uno de los primeros mandamientos del fútbol. Eso ya lo hizo Acciari en casa y acabó en la caseta con doble amarilla. Lo normal. También el Castilla, el Depor y el Recre. Hace un año la UD acabó con nueve en el minuto veinte ante el Córdoba, habiendo hecho tres faltas, la siguiente jornada los amarillos ganaron 4 a 2 al Sporting, con susto y uno más. No siempre pitará la boba, no siempre el hace 33 faltas, acaba con uno más y gana. La semana pasada la UD se quitó la espina que llevaba clavada desde el Guadalajara, la que viene tenemos la posibilidad de hacer lo propio con la del Hércules. Que la Maccantidad nos acoja esta semana, especialmente a los desplazados que tan bien se les oía por la televisión. La chispa que prendió ante el Girona no puede apagarse con facilidad.


[box size=»large»]nrobaina_200por Néstor Cebrián
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